La generación vacía o perdida

César Casal González
César casal CORAZONADAS

OPINIÓN

19 abr 2017 . Actualizado a las 09:08 h.

Se van cumpliendo décadas. Mejor cumplir que no. Y uno se encuentra con que los escritores de su edad sacan novelas en las que parece que se colaron en el salón de tu casa cuando eras niño. Éramos niños, en realidad. Porque autores muy potentes como Antonio Orejudo o Ignacio Martínez de Pisón pertenecen a la generación del baby bum: familias numerosas, hermanos y hermanas por todas partes. Estos escritores son niños de los sesenta. Y se han puesto a narrar sobre infancias de los sesenta y los setenta. Los viajes en el 124 con cinco chavales atrás, sin cinturones de seguridad, con pantalones cortos y cómo el sudor hacía que se te pegasen las piernas al escay. Las dos o tres horas de espera de la digestión para que te dejasen bañar. Las películas en familia de sesión de tarde en una televisión en blanco y negro de dos canales. Orejudo, en Los cinco y yo, y Pisón, en Derecho Natural, lo que hacen es poner nivel literario a ese megaéxito nostálgico de ventas que es Yo fui a EGB. Orejudo es más contundente, donde Pisón es más lírico cruel.

Orejudo ironiza en su libro con una teoría sobre esa generación de niños de los sesenta y los setenta. Les llama la generación vacía. Es una generación perdida. Lo dice muy bien: «Hemos sido mansos por falta de músculo. No tenemos una corriente de energía colectiva que sí tuvieron nuestros hermanos mayores con la muerte de Franco y la construcción de la democracia. Eso creó una corriente de energía colectiva que ha vuelvo a aparecer en el 15M, y nosotros no hemos participado de ninguna de las dos». Y todavía lo detalla más siendo implacable e impecable con ese tipo que vemos con cincuenta o cuarenta años en el espejo y que cada vez se parece más a nuestro padre: «Fuimos muy jóvenes para construir la democracia y ahora mayores para la tienda de campaña». Esa es la realidad. Demasiado niños para ayudar en la transición y demasiado mayores para ayudar en el 15M. Encima la crisis nos dio todas las dentelladas. Y lo que es peor: ¿Qué nos espera en un futuro sin pensiones?