Sánchez deja solo a Rajoy en Cataluña

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

27 jun 2017 . Actualizado a las 08:16 h.

El pasado 29 de mayo, solo una semana después de su victoria en las elecciones primarias del PSOE, Pedro Sánchez llamó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para garantizarle que su partido estará «en la defensa de la legalidad y de la Constitución en Cataluña y contra el referendo ilegal». Ya en ese momento escribí que Rajoy haría bien en no creerse que Sánchez iba a ser un fiel aliado frente al órdago independentista. Más bien, señalé, utilizará la situación en Cataluña para debilitar al Gobierno y culpar a Rajoy de todo lo que pueda ocurrir.

 Desgraciadamente, el PSOE ha tardado poco tiempo en darme la razón. El 22 de junio, solo cuatro días después de que Sánchez fuera elegido secretario general y de que ella misma entrara en la ejecutiva socialista, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Núria Parlón, advirtió de que si el Gobierno de Rajoy intentaba aplicar el artículo 155 de la Constitución como respuesta a la consumación del referendo ilegal de independencia en Cataluña, el PSOE apelará «a la comunidad internacional» para impedirlo. Conviene saber que a lo único que faculta al Gobierno el artículo 155, y con numerosas cautelas previas, es a «obligar» a cumplir la ley a las comunidades que las incumplan.

Se trata por ello de unas declaraciones gravísimas que atentan contra la Constitución, debilitan el Estado de derecho y refuerzan a quienes violan la ley y atropellan la democracia. Unas palabras que deberían haber supuesto la destitución inmediata de Parlón como miembro de la ejecutiva y que, sin embargo, no han merecido un solo reproche de Sánchez ni de ningún dirigente socialista. El PSOE se limita a señalar que Parlón -miembro de la ejecutiva, recuerden-, habla «a título personal».

Es solo una muestra más de la falta de claridad y el relativismo del PSOE de Sánchez en torno al desafío secesionista y de su pertinaz posición de equidistancia entre un Gobierno que apela al cumplimiento de la ley y aquellos que la incumplen de manera sistemática. La insistencia de Sánchez, de Parlón y de muchos otros socialistas en que hay que dar una solución «política» y no legal al anhelo de independencia de muchos catalanes es una irresponsabilidad manifiesta. Un Estado de derecho es un edificio sólido porque todas sus piezas encajan. Y si se retira una de ellas, el resto se desmorona sin remedio. Por si había dudas, la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, nos anuncia ya que está a la espera de que se dé esa «solución política» a Cataluña para plantear la anexión de Navarra al País Vasco. El lendakari Urkullu aguarda también la solución política a Cataluña para pedir idéntico trato para el País Vasco. Y lo mismo harán los independentistas gallegos. Lo siguiente será que León se quiera independizar de Castilla, igual que La Mancha. Y así, hasta el infinito. Y a ver entonces quién, y con qué argumentos, les dice que no. El Gobierno está obligado a hacer cumplir la ley y la Constitución en Cataluña. Y debe saber que, cuando llegue el momento, tendrá que hacerlo no solo sin la ayuda del PSOE de Sánchez, sino en su contra.