Y Mariló llegó de Nueva York

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

25 feb 2017 . Actualizado a las 10:23 h.

Hay que reconocerle a Pablo Motos el mérito de ofrecernos últimamente unas entrevistas muy, muy surrealistas. La de Isabel Pantoja abrió un nuevo género periodístico y la de Mariló Montero el jueves por la noche también. Si la de Pantoja fue una laudatio envuelta en sonrojo, la de la presentadora multiplicó la vergüenza cuando el silentium del entrevistador dio paso al monólogo de Mariló. Que si en lugar de ser en directo fuese por escrito, bien encajaría en el monólogo interior. Lo que Mariló hizo fue pura televisión si por eso entendemos la capacidad de enmudecer al espectador delante de la pantalla. Mariló contó sin pausa, sin una sola pausa, su nueva etapa en Nueva York, nos explicó cómo vivió las elecciones al lado de Hillary Clinton, cómo conoció a George Clooney, como se hizo un selfie con Woody Allen, cómo se relaciona con la gente de la ONU y sobre todo cómo está ahora en otra dimensión mediática: «En Nueva York vivo en el futuro, cuando vuelva quiero hacer otra televisión, tengo otra idea muy diferente». Todo esto sin que el público pestañease, abrumado entre el bochorno y la incredulidad de ver a Pablo Motos absolutamente callado ante esa mujer-micrófono relatándonos como si fuese Hermida contándole al mundo el primer viaje a la Luna su vida en la Gran Manzana. Porque hasta que llegó Mariló de Nueva York ninguno de nosotros habíamos entendido el resultado de las elecciones americanas. Su análisis de los comicios en EE.UU. es de hemeroteca y su manera de explicarnos el sistema de votación no tiene parangón. Ahora que sabemos que hay siete nuevos planetas, El Hormiguero nos ha descubierto ¡oh! a Mariló.