El peligroso envejecimiento de la plantilla de funcionarios de Villabona

Pilar Campo OVIEDO

ASTURIAS

Acaip alerta sobre la avanzada edad de los trabajadores de la cárcel, con una media de 55 años

20 oct 2016 . Actualizado a las 14:17 h.

La Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP) ha advertido del envejecimiento de la plantilla de trabajadores actualmente adscritos a la macroprisión de Asturias, con una media de edad que ronda los 55 años, especialmente en áreas de Vigilancia. El sindicato mayoritario en la cárcel asturiana ha asegurado que la situación será «insostenible» en el plazo de cinco años si la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias no se replantea la política de personal y aborda sin dilación la necesidad de ampliar la dotación de efectivos con savia nueva y más rejuvenecida que esté en plenas condiciones físicas y psíquicas. De seguir la tendencia actual, podría darse el caso de que hubiera funcionarios con 65 años realizando labores de control a los internos en los módulos. 

Los representantes del sindicato han elaborado un informe muy detallado sobre el grupo de edades predominante en cada área que conforman la prisión asturiana. El estudio ha puesto de manifiesto el riesgo que se corre en el caso de que no se ponga coto a esta situación, especialmente por la falta de personal. Según los datos que maneja Acaip, actualmente hay más de 50 vacantes y las expectativas no son excesivamente optimistas. 

Ningún funcionario menor de 35 años 

En Villabona hay actualmente 1.306 internos y 422 funcionarios repartidos entre las distintas áreas de trabajo: un total de 236 corresponden al área de Vigilancia y 186 al resto de áreas, como oficinas, área mixta, tratamiento y sanitaria. De estos trabajadores, no hay ninguno menor de 35 años, siendo la media de edad de 55 años. Los 345 trabajadores mayores de 50 años representan el 81,7% del global, y en esta horquilla, hay 190 que pertenecen al área de Vigilancia, lo que supone el 45% de los trabajadores del centro penitenciario y el 80,5% de los trabajadores de Vigilancia.

El delegado de Prevención Laboral, Pedro, el delegado sindical, Joaquín, y los miembros de la sección sindical, Manolo y Tino, hicieron especial hincapié, en la presentación del informe, en la preocupación que, para el sindicato, representa la situación que se plantea en el horizonte de los próximos cinco años, ya que en el período comprendido entre los años 2017 y 2021, habrá 82 trabajadores de Vigilancia en disposición de acogerse a la jubilación, lo que supone el 34,7% de los efectivos de este área.

De esta forma, en el próximo lustro, el 44,1% de los trabajadores de Vigilancia podrán acogerse a la segunda actividad, lo que implica que pasarían a ejercer labores de oficina y dejarían de desarrollar trabajos en el interior, donde hay un contacto directo con los internos las 24 horas del día. Si a esto se une el número de efectivos que alcanzarán la edad de jubilación en el mismo período, excluyendo a 32 trabajadores (13 que cumplen 57 años el próximo año y 60 años en el año 2020 y otros 19 que cumplen 57 años en el año 2018 y 60 años en el año 2021), que se solaparían, representan un número global de 138 trabajadores de Vigilancia, que suman el 58,5% de los efectivos de este área.

Vigilando a los internos con 65 años

«Entre jubilaciones por edad y segunda actividad, casi el 60% de los trabajadores de Vigilancia del Centro Penitenciario de Villabona abandonarán las tareas de Vigilancia y los que  queden para continuar esta labor serán pocos y no precisamente jóvenes», señalaron los representantes sindicales.

Acaip ha defendido la necesidad de rejuvenecer las plantillas prácticamente desde sus inicios, en el año 1990, para evitar precisamente que los funcionarios, especialmente los de Vigilancia, puedan acabar «quemados», por el desgaste intrínseco a las características propias de su responsabilidad profesional, ya que muchos de ellos llevan una trayectoria de décadas en este trabajo, y pueden darse casos de que no estén en plenas condiciones físicas y psíquicas idóneas. «En Interior podría haber gente en Vigilancia con 65 años», ratificaron, ya que es una decisión voluntaria poder acogerse a los 57 años a la segunda actividad. Unos optan por tareas administrativas por «higiene mental» y otros prefieren quedar como están, al estar acostumbrados a horarios, descansos, etcétera. El sueldo es el mismo, por lo que se trata de una decisión puramente personal.

La falta de personal es un mal endémico en las prisiones españolas y la cárcel asturiana no es una excepción. A ello se suma que las oposiciones para proveer de savia nueva no se convocan todos los años. Las nuevas oposiciones contemplan 334 plazas para 70 centros penitenciarios, por lo que en el mejor de los casos habría una media de cuatro plazas por centro.

Las UTEs y las agresiones 

En cinco años, de las 236 personas que hay trabajando en el área de Vigilancia, si no hay una reposición de efectivos, quedarán menos de cien personas para atender a 1.306 reclusos en Asturias, incluidos los internos del Centro de Inserción Social (CIS), como corroboran los representantes de Acaip, que presentaron el estudio en la sede de la Unión Sindical Obrera (USO) de Oviedo.

Los portavoces del sindicato mayoritario se mostraron a favor de una clasificación correcta de los internos para evitar agresiones y enfrentamientos tanto entre reclusos como hacia los funcionarios. Eludieron pronunciarse sobre las quejas por el planteamiento actual de las Unidades Terapéuticas y Educativas (UTEs) de la macroprisión, al circunscribirlas «en un conflicto político. En Acaip estamos para defender a los trabajadores y no se han quejado a nosotros, siendo prácticamente los mismos trabajadores que cuando empezaron las UTEs», indicaron. Y anunciaron que han presentado una queja a la Defensora del Pueblo por su exclusión en el protocolo de agresiones de la Administración General del Estado (AGE), a pesar de que el 60 por ciento de las agresiones se suelen producir en el ámbito de los centros penitenciarios.