Cataluña: el proceso sin fin

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

05 jun 2017 . Actualizado a las 08:19 h.

¿De dónde habrá sacado el independentismo catalán a este Carles Puigdemont Casamajó -antes periodista, ahora político- que no para de soltar ocurrencias mientras, al parecer, aún guarda muchas otras en cartera? Lo han elevado ahí, ¿para qué? ¿Le quieren bien los que lo han puesto al frente del espectáculo? ¿Realmente esperan que, a base de acumular regates y gansadas, acabe por meter un gol por la escuadra? Un gol que sería inmediatamente anulado, claro. La verdad es que nada se sabe, ¿o nada se ignora? El proceso catalán se ha convertido en una suma de picardías y bufonadas que mantiene entretenidos a los espectadores, como si fuera una mala novela de Agatha Christie extraviada en un proyecto sin argumento.

Porque ¿dónde está el misterio y cuál es la solución? ¿Quién es aquí el verdadero culpable? ¿El que protagoniza el espectáculo o el que lo consiente? Agatha Christie tuvo la suerte de morir antes de tener que enfrentarse a un delirio semejante, que sin duda le hubiera costado la salud. Quizá el estadounidense George R. R. Martin, autor de Juego de tronos, tuviese más posibilidades, pero no creo que esté dispuesto a jugarse la salud en el empeño. Porque hace falta mucho más talento (y más resistencia física y mental) para desentrañar el espectáculo catalán y dotarlo de sentido que para hacer batallar sin tregua a los rudos combatientes medievales de los Siete Reinos.

¿Seguirá esto así mucho tiempo? Yo creo que sí, pero no se me pida que lo argumente. ¡Si hasta el sentido común se ha dado a la fuga en este proceso! Quizá por ello ya ni siquiera nos mostramos atónitos. Unos han dicho que el proceso no pasará, y punto, y otros aseguran que pasará, y punto. Es un tema cansino y recurrente, y muchos columnistas serios han dejado de embarrar páginas, hartos de repetirse y darle vueltas a la teoría de lo inverosímil verosímil.

Antes de cerrar estas líneas le eché un vistazo a Internet y encontré una frase de Felipe González en 1984: «El terrorismo en el País Vasco es una cuestión de orden público, pero el verdadero peligro es el hecho diferencial catalán». O sea, que esto aún puede ir para largo.