Las estrecheces del bolsillo afectan al corazón de los asturianos

S.D.M. REDACCIÓN

ASTURIAS

PACO RODRÍGUEZ

Un estudio relaciona el PIB con la mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Asturias está por debajo de la media española en ingresos y por encima en fallecimientos

16 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Asturias está por debajo de la media española en Producto Interior Bruto (PIB) y por encima en mortalidad cardiovascular general y también por enfermedad arterial coronaria. No es una comparación al azar o poco rigurosa. Ese es el objeto de estudio de una investigación que acaba de publicar la Revista Española de Cardiología y que está firmada por investigadores de la Universidad de Málaga, del Hospital Universitario Virgen de la Victoria y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV). Estos científicos han confirmado que existe, en realidad, una asociación inversa entre la riqueza y la mortalidad atribuible a estas causas.

Las patologías cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en España pero existen grandes diferencias entre las comunidades autónomas. Esto es lo que llevó a los investigadores a analizar qué indicadores podían explicar estas divergencias. Así los investigadores cotejaron los datos del PIB per cápita medio entre los años 2005 a 2014 con la mortalidad cardiovascular general, por enfermedad arterial coronaria, insuficiencia cardiaca y accidente cerebrovascular. Como fuente añadida estudiaron las operaciones cardiovasculares que se produjeron en ese mismo periodo de tiempo. La relación ha quedado comprobada. Aunque precisan que influyen más factores, señalan que es un indicador a tener en cuenta para calcular el riesgo y para adoptar políticas preventivas.

Andalucía, por ejemplo, está a la cola en el PIB -solo Extremadura obtiene peores datos- y a la cabeza en mortalidad. La brecha en el Principado no es tan acusada pero también confirma las conclusiones del estudio. En el periodo 2005-2014, el producto interior bruto asturiano es de 20.592 euros y relega a la región al décimo puesto. Sin embargo, en el ránking de mortalidad cardiovascular, escala al cuarto puesto. Si solo se tiene en cuenta la mortalidad por enfermedad arterial coronaria, la conclusión es incluso peor. Sube al tercer lugar. Está mejor que la media nacional en los casos en los que los fallecimientos se debieron a insuficiencias cardíacas o a accidentes cerebrovasculares. Esas cifras de mortalidad las obtiene con una media de la década analizada y por cada millón de habitantes.  

Los procedimientos necesarios en los pacientes con alguna patología también se miden en el estudio. El Principado vuelve a estar por encima de la media en la mayoría. Algunos ejemplos muestran la influencia. Asturias es la segunda región en la que, en proporción, se implantan más marcapasos de España. También está en el segundo puesto en la colocación de desfibriladores automáticos implantables y en cirugía cardiaca mayor. Está por debajo en algunas intervenciones menos generalizadas, como es en la colocación de de un stent.

Los firmantes del artículo realizan otros razonamientos complementarios. Recuerdan que en función de los territorios varían los principales factores de riesgo, incluso dentro del mismo país y que, de forma global, están más presentes en las comunidades del sur. Añaden que, por ejemplo, la obesidad y diabetes mellitus tipo 2 parecen determinantes y ambas están estrechamente relacionados con el estilo de vida y los factores socioeconómicos. «Este hecho pone de manifiesto que las regiones con un estado socioeconómico menos favorable podrían ser las sometidas a mayor riesgo cardiovascular, no solo por la mayor presencia de factores de riesgo, sino por el menor grado de control y prevención de estos y la menor oportunidad de acceso a las estructuras sanitarias», explica.

Hace especial hincapié en el caso andaluz. En el estudio, aparece como una de las comunidades con mayor pobreza económica y con los peores datos de mortalidad y, «paradójicamente, de procedimientos». No es el caso de Asturias, donde la media de intervenciones es elevada.