El día de la marmota de la subasta de energía

Noelia Rodríguez AVILÉS

AVILÉS

Factoría de Alcoa en Avilés
Factoría de Alcoa en Avilés

A tres meses de acabar 2017 el Ministerio repite patrón de años anteriores: no ha fijado fecha ni características de la venta

02 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A tres meses de que acabe el año nada se sabe sobre la subasta de ininterrumpibilidad, esa de la que depende cuánto pagarán por la energía al año siguiente las grandes consumidores del país (ubicadas la mayor parte de ellas en Asturias). Se repite lo ocurrido el ejercicio anterior, el anterior y el anterior. El Gobierno de la nación deja su celebración para las últimas semanas del año y, salvo un giro de los acontecimientos, no se espera que introduzca cambios en su funcionamiento, mucho menos esos que empresas, sindicatos y ejecutivo autonómico vienen reclamando desde la primera venta de este estilo que se celebró. Fuentes del Ministerio de Energía han confirmado que hasta el momento no hay fecha para que se celebre la subasta ni tampoco se han determinado las características de la misma. Viendo lo ocurrido en años anteriores es probable que se celebre en noviembre y que las condiciones no sean muy diferentes de las anteriores. Hasta el momento lo único que se sabe es que ArcelorMittal, Alcoa y Asturiana de Zinc participarán en la venta de lotes de energía, al igual que lo han hecho en las ediciones anteriores.

La subasta, si se mantiene con las características ya conocidas, determinará el precio de la energía para 2018 y será efectiva a partir del próximo 1 de enero, pero tendrá una vigencia de un año. Y esa es una de las principales reclamaciones que han hecho en los últimos tiempos al departamento que dirige Álvaro Nadal. Una duración tan limitada obliga a las grandes empresas a hacer planes a muy corto plazo o a hacerlos sin tener en cuenta cuál será su factura eléctrica, algo que en el caso de Alcoa supone el 40% de sus costes. Es por ello que la aluminera es, precisamente, la empresa más afectadas por este sistema de subasta. El presidente del comité de empresa de la factoría de Avilés, Daniel Cuartas (UGT), apunta a sus principales reclamaciones: que no sea año a año y que dé un marco energético competitivo para las empresas. Al mismo tiempo reconoce que teniendo en cuenta a las alturas del año que estamos y que no se ha dicho nada sobre la subasta «no creo que vayan a introducir los cambios que pedimos».

José Manuel Gómez de la Uz, representante de CC OO también en la planta asturiana de Alcoa, habla en el mismo sentido y reclama al Gobierno de España que mire hacia afuera, a lo que hacen otros países con las industrias que allí tienen. «Alemania funciona de otra manera, con menos cargos impositivos, en otros países se dan ayudas a las empresas electrointensivas y no pesa tanto la ininterrumpibilidad», asegura. Duda que a estas alturas el Ministerio de Energía atienda algunas de sus reclamaciones, pero señala que «parece que hay un dinero para ayudas a las grandes consumidoras, que vendría de otro ministerio, pero no sabemos cómo se repartirá». El hecho de que los costes sean mayores en España que en otros países cercanos puede ser tenido en cuenta a la hora  de que las empresas planteen deslocalizaciones, llevándose la producción lejos de las factorías asturianas. De ahí que la preocupación por la escasa estabilidad que ofrece la subasta, un modelo que cuenta con bastantes detractores, se extienda también entre los políticos. Hace unos días el presidente del Principado, Javier Fernández, reclamaba por enésima vez un «marco estable» para la industria electrointensiva que evite entre las empresas el «temor a sobresaltos en su coste energético».

Los casos de Alcoa y ArcelorMittal

A pesar de ese miedo a no saber a cuánto va a ascender su factura eléctrica de unos meses hay empresas que estos días anuncian inversiones. Lo ha hecho ArcelorMittal, que espera completar en dos años la modernización de su acería de Avilés con medidas medioambientales y cambios que le permitirán una producción de mayor calidad. En el lado opuesto se encuentra Alcoa, que lleva años sin hacer inversiones en las instalaciones avilesinas y envuelta en incógnitas acerca de su viabilidad y futuro. El año pasado se habló de una posible venta o de la participación de otro socio, pero al final quedó en nada. La empresa asegura estar abierta a todas las posibilidades y es por eso, probablemente, por lo que tampoco realiza grandes inversiones en la planta de Avilés. Las instalaciones están produciendo al 60% de su capacidad, a pesar de que los trabajadores aseguraron hace meses que las circunstancias permitían incrementar ese porcentaje, y aún no se tiene convenio -el que está actualmente vigente era para el periodo 2014-15. Sindicatos y empresa iniciaron las conversaciones la pasada primavera, aunque hasta el momento ni siquiera han entrado a las negociaciones. «Estamos leyendo, de artículo en artículo», asegura Cuartas. La cosa pinta que va para largo. Y mientras tanto esperan a que el Boletín Oficial del Estado (BOE) publique la convocatoria de la subasta de ininterrumpibilidad. Entonces se sabrá cuántos paquetes se sacarán a la venta y cuál será su capacidad, de lo que dependerá, al final, cuánto les costará la energía a las grandes consumidoras.