Trump ante la realidad

Carlos G. Reigosa
Carlos G. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

10 may 2017 . Actualizado a las 08:35 h.

Nos va quedando claro que Trump es un experto tuitero y un buen manipulador de la telerrealidad, pero todavía está muy lejos de ser un buen político. Y lo peor de todo esto es que no va a cambiar formalmente a corto plazo, si es que cambia alguna vez. Sin embargo, cabe esperar mejorías progresivas en el ámbito de sus decisiones políticas. Porque ni siquiera Trump va a poder evitar su propio aprendizaje. 

La verdadera realidad es siempre muy tozuda y el presidente estadounidense ya sabe que ha ganado las elecciones por los pelos (bastaría con que cien mil votos de Míchigan, Pensilvania y Wisconsin no lo hubiesen apoyado para que no estuviese donde está). Su estrategia no será nunca la de reconocer públicamente este hecho, pero acabará por incorporarlo subrepticiamente a su discurso. Trump sabe que, para monopolizar la atención de los televidentes, hay que lanzar mensajes drásticos y extremos. Y los lanza. Pero ¿hasta cuándo puede durar esto? Porque, después de lanzar sus acusaciones o sus proclamas despectivas, tiene que buscar los aliados necesarios para conseguir gobernar.

En este punto, pueden ocurrir dos cosas: que el inquilino de la Casa Blanca siga dando tumbos de signo populista o que se vaya desplazando hacia el centro político en busca de otros apoyos. La realidad en estos momentos es que no hay signos inequívocos de lo que va a hacer, quizá porque ni él mismo lo sabe. De hecho, creo que Trump no es predecible ni para sí mismo. Pero, al cabo, quizá lo guiará su vocación de ser aclamado y valorado por los suyos y, de algún modo, también por la mayor parte del mundo.

Por otra parte, EE.UU. se caracteriza por tener unas instituciones fuertes, cuya solidez ya ha podido comprobar el presidente. La Constitución estadounidense señala los poderes de este, pero también -y quizá sobre todo- sus límites. De modo que, además de tuitear, tendrá que buscar la manera de cumplir su supuesto o real programa.

Todo parece indicar que Trump ya entendió esto, pero no está tan claro que haya decidido aceptarlo plácidamente. Por ello, todavía es imposible ofrecer análisis con conclusiones tranquilizadoras sobre el futuro. De momento, solo se ve lo que aparenta.