¿Se ha impuesto el linaje de la trucha alemana a la autóctona asturiana?

La Voz REDACCIÓN

ASTURIAS

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, trucha, anguila, bordallo y carpa.De izquierda a derecha y de arriba a abajo, trucha, anguila, bordallo y carpa
De izquierda a derecha y de arriba a abajo, trucha, anguila, bordallo y carpa

La Universidad de Oviedo encabeza una investigación europea para analizar los ecosistemas de los embalses, el flujo de las especies y el efecto de los pantanos en el territorio

25 may 2016 . Actualizado a las 12:50 h.

 ¿Existe aún un linaje de trucha autóctona asturiana o se han impuestos otras especies? ¿Qué poblaciones de peces habitan en los embalses? La Universidad de Oviedo lidera una investigación europea que podría despejar toda estas incógnitas. En realidad, el punto de partida de este trabajo son los embalses. Los pantanos ofrecen desde un punto de vista medioambiental pros y contras. Proporcionan agua para el consumo humano y para el regadío, energía eléctrica, actividades de ocio y algunos de ellos podrían catalogarse incluso como patrimonio histórico. Plantean, sin embargo, problemas de gran sedimentación, riesgos de rupturas, interrumpen la conexión de la biota a lo largo del río y, por lo tanto, también el flujo de especies migratorias. Así la investigación analizará ahora los efectos tanto positivos como negativos con el propósito de resolver problemas y rentabilizar sus ventajas.

El proyecto AMBER, que responde a las siglas inglesas Adaptative Management of Barriers in European Rivers (Gestión Adaptativa de las Barreras en Ríos Europeos), cuenta con una financiación europea superior a los 6 millones de euros y un plazo de ejecución de 48 meses. Su puesta en marcha está prevista para el 1 de junio de este año. En total, 19 instituciones de doce países europeos, coordinados por la Universidad de Swansea, en Gales, colaboran con  el proyecto. La Universidad de Oviedo se encargará de liderar los dos casos que se estudiarán en la Península Ibérica. Analizarán el río Almanzora, en Málaga, como ejemplo de la cuenca mediterránea, y los embalses del Alto Nalón, en Asturias, como paradigma de las cuencas atlánticas. 

La profesora Eva García Vázquez, catedrática del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo, explica que, además de estos dos casos de Málaga y el Alto Nalón, los investigadores asturianos también diseñarán un kit molecular basado en ADN ambiental para evaluar la conectividad de las poblaciones de peces, invertebrados y algas, a lo largo de los ríos, y también para detectar las especies invasoras a partir de muestras de agua. Además, los profesores de la Universidad de Oviedo participarán en un inventario de embalses de la Península Ibérica y desarrollarán una herramienta de investigación socioeducativa para averiguar la percepción que tienen los habitantes de las cuencas de los embalses sobre su utilidad, ventajas y desventajas y posibilidades de mejora. Todas estas acciones se realizarán teniendo en cuenta precisamente a la población que vive en el entorno de estos embalses Los primeros pasos ya se han dado. La toma de contacto con un grupo de pescadores del Alto Nalón se produjo hace unos días. Los científicos de la Universidad han pedido colaboración para recoger muestras de escamas de la zona dorsal de los peces, fundamentalmente de truchas, que serán sometidas más tarde a pruebas de ADN.

La profesora Eva García Vázquez explica que, en el caso de España, se ha elegido el Alto Nalón porque ofrece dos embales muy característicos de las cuencas atlánticas: Tanes y Rioseco, porque contienen, además, zonas protegidas como el Parque Natural de Redes, por la conservación de sus recursos naturales, sobre todo, de trucha autóctona y por la planificación de un nuevo pantano en la zona de Caleao.

Esta investigadora añade que, en Asturias, se conocen algunos problemas derivados de la introducción de trucha importada de Alemania. Estudios previos al AMBER determinaron, tras analizar ADN de 3.000 ejemplares y sin necesidad de matar a uno solo de ellos, que la trucha originaria de Alemania se adapta mejor a las aguas calmadas que la autóctona y, por tanto, se concentra en los embalses. Comprobaron además que los linajes nativos e importados pueden hibridar. Lo que se pretende averiguar ahora es qué ha ocurrido diez años después de los primeros estudios. «¿El linaje exótico gana terreno al autóctono? ¿Cómo ha influido en el embalse? Son algunas de las cuestiones que queremos determinar con este nuevo trabajo», comenta esta investigadora. Al margen de la trucha, el proyecto AMBER permitirá estudiar, también en el caso de Asturias, otras especies que habitan en los embalses y aguas arriba; por ejemplo, los investigadores observarán si aún quedan ejemplares de anguila (Anguilla anguilla), y posibles especies exóticas como la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), la carpa (Cyprinus carpio), o el bordallo o cacho (Squalius carolitertii).