¿Es el agua de las minas la solución a la sequía?

Elena G. Bandera
E. G. Bandera GIJÓN

ASTURIAS

El lago de Meirama, sobre la mina de lignito, comenzó a llenarse en el 2008 y ya supera el 55 % del volumen previsto.
El lago de Meirama, sobre la mina de lignito, comenzó a llenarse en el 2008 y ya supera el 55 % del volumen previsto. José Manuel Casal

El gran embalse subterráneo de la cuenca carbonífera central, que genera 40 millones de metros cúbicos de agua de buena calidad al año, podría abastecer a la mitad de la población de Asturias

05 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La sequía que asolaba este verano Asturias, y que generó problemas de abastecimiento de agua en la zona central, podría tener solución si se realizara un aprovechamiento adecuado del agua de las minas de la cuenca carbonífera central. Jorge Loredo, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales de la Universidad de Oviedo, explicaba ayer que existe un gran embalse subterráneo formado por los pozos de las cuencas mineras, producto de más de 200 años de actividad, en el que se generan unos 40 millones de metros cúbicos de agua de muy buena calidad cada año que podrían destinarse a usos muy diversos, con el consumo humano incluido, para hacer frente a las sequías que están por venir. De hecho, con una generación similar a la del embalse de Tanes, en Rioseco, podría llegar a abastecer a la mitad de la población de Asturias.

«Estamos en unos tiempos en los que cada vez hay más escasez de recursos de agua, vamos teniendo sequías muy importantes, los embalses están muy bajos y hay que buscar de alguna forma nuevos retos», indica Loredo, que ayer participó en una mesa redonda organizada por el Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste de España sobre el aprovechamiento del agua de mina en Asturias como solución a los problemas de abastecimiento en épocas de sequía, principalmente en la zona central. En dicha charla también participaron la directora general de Minas y Energía del Principado, Belarmina Díaz, y la presidenta de Hunosa, Teresa Mallada, para hablar precisamente de que esos nuevos retos pasan por aprovechar el agua de las minas como ya se está haciendo en otros lugares del mundo. Un caso reciente, aunque a cielo abierto, es la mina de Meirama, en Galicia, que cesó su actividad en 2008 y ahora, entre otros usos, abastece de agua a la ciudad de A Coruña.

Diferentes y variados usos

«Es un recurso perfectamente aprovechable en estas circunstancias para diferentes opciones, como pueden ser los usos industriales, energéticos, de regadío, de mantenimiento de los caudales ecológicos de los ríos e incluso de consumo con el tratamiento correspondiente. Además todos los usos son compatibles entre sí», indica Loredo, que hace hincapié en que el agua de mina de la cuenca central de Asturias tiene precisamente como característica su excelente calidad. En este sentido, explica que existe una clasificación de este tipo de aguas según su calidad y sus usos y que, «en muchos de los pozos de Hunosa, con un tratamiento físico sencillo y la eliminación de patógenos, sería suficiente para cumplir los requisitos que marca la normativa». 

Al ser un embalse subterráneo, Loredo indica que tiene como ventajas el hecho de que la estructura ya está hecha, que no tiene el impacto visual de los embalses en superficie y tampoco los problemas de evaporación del agua en verano, además de que la mayoría de los pozos mineros están cerca de centros de actividad con lo el uso de esas aguas con fines industriales y otros sería perfectamente factible. En buena parte de esos pozos mineros, además, se ha ido incrementando la permeabilidad primaria de la roca como consecuencia de los efectos de la extracción del carbón, con lo que están conectados entre sí en su mayoría. 

De momento, solo se utiliza el calor del agua

En las minas en activo, es necesario el bombeo al exterior del agua que se filtra al interior de las explotaciones y, en el caso de las que están inactivas, también una vez que se van inundando, generándose esos 40 millones de metros cúbicos al año, con lo que en principio bastaría con establecer una gestión adecuada para aprovechar ese agua que permitiría disponer de grandes volúmenes de almacenamiento ante las épocas de sequía venideras como apoyo a los embalses de Tanes y Los Alfilorios, que suman 42 hectómetros cúbicos de agua.

La Universidad de Oviedo viene realizando estudios desde hace años sobre el uso del agua de mina en proyectos europeos y nacionales, también relativos a los posibles tratamientos de las diferentes calidades de estos recursos. «Hay muchos usos posibles y tenemos un embalse muy grande y de muy buena calidad que puede ser muy útil en tiempos de grandes eqyías, en los que los embalses superficiales están muy bajos y, con esa gestión adecuada, sería muy importante llevarlo a cabo», insiste Loredo. Desde hace años, sí se está aprovechando el calor del agua de las minas en el hospital y los edificios universitarios de Mieres.