Los conflictos laborales que atenazan Asturias

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

El medio centenar de trabajadores de la planta de Expal en Trubia han secundado este lunes la primera de las dos jornadas de huelga convocadas por el comité de empresa para exigir a la dirección del fabricante de munición la retirada del despido colectivo.
El medio centenar de trabajadores de la planta de Expal en Trubia han secundado este lunes la primera de las dos jornadas de huelga convocadas por el comité de empresa para exigir a la dirección del fabricante de munición la retirada del despido colectivo. J.L.Cereijido

Trabajadores y representantes explican las razones detrás del repunte de expedientes de regulación, huelgas y convenios enquistados en la región

10 feb 2020 . Actualizado a las 09:52 h.

Detrás de los anuncios de expedientes de regulación, huelgas, pancartas y largas horas de negociación hay cientos de casos particulares. Personas con nombre, apellido y rostro que se enfrentan a la traumática perspectiva de perder su trabajo o gran parte de su sueldo. En la actualidad son muchas, algunos dirían que demasiadas, las empresas asturianas que están inmersas en un conflicto laboral o que están al borde de uno. Desde algunos sindicatos se apunta a que son alrededor de medio centenar.

Expal es una de ellas. A finales del pasado mes, la dirección de Expal anunciaba un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción para sus 57 trabajadores y el cese de la actividad de las instalaciones de Trubia.

«En el primer momento ellos nos comunican que en siete días van a presentarnos un despido colectivo para toda la plantilla», explica Javier Rodríguez, presidente del comité de empresa de Expal. Situación que «afecta indirectamente a subcontratas», que suponen «como mínimo quince» puestos de trabajo adicionales.

La empresa «lo justifica en causas productivas y organizativas» a partir de «un informe con muchísimas lagunas que estamos rebatiendo». Los profesionales se reafirman en que «la planta es rentable, aunque esté en alquiler, y tiene mucha capacidad». La última reunión entre la dirección de la fábrica y los trabajadores finalizó esta semana sin acuerdo en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (SASEC).

Una regulación temporal tras otra

También incierta, si bien por motivos ligeramente diferentes, es la que se da en Tensa S. A. Juan Eusebio López Rocha, delegado sindical de esta compañía especializada en tendidos eléctricos de alta tensión, apunta que «hasta cierta altura antes de la crisis la empresa iba bien. Antes era una empresa privada de aquí y hace unos años la compró una compañía portuguesa».

«Desde que empezó la crisis ya vamos por cinco o seis expedientes de regulación temporal de empleo. Tuvimos uno el año pasado y desde hace poco estamos en otro», resalta y añade que «antes había unos doscientos trabajadores en plantilla, ahora en Tensa Asturias hay en torno a 60 ó 70 trabajadores».

Para los profesionales, existe el ligero consuelo de que, por lo menos, «todos los ERTE hasta ahora fueron negociados», con lo que «no pierdes dinero, pero sí paro». De la marcha actual de la empresa, López Rocha considera que «la culpa en gran medida es de la situación general en Asturias. Este sector bajó mucho, la competencia coge trabajos a la baja y luego no cubres». «Trabajo hay, pero no con el beneficio que tendría que dar», añade.

Ve una posible solución en «que la empresa se abra a otros campos», tales como «las energías renovables», si bien el futuro, de momento, es incierto cuanto menos.

Un futuro incierto

Vauste (antigua Tenneco) también es una empresa con amplia experiencia en el terreno de la conflictividad laboral. Nacho Fuster, representante en el comité de empresa y secretario general de la Corriente Sindical de Izquierda (CSI), recuerda que «Tenneco vendió la planta a Quantum y estuvimos tres años». «En la CSI sufrimos bastante represión», indica y añade que «de siete juicios hemos ganado los siete».

Rememora que «en diciembre del año pasado nos compró un grupo de empresas suizo», situación que «al principio eso animó bastante a los trabajadores, parecía que iban a traer mucho dinero». «Por lo menos el ambiente de conflictividad los nuevos propietarios lo están cuidando y hay buen diálogo», resalta. Añade, no obstante, que «el problema que tenemos en la CSI es que la dirección es la misma». La empresa tiene firmado en la actualidad «un contrato de Tenneco que acaba en mayo; con ese contrato estamos haciendo paradas puntuales en la cadena de montaje». Por eso «no hay ERE, pero no cubre para tener dos o tres turnos continuamente».

El problema es que «no tenemos ningún contrato con clientes más allá de Tenneco». De llegar algún nuevo contrato en los próximos meses, «en el mejor de los casos hasta un año después de firmar ese contrato no tendríamos una carga suficientemente buena».

Pase lo que pase en mayo, Fuster recalca que los representantes de los trabajadores no van «a admitir ninguna medida traumática». Otra posible solución que despejaría el panorama es que Tenneco aumentara la carga de trabajo en Asturias. No obstante, explica que a día de hoy la firma «reduce carga de trabajo en Ermua, en Valencia… entendemos que si se lo quita a sus mismas empresas no nos lo va a dar a nosotros»

«Desde CSI tenemos mucha preocupación, porque sospechamos que algo va a pasar. En estos casos las medidas que se suelen dar pasan por echar gente, ofrecer bajas incentivadas para empleados que tenga cierta edad o bajadas de sueldos», lamenta.

Escenario abierto para negociar

Por su parte, los comités de empresa de Zener Comunicaciones y Zener Norte, subcontratas de Telecable, acordaban esta semana suspender las tres jornadas de huelga que habían convocado tras la nueva propuesta remitida por la dirección, que contemplaba la rebaja de los posibles excedentes y una mejora sustancial en las cantidades económicas. Ambas empresas tienen una plantilla integrada por 84 trabajadores. Se dedican en exclusiva a la instalación y mantenimiento de la red de Telecable. Desde hace tres semanas están inmersas en un proceso de negociación de un expediente de regulación de empleo que, en un principio, iba a afectar al 30% de los empleados.

Alejandro Viciosa, presidente del comité de empresa de Zener, recuerda que «el conflicto tiene su recorrido y no es de ahora». «El pasado mes de junio surgió el problema con el nuevo contrato que la operadora ponía a las empresas instaladoras» y entonces «Zener despide a nueve compañeros».

Tras unas jornadas de huelga se reincorpora a los trabajadores. Otro mazazo para los empleados llegó cuando «la adjudicataria nos plantea un expediente de regulación para despedir a 28». Además del drama que supone para una persona perder su puesto de trabajo, el problema también se extendía a los profesionales que se quedaran en la compañía, ya que el nuevo contrato firmado con la empresa para la que prestan servicios de instalación y mantenimiento supone «más dispersión geográfica», por lo que un recorte «del 30% de la nueva plantilla era desmesurado».