No nos falles

OPINIÓN

26 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La victoria de Pedro Sánchez el pasado domingo en las elecciones internas del PSOE a la Secretaría General ha generado multitud de opiniones y de interpretaciones. Coincido con muchas de ellas, y hablo en plural porque considero que su triunfo no responde tanto a su figura, a su trayectoria o a su campaña, sino a un cúmulo de causas que acabaron obligándonos a los afiliados más cabreados con la situación del partido a depositar nuestra confianza en su persona.

Vuelvo una vez más a repetir que este proceso tuvo que celebrarse mucho antes. A mi juicio, el interés de una de las candidaturas en celebrar tanto las elecciones internas como el congreso tres meses después que el PP, Podemos y Ciudadanos fue un error mayúsculo. Hoy el partido tendría que estar centrado en la renovación de las federaciones regionales y de las agrupaciones locales. Lamentablemente, quienes creyeron que estaba todo ganado nos vendieron la idea de que había primero que debatir ideas (y los únicos que pudieron participar en esos procesos previos fueron algunos compañeros más próximos a las tesis de la gestora) y, en agrupaciones como Oviedo, hemos visto como representantes de la candidatura ganadora presentaron enmiendas a la totalidad a la Ponencia Marco (porque no lo consideran su texto) y, por tanto, no es motivo ni tan siquiera de discusión, aunque en lugares como en la asamblea de la AMSO se permitió a los compañeros que así quisieron exponer sus aportaciones al documento que en principio se debería discutir tanto el domingo en la nueva sede de la FSA como a mediados de junio en Madrid.

Sin duda alguna, lo mejor de todo lo ocurrido el domingo fue la participación. No hay partido político en España que haya celebrado unas elecciones internas como las del PSOE. Los militantes socialistas hemos sido los únicos en poder elegir a tres candidatos, acudir a sus mítines de campaña con plena libertad, visionar un debate cara a cara lleno de anécdotas y, lo más bonito de todo, que todos los votos valen lo mismo independientemente de que te llames Felipe González, Alfredo Rubalcaba, Cristina Narbona, Josep Borrell o Diego Valiño. Creo que la militancia ha demostrado que quiere tener el poder de decisión del partido, y de esta cuestión deberían tomar muy buena nota los dirigentes del PSOE. Han quedado desautorizados porque aunque no era objeto de debate su gestión, los llamados aparatos no han conseguido enganchar y arrastrar el voto de la militancia, una señal más de la separación que existe entre cargos orgánicos e institucionales con la base.

Bajo mi perspectiva no ha ganado Pedro Sánchez las elecciones internas. Ha vencido el no a Rajoy y han perdido los que protagonizaron el desenlace del 1 de octubre. Hago esta reflexión porque yo al menos sentí la noche del pasado domingo que había acertado en mi voto, que no podía meter la papeleta de Susana Díaz ni la de Patxi López porque en ambos casos, aunque con matices, eran responsables de esta interinidad de ocho meses que al menos para mí se hizo eterna. Eso sí, de la poca prisa que había para hacer este proceso quedó solventado el mismo lunes cuando se hizo público que en Andalucía se va a proceder a celebrar el congreso regional tan pronto se pueda. Esto es otra cosa a mi juicio a cambiar: ni tan rápido ni tan lento. Un congreso se puede hacer bien, con su tiempo estipulado, y de manera que termine por salir reforzado el partido (que imagino que es de lo que se trata).

Mi parte y mi contribución en todo esto finalizó el miércoles en la Asamblea de la AMSO. Ni estaré el domingo en el congreso de la FSA ni iré a Madrid como delegado. Solo esperar que los 45 compañeros de Asturias aprovechen la oportunidad de cambiar aquello que se hace imprescindible y que Pedro Sánchez pueda formar un equipo de mujeres y hombres que le ayuden a devolver al PSOE a sus mejores tiempos. No nos falles, compañero.