Así diversifica Europa tras el cierre de sus minas de carbón

Carmen Liedo REDACCION

ASTURIAS

Gráfico que muestra la distribuación de la futura central de la Universidad de Duisburgo Essen
Gráfico que muestra la distribuación de la futura central de la Universidad de Duisburgo Essen

Mientras en Alemania se ultima un proyecto para convertir el pozo de Prosper-Haniel en una batería hidroeléctrica que genere energía limpia, en Reino Unido está aprobada la planificación de un parque empresarial en el suelo del yacimiento Kellingley Colliery

15 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El cierre de las explotaciones mineras no competitivas como consecuencia de la prohibición de la Decisión 787/2010 de continuar subvencionando la extracción de carbón a partir del 1 de enero de 2019 ha llevado a los diferentes países de la Unión Europea con yacimientos en esa tesitura a idear proyectos con el doble objetivo de aprovechar en la medida de lo posible las minas sin actividad y, a su vez, diversificar el tejido económico de los territorios, que siempre se ven afectados cuando una mina cierra. Una de las opciones más socorridas ha sido la de convertir esos espacios vacíos, que en muchas ocasiones pasan a tener la categoría de patrimonio industrial, en espacios museísticos tratando de impulsar esos territorios en el ámbito del turismo. Sin embargo, hay otros proyectos de diversificación y reactivación singulares y algunos, incluso, sorprendentes.

Es el caso del proyecto que Alemania tiene previsto convertir la mina subterránea de Prosper-Haniel, ubicada en las cuencas mineras de Renania del Norte, en una central hidroeléctrica para proporcionar 200 magavatios de energía limpia. Por su parte, El Reino Unido tiene aprobado desde el pasado año acometer un parque empresarial en Kellingley Colliery, la que fuera la última mina de carbón del país, que cerró en diciembre de 2015. En las comarcas mineras asturianas también hay ejemplos de cómo los terrenos de algunos pozos o instalaciones vinculadas a la minería se han transformado o se van a transformar en espacios, por ejemplo, tecnológicos.

Aunque Alemania continuará a partir del 1 de enero de 2019 con la extracción de lignito en sus cielos abiertos, el gobierno de este país sí tiene previsto cerrar a finales de este año las dos minas de hulla que mantiene abiertas. Una de ellas, la de Prosper-Haniel, tendrá una nueva vida, en concreto, renovable, y es que el proyecto en el que se trabaja pretende lograr que una mina de carbón produzca electricidad sin contaminar. La idea, en la que se lleva trabajando desde 2012, es convertir el pozo en una enorme batería que pueda llegar a suministrar electricidad a 400.000 hogares. La fecha de referencia para que entre en funcionamiento es el año 2025.

Durante 50 años esta mina alemana ha producido millones de toneladas de carbón, pero después de su cierre se inundarán de agua sus más de 26 kilómetros de galerías, que llegan hasta los 600 metros de profundidad. Será una especie de tanque bajo tierra del que se aprovecharán sus galerías para formar un circuito en el que estarán instaladas una serie de turbinas. Así se moverá el agua de una forma similar a una central hidroeléctrica, con la importante diferencia de que en este caso las aguas serán subterráneas. Para bombear a la superficie cuando sea necesario el casi millón de metros cúbicos de agua se instalarán en la superficie una serie de generadores eólicos. Ese será el poco impacto visual y medioambiental que tendrá este proyecto, ya que para inundar la mina se pretende aprovechar de forma controlada la lluvia, que suele ser abundante en la región en la que se ubica esta explotación.

Si Alemania hace con este proyecto una apuesta por pasar de las energías fósiles a las renovables, el Reino Unido ha optado por aprovechar la antigua mina de Kellingley Colliery para reactivar la economía de la zona convirtiendo dicha explotación, cerrada desde diciembre de 2015, en un parque empresarial. El pasado año los propietarios de los terrenos, Harworth Group Plc, obtenían el consentimiento de planificación. Entre las cifras que se barajan con este proyecto es que pueda suponer una inversión de unos 200 millones de libras esterlinas (más de 222,1 millones de euros) y que cree aproximadamente 2.900 nuevos puestos de trabajo con el aprovechamiento de los 611.000 metros cuadrados de terreno disponibles.

La intención de los propietarios cuando adquirieron ese suelo en marzo de 2016 era darle un nuevo uso que permitiera reemplazar los trabajos que se perdieron cuando concluyó la actividad minera. Hasta el momento, Harworth ha realizado en la zona obras de seguridad y protección de zonas concretas y ha acometido la demolición de las estructuras industriales innecesarias, además de la elaboración del proyecto para desarrollar el parque empresarial.

Experiencias similares a la que se impulsa en el Reino Unido se han puesto en marcha con más o menos éxito en las comarcas mineras asturianas, donde se ha tratado de dar otra vida a los pozos cerrados con proyectos, por ejemplo, tecnológicos. Es el caso del Edificio ETIC de El Entrego, construido al pie del pozo Entrego, un espacio que alberga empresas del sector de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como empresas dedicadas a la investigación e innovación tecnológica. De igual modo, Hunosa ha realizado los trabajos pertinentes en el antiguo Lavadero de Modesta, en Langreo; en la antigua escombrera de Reicastro, en Mieres; o en los terrenos del pozo de Lieres, en Siero, convirtiendo en polígonos industriales estos antiguos espacios mineros, aunque por el momento no se ha producido la implantación de empresas.