Entonces el problema es...

AZUL CARBAYÓN

Real Oviedo

La opinión de Eduardo Muñoz de la marcha del equipo

14 ene 2017 . Actualizado a las 09:08 h.

Desde el inicio de la temporada y más si cabe a medida que ha ido avanzando la misma, mi sensación es que a este Real Oviedo le falta fútbol. La intención apreciada en los primeros partidos de apostar por un juego de posesión y toque fue pronto desechada visto su escaso éxito y dio paso a un modelo que parecía buscar principalmente la seguridad defensiva, algo lógico y más acorde con esta categoría. Para ello se pobló el centro del campo de efectivos a costa de sacrificar las bandas, practicando un juego pobre con formaciones muy replegadas en campo propio que pisaban muy poco el área rival. Después de un aseado encuentro en Cádiz que se saldó con una cómoda victoria, la fortuna en partidos a domicilio como los de Girona o Murcia y una mejor cara en el Tartiere,  se encadenó una buena racha de resultados que hizo pensar que se había dado con la fórmula adecuada.

Pero este equipo nunca demostró ser un bloque sólido de esos que se muestran compactos, a los que es muy difícil crearles peligro y que rentabilizan sus escasos goles porque encajan muy pocos, si bien como los resultados eran buenos, pocas objeciones se hicieron. Después, sobre todo fuera de casa, a medida que comenzaron a repetirse con gran asiduidad unos errores individuales casi grotescos, los resultados dejaron de llegar. Además se confirmó una evidente falta de reacción cuando se está con el marcador en contra (todo el año natural de 2016 ha transcurrido sin una sola remontada), como si encajar un gol supusiese una adversidad insuperable, lo que, pese a las repetidas apelaciones a que hay que tener personalidad para reponerse, constata la falta de la misma. Y es que la personalidad y el carácter o se tienen o no.

Para mi sorpresa, desde el propio seno del vestuario se reconoce una falta de actitud en las últimas salidas. Algo que es muy grave, intolerable desde cualquier punto de vista, se convierte en sangrante cuando se repite una y otra vez pese a los votos hechos por parte de los miembros de la plantilla para que no vuelva a producirse.

Sin capacidad creativa se pretende una forma de juego basada en la fortaleza defensiva, perfectamente defendible pero que, en la práctica, se traduce en ser un equipo que defiende mal y es muy vulnerable. Pero si los propios protagonistas reconocen esa falta de actitud habrá que aceptarlo por inconcebible que sea. Al menos la solución parece más sencilla que si el problema es futbolístico en cualquiera de sus variantes (tan válido es el creativo de elaboración y toque como el basado en una sólida defensa acompañada de rápidos contraataques o cualquier otro sistema, siempre que esté bien trabajado), aunque yo siga pensando que es el principal problema de este Oviedo sin identidad definida.

En estas estábamos cuando Fernando Hierro convocó a los medios de comunicación para pedir que se olvide lo sucedido al término de la pasada campaña, como si ese fuese el problema de los malos resultados y de la mala imagen. O me he perdido algo en esta historia o lo de rescatar ahora aquello no sé a cuento de qué viene. Bien está que Hierro salga a dar la cara cuando vienen mal dadas pero, que yo sepa no hay ningún movimiento activo para reavivar aquello y menos para responsabilizarlo de la situación actual.

Lo que han hecho sus declaraciones es refrescarme la memoria para constatar con preocupación los grandes parecidos existentes entre este equipo de Hierro y aquel entrenado por Generelo. Entonces las consecuencias fueron la pérdida de opciones de ascenso a 1.ª División pues, afortunadamente la salvación estaba conseguida. Confiemos en que, como los resultados lo cambian todo en poco tiempo, y con una competición tan igualada, los próximos sean buenos y pronto veamos el futuro con optimismo. En caso contrario se avecinan malos tiempos: faltan demasiados puntos para asegurar la permanencia.