El nuevo fútbol

César Casal González
César casal CORAZONADAS

OPINIÓN

30 may 2017 . Actualizado a las 08:17 h.

20 jugadores de primer nivel. Y conseguir que no se cabreen. Y lograr que jueguen todos. Ese es el cuento feliz del Real Madrid de este año, si Gigi Buffon no evita la guinda. Una plantilla de estrellas, gracias a un presupuesto galáctico. Encima acertó con muchos fichajes, no como el United. Zidane ha hecho jugar a toda la plantilla. No digo que las rotaciones sean buenas. Solo son buenas cuando las haces y ganas igual, como le ha pasado a Zidane. Pero el fútbol moderno, el nuevo fútbol, tiene un calendario de máxima audiencia que devora. No es solo el riesgo de las lesiones. Es la necesidad de que, desde el banquillo, no salgan fogoneros. Que entren tipos con talento y hambre, tan buenos como los supuestos titulares. Corregido algún error, Cristiano ya rinde de nueve puro, el Madrid suma al espectáculo de Modric a teóricos suplentes que serían indiscutibles en el United, en el City, en la Juve, en el Bayern, en el Barça. Me refiero a Isco, a Asensio (ojo, si cuaja, puede ser el futbolista español del futuro), a James, a Morata. Pero el cuento feliz es difícil de mantener. Un titular no chupa banquillo. James se larga. Y Morata está triste. O sea: también se va. Esta temporada la casa blanca ha vivido un milagro deportivo, con que tantos jugadores hayan ido aguantando con su situación y brillando como estrellas en los minutos que les daban. No hubo en el Madrid minutos de la basura. Y, con la intensidad del calendario, ganan todos. No hay otro secreto. Aún así perdieron con el Barça y con el Bayern y estuvieron en el alambre. Porque la suerte (y las sorpresas) es ese factor que hace que el fútbol siga mandando entre los deportes. Siempre David puede tumbar a Goliat. Y suerte ha tenido el Madrid. Ejemplo, Navas, un portero flojo que paró lo justo, se convirtió en el mes clave en un meta del tamaño de Oblak, justo cuando hacía falta. Los equipos millonarios de Europa tienen que adaptarse al nuevo fútbol moderno: veinte estrellas y encima que no se enfaden mucho cuando no están entre los once elegidos.