«Me reivindico "mala madre", una mujer que ejercita sus propias potencialidades»

J. C. Gea GIJÓN

ASTURIAS

Susana Carro, junto a su hijo Valerio, en una foto del colectivo Offmothers
Susana Carro, junto a su hijo Valerio, en una foto del colectivo Offmothers

El colectivo asturiano Offmothers defiende hace un año desde el arte una concepción de la maternidad que respalda las polémicas posiciones la periodista Samanta Villar

25 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace unos días, colea, especialmente en las redes sociales, la polémica desencadenada por los pareceres de la periodista Samanta Villar sobre su experiencia de la maternidad. La publicación, primero, de su libro Madre no hay más que una; las declaraciones, después, en las que hablaba sin tapujos de la «toxicidad» de la relación maternofilial y de sus demoledores efectos sobre el cuerpo, la mente y la autonomía laboral o vital de la madre, y un agrio cruce dialéctico con la empresa Hero Baby en Twitter echaron gasolina sobre un asunto siempre sensible. Pero Samanta Villar no está, ni mucho menos, sola en sus pareceres sobre la maternidad. Ideas muy similares a las vertidas por la periodista pusieron en marcha hace un año en Asturias el colectivo Offmothers, una iniciativa que, desde el arte y en primera persona, busca ahondar en los conflictos de la matrnidad, amplificar un debate a fondo sobre los lastres culturales e históricos que la condicionan y sobre las posibilidades de ser madre según un modelo distinto. La filósofa, profesora e investigadora Susana Carro, especialista en las relaciones entre arte y feminismo y militante feminista ella misma, forma parte de Offmothers junto a Elena de la Puente, Natalia Pastor, Roxana Popelka, Blanca Prendes, Gema Ramos y Eugenia Tejón. Y es también madre de una niña de 9 años y un niño de 7.

-¿Está de acuerdo con las declaraciones de Samanta sobre la maternidad?

-Cuando Samanta Villar afirma que con la maternidad se pierde en calidad de vida y que la crianza es un proceso agotador me siento plenamente identificada con sus afirmaciones, más aún, añadiría que la maternidad es inclemente. Al esfuerzo físico se añade el cansancio psicológico que causa el paso de las horas y los días como un proceso cíclico, como sucesos periódicos y repetitivos. La planificación de tu vida pasa a estar limitada por los ritmos naturales de tus hijos y vivir se convierte en un bucle de permanente agotamiento.

-¿Es también su experiencia como madre?

-Por supuesto. Mi experiencia como madre es, al igual que la de Samanta, ambivalente. A medio camino entre la satisfacción y el rechazo, el entusiasmo y la resignación, los sueños y la sinceridad e incluso añado el amor y el odio. Aquellas cosas cambian en estas y estas en aquellas porque ni siquiera el amor materno carece de mácula. Afirmar lo contrario es autoengaño.

-«La maternidad está idealizada», critica la presentadora. ¿Qué ideal de madre es ese?

-La maternidad está idealizada porque de ella sólo se cuentan sus luces pero no sus sombras. ¿Y por qué? Porque desvelar las sombras es reconocerse como una anomalía. Yo no encontré en la maternidad la complacencia de ánimo que esperaba y cada vez que hablaba sobre el tema eran muchos quienes me escrutaban buscando en mí la tara, la frustración, el problema personal que me incapacitaba para vivir ese falso ideal. Un falso ideal construido a partir de la perversa identificación entre felicidad y destino biológico, en el caso de las mujeres, felicidad y maternidad.

-¿Quién y por qué promueve ese «falso ideal»?

-Si me permites el tono profesoral te diré que la maternidad es una categoría discursiva que se ha ido modulando, construyendo y reformulando a lo largo del tiempo. En ese proceso el siglo XVIII es un momento clave ya que entonces surge la idea de «hogar» como refugio del varón y salvaguarda de la infancia y, en ese contexto, la idea de la madre entendida como refugio, protectora de los afectos y escuela de virtudes. La fórmula, práctica a nivel económico y jurídico, será justificada por filósofos y científicos llegando hasta nuestros días bajo la idea de la maternidad intensiva, un término acuñado por Sharon Hays para hacer referencia a la maternidad caracterizada por la dedicación total, abnegada y gratuita. ¿Quién ha promovido y promueve este discurso? La sociedad patriarcal. ¿Por qué? Porque garantiza la dedicación total, abnegada y gratuita de las madres ¿Alguien da más por menos?

-¿Se asume, se reivindica entonces como «mala madre», una figura que a su vez reivindicó en uno de sus artículos?

-Las malas madres son, en el ámbito de nuestra tradición, las mujeres que ejercitan su propias potencialidades, las que inventan razones para vivir en lugar de limitarse a repetir la vida. Por tanto yo sí me reivindico como mala madre a la par que entiendo que este es un modelo plurifacético que se deja vivir desde tantas singularidades como mujeres existen.

-¿Hay alguna forma en la que haya hecho partícipes a sus hijos, y muy en particular a su hija, de estas experiencias y posiciones?

-Si, si, por supuesto. En el día a día intento hacer ver a mis hijos que su madre no es sólo madre sino un individuo con un nombre, apellidos, inquietudes y aficiones, un individuo que, si hace renuncias por ellos, han de concederle un valor, no darlas por supuestas como algo inherente a la condición de madre. Un niño no se siente menos querido porque le expliques que las tareas del hogar son duras o que las horas de espera en los parques resultan aburridas…Se siente igualmente querido y, además, aprende a valorar el esfuerzo que los demás hacen y, sobre todo, a anhelar que la vida pueda llegar a ser mejor para todos. Mis hijos son aún pequeñosm, pero en cuestiones emocionales son más realistas que muchos adultos, creo que al encarar el mundo sin prejuicios asimilan más fácilmente la realidad sin necesidad de maquillarla o distorsionarla con falsos ideales.

