¿Otro mediocentro?

Eduardo Muñoz
Eduardo Muñoz ÁREA PEQUEÑA

AZUL CARBAYÓN

17 dic 2016 . Actualizado a las 11:01 h.

Resulta paradójico que este Real Oviedo 2016-17 tenga  overbooking de medios centros en su plantilla cuando practica un juego directo en el que el balón pocas veces pasa por el centro del campo. Sobremanera jugando fuera de casa, a la mínima presión de algún rival, no tiene más recurso que el de los defensas centrales lanzando pelotazos buscando que Toché peine el balón hacia nadie, pues no tiene por delante ningún compañero. Y es que la plantilla (tan extensa como la de la campaña pasada pese al anuncio de que no se repetiría el mismo error, con demasiados futbolistas que casi nunca juegan, y evidentemente descompensada por cuanto tiene, por ejemplo, tantos centrales, tres, como laterales izquierdos) cuenta con Jon Erice, Lucas Torró, David Rocha, Jonathan Vila, Edu Bedia y el incomprensible brindis al sol buscando una inexistente asturianización del grupo que es Héctor Nespral (sin contar con la posibilidad proclamada de que Óscar Gil actúe en dicho puesto) para desenvolverse por esa zona del campo, estando siempre como mínimo tres sobre el césped.

Si además se renuncia al juego por las bandas al no incorporarse los laterales en exceso y colocar a un delantero como Linares por la izquierda y a un hombre como Susaeta por la derecha (cuando no a Rocha), con una cada vez más acentuada tendencia a irse al medio, este Oviedo de Hierro acumula muchos efectivos en una zona infrautilizada en el juego ofensivo y que, en el defensivo, tampoco es que sea un seguro de solvencia.

Pese a esta abundancia de elementos y de la variedad de características que supuestamente aglutina cada uno, está bastante extendida entre la afición la idea de que en el mercado de invierno uno de los objetivos ha de ser otro futbolista para el medio centro, eso sí, con características distintas, las de un medio organizador que reparta juego. En el poco probable caso de que exista tal mirlo blanco y se lleve a buen término su contratación, poco protagonismo se le aventura con semejante forma de jugar.  

Es más, si bien desenvolviéndose más cerca de la portería rival y, dejando de lado la evidente baja forma que atraviesa esta temporada, gran parte del escaso juego combinativo de este equipo suele pasar por las botas de Néstor Susaeta, cuyos mejores momentos desbordando por la banda y centrando desde la línea de fondo parecen cada vez más cosa del pasado. Sin haber sido nunca un extremo de esos que se manchan las botas con la raya de la banda, pues siempre ha tenido querencia a irse hacia el centro, ahora es más frecuente a medida que tiene una edad que le ha quitado explosividad para ese desborde, destacando en otras facetas (hablamos de un futbolista con visión de fútbol, un excelente golpeo de balón y preciso en el desplazamiento). De facto, puede que sea ahora mismo lo más parecido a un medio creativo que tiene este Oviedo.

En el fútbol de hace varias décadas no era nada inusual ver cómo futbolistas acostumbrados a jugar como atacantes, con el paso de los años, a medida que iban perdiendo facultades físicas, retrasaban progresivamente su posición refugiándose en el centro del campo como medios o incluso en la defensa como hombres libres (cuando se defendía con marcajes al hombre, el líbero era el defensa que no tenía asignada una marca individual y cubría las espaldas a sus compañeros). Así, compensando la merma de facultades con el poso que da la veteranía, prolongaban su trayectoria unos años más ofreciendo un buen rendimiento. Quién sabe si, en un futuro próximo, puede ser el caso del bueno de Néstor.