El «diamante en bruto» de las Ubiñas-La Mesa

Raúl Casado / EFE OVIEDO

ASTURIAS

Arturo Larena

El Parque reúne algunos de los valores naturales más exclusivos de la península, yacimientos arqueológicos del neolítico, pinturas rupestres de la Edad de Bronce y vías romanas

26 mar 2017 . Actualizado a las 12:41 h.

El Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa (Asturias) reúne algunos de los valores naturales más excepcionales y exclusivos de la península, como el oso pardo, el urogallo o el desmán, pero también yacimientos arqueológicos del neolítico, pinturas rupestres datadas en la Edad de Bronce o vías romanas.

El patrimonio etnográfico y cultural que atesora este espacio, el arraigo de muchas de sus tradiciones y la elevadísima diversidad biológica justificaron hace cinco años su declaración como Reserva de la Biosfera por la Unesco y su inclusión en la red europea Natura 2000.

La Reserva de Las Ubiñas-La Mesa se extiende sobre 450 kilómetros cuadrados pertenecientes a tres concejos asturianos, los de Lena, Quirós y Teverga, un espacio en el que se concentran más de treinta montañas que superan los 2.000 metros de altitud pero que destaca sobre todo por el buen estado de conservación de sus bosques naturales.

La alcaldesa de Lena, Gema Álvarez, ha señalado que ésta es una zona «privilegiada», un «diamante en bruto», naturaleza «pura y dura», pero ha insistido en que el paisaje «no sería nada sin las personas» y en que las tradiciones, las fiestas rurales o las ferias que se suceden durante la primavera y el verano han sido y aún son determinantes para que la comarca presente el aspecto que tiene en la actualidad.

En declaraciones a EFE, la alcaldesa de Lena no ha ocultado las reticencias que las diferentes figuras de protección generan entre algunos vecinos al considerar que pueden limitar algunos proyectos o iniciativas, y ha destacado el interés del ayuntamiento por hacer que prevalezcan entre los vecinos las ventajas de vivir junto a un espacio tan protegido, entre las que ha destacado la posibilidad de acceder a ayudas y fondos europeos o regionales.

Entre los valores ambientales más importantes de Las Ubiñas-La Mesa destacan, además de las icónicas, amenazadas y esquivas especies que lo habitan (el oso, el urogallo o el desmán), los hayedos y los abedulares, pero también sus prados y pastizales de montaña, utilizados tradicionalmente para alimentar al ganado y salpicados todavía de las populares y tradicionales «brañas» que cobijan a los pastores.

A esos recursos se suma el interés de los numerosos yacimientos arqueológicos, los vestigios de estructuras tumulares del neolítico, los recintos fortificados propios de la cultura castreña, los Abrigos Rupestres de Fresnedo o el Parque de Prehistoria de Teverga, que cuenta con la colección de arte rupestre del paleolítico superior más importante del mundo.

Los pueblos de esta comarca asturiana no fueron ajenos a las sucesivas crisis que azotaron primero a la ganadería y luego a la minería, y el sector servicios ha emergido con fuerza y se ha consolidado ahora como motor de la economía local y de la generación de empleo.

El turismo es ya el sector más importante para la economía local; «pero estamos empezando y despuntando», ha señalado la alcaldesa, para quien este espacio natural se encuentra todavía «a años luz» de otros lugares muy próximos pero con una proyección turística muy superior, como Muniellos, Somiedo o los Picos de Europa.

Según Gema Álvarez, la población no es todavía consciente del potencial natural y cultural de la zona, pero las administraciones públicas y pequeñas empresas están haciendo -ha señalado- un importante esfuerzo para poner en valor ese patrimonio ambiental y cultural con el objetivo de explotarlo y rentabilizarlo de una forma racional.

Y para acreditar el compromiso con la conservación de los recursos naturales y con el desarrollo sostenible, la Reserva se ha adherido a la Carta Europea de Turismo Sostenible en Espacios Naturales Protegidos, una iniciativa que compromete a los gestores de los espacios y a las empresas a definir sus estrategias (de conservación y de promoción) de una forma participada y conjunta.