«Sería muy simplista achacar un resultado que no esperábamos sólo a nuestros fallos»

Pablo Batalla REDACCIÓN

ASTURIAS

Sofía Castañón
Sofía Castañón

La cabeza de lista de la candidatura conjunta de Unidos Podemos en Asturias valora los resultados electorales de la coalición, menores de los esperados, pero que en su opinión demuestran una tendencia «imparable»

29 jun 2016 . Actualizado a las 13:44 h.

Ver el vaso medio lleno y no medio vacío: tal parece ser la consigna en Podemos después del fiasco de las elecciones del 26-J, que no dieron lugar al anhelado sorpasso y supusieron para la suma de Podemos e Izquierda Unida una sangría de un millón de votos, aunque también la consolidación, gracias a cinco millones de votos que parecían quiméricos hace sólo dos años, de una alternativa de izquierdas al bipartidismo. Sofía Castañón, número 1 de la lista de la coalición Unidos Podemos en Asturias, prefiere ver las cosas a través de este último prisma.

-¿Por qué ha perdido Unidos Podemos un millón de votos con respecto a los que en las anteriores elecciones habían obtenido por separado Podemos, Izquierda Unida y las confluencias?

-Yo creo que no podemos hablar de pérdida en la medida en que en el conjunto del Estado seguimos teniendo una representación de 71 diputados y diputadas, que en Asturies seguimos teniendo también la representación que teníamos y que hemos subido diez mil votos con respecto a las anteriores elecciones. En cualquier caso, es cierto que la suma aritmética que esperábamos, y que incluso esperábamos que fuera más que una suma, no ha tenido lugar. Pero sólo tres días después del 26 de junio es pronto para hacer al respecto algo que sea lo bastante reflexionado. Hay muchos factores y hace falta un análisis que cuente también con las primeras sensaciones, un poco más dérmicas, pero que sobre todo sea un análisis reposado basado en datos y en mucha reflexión y autocrítica.

-Vistas las cosas en perspectiva, ¿cree que fue buena idea coaligarse con Izquierda Unida? ¿Hubiera sido mejor concurrir por separado a estos nuevos comicios?

-Vistas las cosas en perspectiva y a posteriori, todo el mundo se convierte en un experto o en una experta. Me parece que los contrafácticos no nos llevan a ningún punto. Lo que hay que hacer ahora es plantearse las cosas hacia delante; cómo hay que hacer las cosas de tal manera que nadie se sienta atrás y que se vuelva a llamar a la ciudadanía y a la mayoría social a confiar en este proyecto que tenemos y que vamos a seguir teniendo. Hay un cambio en marcha que no va a ser tan rápido como nos gustaría, pero que es ya irreversible, imparable, y no debemos caer en hablar únicamente de nosotros y nosotras mismas. Debemos hacer autocrítica, pero colocando los focos donde hay que colocarlos y hablando de cuestiones preocupantes que van más allá de nuestra coalición, de Podemos y de Izquierda Unida, como es que en Asturias haya subido veinte mil votos el Partido Popular y que también haya mejorado resultados en el conjunto del Estado incluso cuando la última semana antes del 26-J conocíamos las escuchas de Fernández Díaz con la connivencia de Mariano Rajoy.

-Ha habido un descenso importante de los apoyos a Unidos Podemos en las capitales en las que gobiernan las candidaturas de unidad popular apoyadas por Podemos, los llamados Ayuntamientos del cambio. ¿A qué achaca ese desgaste en ciudades en las que Podemos gobierna?

-Tenemos que analizarlo, y seguramente ese retorno simbólico al bipartidismo se explique por el éxito evidente del discurso del miedo, que no hemos sabido contrarrestar con nuestras propuestas, en un contexto internacional desfavorable, como explica Santiago Alba Rico en un artículo reciente, pero insisto, a mí me preocupa más el análisis de por qué ha subido de esta manera el Partido Popular en territorios (pienso en Valencia, pienso en Granada, pero pienso en muchísimos otros más: Madrid, Barcelona, Las Palmas, Murcia) en los que se han destapado casos de corrupción del Partido Popular desde el 20-D. Los resultados del 26-J son desoladores no en lo que tiene que ver con nuestra organización y nuestra coalición, sino en general, y eso nos tiene que llevar a una reflexión importante.

-Gaspar Llamazares señala como causa del fracaso de Unidos Podemos lo que considera una falta de credibilidad de la estrategia de moderación seguida durante la campaña, con esas profesiones de fe socialdemócrata que tanto han dado que hablar. ¿Considera justa esa crítica?