-¿Cómo describiría hoy por hoy su relación con sus hijos?

-Siempre he sabido que no bastaría el hecho de ser madre para conferir sentido a mi existencia, de ahí que nunca haya querido despojarme de mis inquietudes personales, de mis afanes intelectuales, de las andanzas laborales que me concedieron autonomía o de los vínculos familiares que configuran el principio de mi historia. Pero, he de reconocer, que a lo largo de estos años de crianza no siempre lo he logrado. Guardar algo para mí, reivindicar ciertos intereses personales por encima de los de mis propios hijos me ha resultado más difícil que la entrega a ellos. ¡Fíjate hasta qué punto es pregnante el ideal de la maternidad y hasta qué punto es consensuado por la sociedad, que a muchas mujeres nos resulta más difícil vindicar nuestra entidad propia que escapar al rol de madre! A pesar de todo, en la relación que mantengo con mis hijos procuro darles a entender que si hay algo que alienta mi vida al margen de la crianza eso redundará no sólo en mi plenitud vital, sino también en beneficio de ellos mismos y de la prosperidad en la crianza.

-Todo esto, ¿lo tenía ya claro por sus estudios, posiciones políticas o ideológicas, o ha tenido que ver directamente con el hecho de experimentar la maternidad?

-Todos nacemos de mujer, dice Adrianne Rich, y sin embargo nada sabemos de la experiencia de la maternidad. Ciertamente yo había vivido la experiencia de la maternidad través de hermanas y amigas y había leído y estudiado el tema lo suficiente como para saber que lo que se predica de modo unitario y totalizador suele estar bastante alejado de la vivencia personal. No obstante, la experiencia superó con creces a toda previsión teórica ¿Sabes por qué?

-¿...?

-Porque las mujeres de mi generación, frente a nuestras madres, hemos sido educadas como hijas, no como futuras madres. Hemos sido educadas para ser independientes, pero, tras el parto, se nos exige que renunciemos a nuestra individualidad, nuestro modo de vida, nuestros valores y que convirtamos nuestro proyecto vital en mero satélite de los hijos. El parto no es sólo nuestro nacimiento como madres sino también nuestra muerte como hijas y eso, de lo que nadie te advierte porque ni siquiera se habla de ello, es lo que no se puede tolerar tras siglos de lucha por la igualdad.

Las integrantes de Offmothers, en una sesión de trabajo
Las integrantes de Offmothers, en una sesión de trabajo

-¿Cómo desembocó su experiencia personal en la experiencia colectiva de Offmothers?

-La renuncia frente a los proyectos personales es una de las notas distintivas de la maternidad intensiva. Al hablar y compartir tus experiencias te das cuenta de que son muchas las mujeres que han ido dejando atrás sus proyectos artísticos e inquietudes existenciales porque la maternidad resulta exigente hasta la extenuación. Precisamente es esta experiencia de opresión la que me permite reunir a cinco mujeres artistas durante una residencia en Vallinaoscura organizada por ParaisuRural, y a partir de ahí surge el colectivo.

 -¿Qué pretenden?

-Deconstruir la imagen tradicional de la maternidad para así enfrentar, cambiar, reformar o conocer otras posibilidades de vivirla. También nos interesa reflexionar sobre cómo podemos restaurar el amor de madres para que sea respetuoso con la individualidad de cada mujer y no resulte en exceso dependiente de sus hijos. En definitiva, queremos convertirnos en veta de resistencia contra los referentes tradicionales de la maternidad.

-¿Es un grupo abierto?

-Sí lo es. A día de hoy el colectivo está formado por Natalia Pastor, Roxana Popelka, Elena de la Puente, Blanca Prendes, Gema Ramos, Eugenia Tejón y yo misma. Pero no todas las miembros del colectivo forman parte del mismo desde sus orígenes y probablemente en un futuro el grupo varíe y fluctúe.

-¿Cuáles serán sus siguientes acciones?

-Estamos trabajando en una exposición que se realizará a finales del verano en el CCAI y que tiene como objeto de reflexión el concepto de hogar en tanto espacio físico asignado al modelo clásico de la maternidad. También nos encontramos realizando un trabajo videográfico titulado Casa tomada en el que hablaremos sobre la transformación de los espacios de opresión en espacios propios, talleres o guaridas para la preservación de la identidad. Y, finalmente, tenemos en mente la realización de un posible Mapa audiovisual de la maternidad pero como proyecto para un futuro no tan inmediato.

 -¿Qué reacciones han cosechado sus primeras acciones?

 -Hemos suscitado curiosidad y las reacciones han sido positivas.

-No me resisto a preguntarle, ¿siguió la polémica sobre las declaraciones de Laura Viñuela? ¿Qué piensa sobre lo que dijo y lo que se generó tras ellas?

-Laura Viñuela simplemente hizo una descripción de los hechos: el arte, la música, la literatura… son muchas veces reflejo de la sociedad patriarcal en que se forjan. A partir de ahí sólo tiene sentido juzgar a la sociedad y la ideología sobre la que se sustenta pero no al arte, la música o la literatura que no dejan de ser más que elementos subsidiarios de la misma. Por supuesto hubo quienes no entendieron el punto de partida y se enzarzaron en un debate cansino magnificado por las redes sociales. Yo, personalmente, no quiero entrar en una polémica rancia y decimonónica, asumamos que hay debates que ya han quedado trasnochados y quienes vuelven a ellos están tan ciegos a la razón como quienes perseveran en la Creación o la existencia de Dios. Al menos así lo veo yo.