La cuestión territorial, punto crucial del debate en el congreso socialista

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

Emilio Naranjo

El sector crítico de Asturias apunta que en el cónclave debe definirse un proyecto político que conecte «con la mayoría social»

17 jun 2017 . Actualizado a las 12:22 h.

Con el cierre del congreso federal de este fin de semana se pondrá fin al debate sobre el liderazgo del PSOE. Pedro Sánchez, secretario general electo en las primarias, lo será también ya también formal y definitivamente y ninguno de los sectores que compitieron en el proceso interno del pasado mes de mayo pone en cuestión «su legitimidad y la de poner a su equipo». En esa nueva dirección habrá varios nombres asturianos y además en puestos de relevancia. La diputada Adriana Lastra se consolida como número dos del partido como vicesecretaria general y en la ejecutiva estarán también María Luis Carcedo y Hugo Morán. La representación asturiana en el congreso federal, con 45 miembros, se ha repartido además de forma proporcional a los resultados de las primarias, en un acuerdo que fue instantáneo (se decidió al día siguiente de la votación) aunque la lista definitiva recibió un 69% de los votos en el precongreso que la aprobó.

Quienes perdieron las primarias dan por abandonada ya cualquier denominación pasada y el «susanismo» ha quedado atrás definitivamente. Y, sin embargo, distintas fuentes de este sector han destacado que el congreso es un espacio para el debate en el que «no hay que plegarse de forma sumisa a todos los planteamientos» y que el cónclave es por definición el lugar en el que se debe definir el proyecto político y el modelo organizativo del partido «y hay que aceptar el contraste de opiniones». 

En las dos jornadas del congreso se celebrarán varios debates pero el que, según distintas fuentes, presenta más aristas y y podría provocar más enfrentamiento respecto a las tesis planteadas por el sanchismo es la cuestión y territorial, y en concreto la definición y distintos territorios del Estado como naciones y en qué medida esa definición podría tener efectos jurídicos. Fue también uno de los puntos de mayor divergencia en el único debate celebrado en las primarias entre los tres candidatos y que ocasionó un sonoro intercambio de opiniones entre Sánchez y Patxi López (ahora integrado en la ejecutiva como secretario territorial). A lo largo de su campaña, Sánchez defendió en varias ocasiones que Cataluña se definiera como nación y España como nación de naciones. No es una terminología nueva, ni tampoco la primera vez la utiliza en un alto dirigente socialista pero la deriva del debate en Cataluña y la intención del ejecutivo de la Generalitat de celebrar un referendo unilateral de independencia ha despertado demasiadas suspicacias.

«En la cuestión del modelo de estado no podemos abrir la puerta a viejos demonios, debe haber una idea común que no cuestione la idea de que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español. Hay que tener firmeza y abordarlo de forma seria, dejar claro que somos una fuerza que garantiza lo esencia» de manera que no haya «concesiones» a agrupaciones territoriales «con sensibilidades a una cultura nacionalista» en una clara referencia al PSC catalán y que, a juicio de este sector, podría poner en peligro el frágil acuerdo de la Declaración de Granada en la que se salvó a duras penas la fuerte división provocada por el respaldo del PSC al «derecho a decidir».

Si los sanchistas ven este congreso como una consagración del regreso del PSOE a la izquierda después de un periodo en el que el partido había estado «dando tumbos» y el que se hará una apuesta decidida por ampliar la participación de los militantes en las decisiones internas del partido, los minoritarios destacaron que apoyan las propuestas de dar voz a los afiliados y las bases pero que «eso son cuestiones de procedimiento, son bienvenidas pero no son ideología, el congreso se ocupa de un proyecto político».

Del mismo modo, y respecto al hecho de que los sanchistas señalaran el periodo comprendido entre la modificación del artículo 135 de la Constitución y el Comité Federal en el que se aprobó la abstención a la investidura de Rajoy como un periodo que ha marcado el desafecto de buena parte de su electorado, otras fuentes apuntan a que «no existe un momento concreto» y se está llevando a cabo «un diagnóstico falso». Así, recuerdan que en otro periodo en las primeras elecciones después de la dictadura, también el PSOE «sintió la frustración de no ganar elecciones», pero lo superaron en su opinión «eliminando cuestiones de estética y de su lenguaje para conectar con la mayoría social». Otros responsables que no quisieron ser citados resaltaron que el PSOE «no es un partido de oposición que quiere llevar las cosas al límite sino que somos un partido de gobierno y se gobierna en tiempo real, hay que ser realista».

Por otro lado, lamentaron que se quiera «liquidar» periodos recientes de la historia del partido «porque es una construcción histórica, con sus aciertos ys us errores, pero no podemos prescindir de nuestro patrimonio y esto debería salir (del congreso) como algo fundamental».