«La ciudadanía tiene pocos reflejos democráticos ante la corrupción policial»

Pilar Campo GIJÓN

ASTURIAS

El periodista Jorge Cabezas presentará su libro «Asuntos Internos», donde ahonda en las tramas corruptas» en la Semana Negra. Denuncia el acoso que sufrió el capitán Virgilio por acusar a sus mandos en Vegadeo

11 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El acoso y persecución a la que se ven sometidos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado que han denunciado las prácticas corruptas en la institución y la oscuridad que envuelve a muchos casos de denuncias contra sus superiores jerárquicos están contenidos en el libro Asuntos Internos, del que es autor el periodista Jorge Cabezas Moreno (Madrid, 1958). Uno de los capítulos está dedicado a la trama de los vales de gasolina en Vegadeo que destapó el entonces capitán Virgilio. La obra se presentará mañana, martes, día 12, a las 21 horas, en la Semana Negra, en Gijón, y contará como maestro de ceremonias con Alberto Llana, representante en Asturias de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que ha auspiciado la mayoría de las denuncias por irregularidades en el instituto armado.

-¿Qué papel ha tenido la AUGC en sus investigaciones periodísticas?

-La AUGC es una de las asociaciones que más está luchando contra la corrupción policial dentro de la Guardia Civil.

 -¿Ha tenido presiones a la hora de documentarse para su libro?

-He visto mucho miedo, silencio, mucha protección y cautela, muchos intereses y demasiadas reticencias al abordar la corrupción policial. Es un tema tabú. Da miedo tocarlo y abrir esa puerta. No sé por qué. Puedo tener muchas explicaciones. He constatado cómo mucha gente que denuncia la corrupción policial es perseguida dentro de los propios Cuerpos, los fiscales y jueces instructores se ven sometidos a presiones y los medios de comunicación son poco proclives a hablar de ello.

 -¿Cuál fue el origen de la publicación?

-Es un libro que empieza con la historia de la muerte de Lucía Garrido en Málaga, en un caso que fue archivado y se reabrió gracias al empuje de la familia y AUGC. Me pareció muy fuerte que hubiera sucedido en un país democrático. He visto miedo en el Caso Carioca, hablo del robo de droga en dependencias policiales, de la prostitución, y de cómo no hay correlación con las sentencias.

 -Reserva un capítulo para el caso de los vales de gasolina de Vegadeo.

-Sí. Al entonces capitán y hoy ya comandante Virgilio le sometieron a un estrés y a un régimen disciplinario, le acosaron y persiguieron. Me sorprendió mucho que se pudiera fabricar pruebas falsas. Con el comandante Virgilio tuve varias conversaciones y seguí su caso. Me pareció sorprendente que se pudiera intentar arruinar una vida por denunciar una serie de prácticas corruptas. Se fue contra él de una forma brutal. Menos mal que el Tribunal Supremo, al cabo de unos años, le dio la razón. En caso contrario, hubiera quedado como una persona medio loca y hubiese perdido todos sus derechos. Algo falla en el modelo policial y en el sistema democrático.

 -¿La Justicia llegó tarde para restituirle?

Hasta que su caso llega al Supremo y resuelve, son unos años de sufrimiento y calvario que no se los quita nadie. Ya sabemos qué lenta es la Justicia en este país. Lo lamentable es que hasta que llega al Supremo no se anulen las sanciones que se le impusieron, pero afortunadamente a veces la Justicia también triunfa. Y, en este caso, el Supremo le dio la razón, le tuvieron que pagar los atrasos, dar el destino y además le dijeron que era un guardia civil honrado, que había cumplido con su deber. A mí lo que me sorprende es que haya que llegar hasta el Supremo y haya que pelear, ser tan jabato y tener actitudes tan heroicas para no dejarte apalear y hundir, porque el hundimiento viene por los superiores, que son los que tenían que haber velado por proteger su dignidad.

 -Es difícil denunciar a los propios mandos de los que depende la investigación.

-El problema es que hay muchos vicios adquiridos, está todo muy enquistado y hay muchos intereses creados. Es lo que les ha pasado a los de la AUGC de Málaga, a Asuntos Internos en el caso Carioca o el de la Comandancia de la Guardia Civil de Lugo que colaboraba con la juez Pilar de Lara, que les hicieron la vida imposible. Incluso la propia juez tuvo que pedir amparo al Consejo General del Poder Judicial y a la propia Comandancia para decirles que ya estaba bien de tanto acoso y tanto hostigamiento. Es un sistema cerrado, privilegiado, mientras no te metas con él y vayas transigiendo bien, pero si en algún momento te metes con él es peligroso para tí.

 -¿Hay poco reproche social para los casos de corrupción policial?

-Hay un efecto psicológico. A priori, la gente tiene que confiar en los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado. A la ciudadanía le cuesta pensar o creer que los que están para proteger pueden estar incumpliendo el mandato de la protección y de respeto a nuestro derecho y puedan estar aprovechándose de todo el poder que tiene para llevar el agua a su molino. La sociedad tiene muchas reticencias y no es capaz muchas veces de pensar que esto puede pasar. Las Fuerzas de Seguridad tienen un plus y en la ciudadanía tenemos pocos reflejos democráticos. Una persona que está instruyendo una causa tiene que ser honesta, veraz, no puede falsificar una diligencia, no puede manipular y todo esto por desgracia sucede.

 -¿Cómo se combate este silencio?

-Fundamentalmente, apoyando las denuncias que hacen desde las asociaciones de guardias civiles y sindicatos policiales, que son los que habitualmente denuncian estas prácticas. En segundo lugar, con un planteamiento de brigadas de Asuntos Internos tanto de la Guardia Civil como de la Policía o los Mossos de Esquadra que no pueden depender de los propios Cuerpos. He hablado mucho para elaborar el libro con juristas, fiscales Anticorrupción o la magistrada del Supremo Margarita Robles. Ellos proponían que para que funcionara bien la brigada de Asuntos Internos debía depender de otro organismo ajeno, bien de la Fiscalía Anticorrupción o de un juzgado especial. Las brigadas están mediatizadas, de forma que se investiga dependiendo de lo que diga el mando. Últimamente estamos viendo disputas internas dentro de los clanes policiales. Las Brigadas deben ser independientes de los Cuerpos Policiales y la ciudadanía debe ser consciente de que los abusos o la corrupción policial es una de las cosas peores que le puede pasar al sistema democrático. Le damos mucho poder y si no se utiliza bien nos metemos en un pozo negro del que es muy complicado salir porque se va enmarañando y envenenando.

-¿Cómo se responde ante estos casos corruptos?

-En Granada, por ejemplo, el coronel Santaella, imputado por narcotráfico, fue denunciado cuando estaba de comandante ante sus comportamientos extraños frente a este tema. Se tapó todo. Él siguió ascendiendo y cuando se reabrió la causa, porque había salido una nueva pista, la juez de Granada empezó a tirar del hilo. Lo más grave es que el coronel Santaella ya había hecho el curso de general y estaba a expensas de que el gobierno del Partido Popular le nombrara general.  Esto plantea muchas preguntas y dudas de lo que está pasando.