-Yo creo que en esta campaña se nos preguntó mucho por las etiquetas y que en los últimos años hemos aprendido que las etiquetas no acaban de nombrarnos como mayoría social. Me parece que responder a esas preguntas sobre las etiquetas ha podido generar distancia con la mayoría social de este país, que en gran parte quiere ser nombrada de otra forma. El debate no debe ser tanto qué etiqueta utilizar sino si lo que ahora mismo es la sociedad se puede reducir a una etiqueta. Me parece que hay que tener eso en cuenta.

-Llamazares también critica cómo se gestó la coalición. Considera la confluencia deseable y necesaria pero opina que el abrazo entre Izquierda Unida y Podemos fue apresurado y «de laboratorio», fruto de la decisión unilateral de las cúpulas y no de un proceso verdaderamente participativo. ¿Comparte esas críticas?

-Creo que son demasiado rápidas. Los días siguientes de un resultado que no es el que se espera siempre se emiten muchas opiniones, porque a posteriori todo se ve con mucha claridad, pero en el momento no es tan sencillo. Creo que hay fallos evidentes, pero que también hay aciertos y creo que en todo caso sería muy simplista achacar el resultado sólo a nuestros fallos. Hay cosas que trascienden a nuestra organización y a nuestro entorno más cercano sobre las que también hay que reflexionar. Y hay que reflexionar colectivamente, hablando incluso con quienes no nos son afines, no de manera individual.

-Dado que lo más probable ahora es un Gobierno netamente de derechas, ¿cree que Podemos debería haber aceptado, después del 20-D, la propuesta del PSOE de un pacto que invistiera a Pedro Sánchez y que, contando con Podemos, también incluyera a Ciudadanos?

-Creo que habría sido mejor que el partido socialista hubiera apostado por Podemos y no por Ciudadanos; que hubiera apostado por la universalidad de la sanidad y no por el copago farmacéutico; que hubiera apostado por los intereses de la mayoría social como prioridad y no por los del IBEX-35.

-¿Existe ahora la posibilidad, por remota que sea, de ese pacto con Ciudadanos, que sigue sumando mayoría absoluta?

-Un pacto que conlleve mantener las políticas que han traído la desgracia a tantísimos hogares en este país, que nos han empobrecido y han aumentado nuestra desigualdad, evidentemente no nos va a encontrar. Un pacto que mantenga las políticas de austeridad y recortes del Partido Popular, aunque sea con otro nombre, no nos va a encontrar.

-¿Estamos, en consecuencia, abocados a un nuevo Gobierno de Mariano Rajoy o sigue siendo posible un pacto a la valenciana entre PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas?

-Dependerá de lo que haga el partido socialista. Nosotros no vamos a apoyar ningún Gobierno de Rajoy ni por activa ni por pasiva, faltaría más.

-¿Ha tocado techo electoral la izquierda española? ¿Se ha perdido una oportunidad histórica que no va a volver a producirse?

-No, hay un cambio en este país que es irreversible. Va a tardar, me temo, un poco más de lo que querríamos, aunque también es verdad que llevábamos un ritmo en los últimos dos años, ahora hablo de Podemos, bastante vertiginoso, dándonos un crecimiento que ahora se ha consolidado. Pero el cambio va a acabar sucediendo. Es imparable y además es necesario, porque no podemos seguir con estas políticas que empobrecen a la mayoría de este país y que nos hacen retroceder en todos nuestros derechos.

-¿Qué va a suceder ahora en Podemos? ¿Cómo va a ser el proceso de digestión de estos resultados adversos? ¿Es posible que haya dimisiones de las personas que dentro del partido abogaron por el pacto con Izquierda Unida?

-Se hará una reflexión de todo esto con las bases y con los órganos sin perder de vista los términos absolutos: en dos años tenemos 71 diputados y diputadas en el Congreso que en términos relativos pueden parecernos, y de hecho lo son, menos de lo que esperábamos, pero que sigue siendo un resultado bueno que nos permite consolidarnos como una alternativa al sistema establecido, demostrando además que no somos fruto de un día sino que nos mantenemos. Pero es importante que hablemos menos de nosotros mismas que de las necesidades que tiene este país y que, con el respaldo de cinco millones de votos, tenemos la tarea de solucionar. No tiene tanto sentido preguntarnos cómo funcionamos internamente, porque nuestros procesos ya son transparentes y abiertos.