La sorpresa de fin de año de la  BBC

OPINIÓN

11 ene 2017 . Actualizado a las 17:11 h.

Soy adicta a las listas, conmigo siempre funcionan como gancho lo reconozco. y en fin de año proliferan por todas partes. Anualmente  la BBC elabora una con las 100 mujeres más inspiradoras e influyentes que suele alcanzar gran difusión. Este año figuran ella activistas de todo el mundo por los derechos humanos como Morena Herrera, filósofa y feminista que lidera la despenalización del aborto en Ecuador. O Natalia Ponce de León, que tras ser agredida con ácido por su pareja lucha contra la violencia de género en Colombia.

Pero voy a lo que voy, a mirar entre las 100 seleccionadas cuántas españolas han entrado. Muchas, muchísimas mujeres en nuestro país han sido en 2016 una inspiración constante aunque sólo una entre todas ellas fue tenida en cuenta. Una deportista, pero no una de nuestras olímpicas (ninguneadas por los medios habitualmente). La elegida es una torera, obviando el rechazo mayoritario a la tauromaquia hoy en España. Rechazo y vergüenza cuando se nos identifica a nivel internacional con esa práctica y con el estereotipo  de pueblo «pasional» e «impulsivo», que es la otra cara del tópico «irreflexivo» y «poco trabajador». Porque esa es la imagen de un pueblo que sin atisbo de culpa ni reflexión ética hizo del maltrato animal una fiesta grandilocuente.

No. Ni una torera ni un torero son inspiración de un país que hoy se manifiesta multitudinariamente en contra. Ni aunque se trate de la única mujer que torea en España. Ni aunque la reseña que la presenta  destaque su defensa de la igualdad entre los sexos.

Como relata ella misma, siendo adolescente  sus abuelos la llevaban a ver los toros, así descubrió su afición y decidió iniciar pese a las dificultades una trayectoria que sin duda demuestra tesón y valentía. No por lidiar con los toros, sino con los prejuicios del machismo tradicional. Su apoderado no le conseguía faenas y quedó excluida de los ruedos durante 3 años (y eso que me atrevo a asegurar que es realmente buena toreando, mejor que muchos, o no hubiera podido regresar). Algunos compañeros de profesión se niegan a compartir cartel con ella, y a menudo es foco de las críticas por detalles tan nimios como su pelo, o sus uñas, que suele llevar pintadas de colores.  

El mundo de los toros asume tarde y mal la incorporación femenina. La resistencia que ella debe vencer hoy es una continuación de la lucha feminista  por derrumbar los muros que nos confinan al espacio doméstico. A determinadas profesiones. A determinados puestos dentro del mismo trabajo. ¿Pero representa una torera los valores feministas? El feminismo defiende los derechos inalienables de las mujeres como personas y ciudadanas. Y las mujeres a cambio ejercen esos derechos libremente según lo que cada una piensa, siente y quiere, tal y como le corresponde a los hombres. La diputada Beatriz Gimeno resumió el concepto cuando fue preguntada en una entrevista sobre el contrasentido de las mujeres convertidas en pilares fuertes del neoliberalismo brutal y contestó tampoco creo que eso sea un retroceso. Yo no creo que las mujeres seamos mejores que los hombres por el hecho de ser mujeres así que es lógico que haya políticas así.

Que gracias al feminismo una mujer pueda acceder a espacios tradicionalmente masculinos no la convierte sistemáticamente en representante de los valores feministas. No es lo mismo ser beneficiaria de un movimiento que representarlo. Una torera hace uso del derecho que le corresponde a elegir su profesión sin sesgos de género, y el feminismo abre la posibilidad de esta elección. Esa es la única relación posible. Como feminista  nunca estaré en contra de que una mujer pueda ser torera, pero siempre estaré en contra de los toros. Y me gustaría que la BBC se enterase de que si implica agredir y matar a un ser vivo no es un deporte. (petición en Change..org de  Red Ecofeminista)

El feminismo es a la vez teoría y práctica. Reivindicar derechos y denunciar la  desigualdad a partir del análisis de las causas de esa injusticia. Criticar el sistema que la origina y la perpetúa. Estudiar  su cadena de consecuencias. Y buscar alternativas. El problema no es que el mundo de los toros sea machista, sino que no puede dejar de serlo  porque su esencia misma consiste en reproducir valores básicos del patriarcado: la sublimación de la violencia, la ausencia de empatía, la cosificación y la instrumentalización del otro, la escala de valores que prioriza nuestro divertimento sobres sus necesidades. La mentalidad que subyace es la de la crueldad, la opresión y el maltrato y como feminista rechazo esa dinámica en cualquier escenario en el que se mantenga.  Cuando el machismo se reproduce en otro  ámbito que no son las relaciones entre mujeres y hombres recibe un nombre distinto, pero sigue siendo la misma lógica aplicada a  un contexto diferente. Y el feminismo debe rechazar todas sus manifestaciones. #CulturaNoEsTortura #BBCsinToreras #Ecofeminismo