«Rebe, hija, me tocó. Díselo a güelita»

Carmen Liedo MIERES

CUENCAS

Los beneficiarios del sorteo de las 117 viviendas en alquiler de La Mayacina (Mieres ) lloraron de emoción y marcaron con rapidez el número de sus familiares

01 jul 2016 . Actualizado a las 18:50 h.

Hay niños que, en vez de con un pan, vienen con una vivienda debajo del brazo. Es el caso de Verónica Yerpes, una de las afortunadas en el sorteo de las 117 viviendas públicas de alquiler de La Mayacina, que con voz entrecortada por la emoción, tras salir su número, manifestaba que «lo que quiero es tener una vivienda para mis hijos y para mí. Me da igual cómo sea». Y es que Verónica, en avanzado estado de gestación, explicaba que en la actualidad vive en casa de sus padres con sus dos hijos de 18 y 15 años y, pese a que no está trabajando, considera que «ésta es una buena forma de empezar una nueva vida» junto con el bebé que viene en camino.

Así podrá hacerlo ella y el resto de beneficiarios a partir de septiembre, mes en el que está prevista la entrega de llaves de esta promoción de viviendas de alquiler La Mayacina, según manifestaba antes de comenzar el sorteo el director General de Vivienda, Fermín Bravo, quien acudía al acto que tuvo lugar en el pabellón Visiola Rollán por ser el recinto cerrado más amplio de Mieres ya que el sorteo congregó a más de un millar de personas. Bravo explicaba que el siguiente paso tras el sorteo será que una Comisión asigne la vivienda que le corresponde a cada beneficiario y, tras una exposición pública de 15 días, se hará la adjudicación definitiva y se le notificará a cada uno para que diga si la acepta o no. También se baremarán sus rentas para calcular cuánto pagarán de alquiler según las circunstancias sociales y económicas de los adjudicatarios, cantidad que no superará los 350 euros.

 La emoción del sorteo

El sorteo, que comenzó con un poco de retraso respecto a la hora prevista, las diez de la mañana, se prolongó hasta pasado el mediodía puesto que se realizaron varios sorteos según los cupos de edades, dependencia, familias numerosas, ejecución hipotecaria y violencia de género, además de los que entraban en el grupo general. Así fueron saliendo los beneficiarios de estas 117 viviendas de entre los 881  aspirantes que cumplían los requisitos solicitados. Inicialmente se recibieron 1.006 solicitudes.

Cada vez que salía un número, alrededor de la persona a la que le había sido asignado -que, por tanto, resultaba la adjudicataria de una vivienda- se formaba un revuelo, se oían aplausos y algún suspiro previo al llanto por la emoción y los nervios liberados. María Jesús Varela, de 56 años, no podía contener las lágrimas en su silla de ruedas cuando salió el 82. «Ahora vivo con mi hija y mi yerno, pero su piso no está adaptado», comentaba con una gran sonrisa al saberse adjudicataria de una vivienda «que estará muy condicionada para mi situación». Así, no teme irse a vivir sola a su nueva casa.

Una alegría si cabe mayor mostraba Josune González Fernández, quien espera poder «mejorar la calidad de vida» de uno de sus dos hijos, el cual sufre retraso mental. Josune González explicaba que en la actualidad vive con su marido y sus dos hijos en una casa de alquiler de 45 metros cuadrados por la que paga 300 euros haciendo un gran esfuerzo al encontrarse en paro. Así, exclamaba al resultar adjudicataria que era «un alivio».

Familias numerosas y mayores

Convencido de que le tocaría una vivienda acudió al pabellón Visiola Rollán Carlos Cerduela Barrul junto con sus hijos Josue, Carlos y Diego. «Había algo que me decía que me iba a tocar», trasladaba tras salir el número 92, un número «con el que soñó mi mujer, pero ella estaba tan nerviosa que no quiso venir y se quedó en casa con nuestra hija Aitana». Para Carlos el cambio de casa también supondrá un gran cambio porque «ahora estamos en un piso que nos cuesta 450 euros, cuando tenemos una ayuda de 750 euros». «Estamos sin trabajo y viviendo muy mal», apostillaba feliz.

En el cupo de los mayores de 65 años estaba Purificación Campo, quien reconocía que «no tenía mucha esperanza de que me tocara». Sin embargo, se mostraba aliviada de poder dejar su casa de alquiler de Requejo, por la que paga «bastante», porque «estoy del corazón, para llegar a mi casa hay que subir una cuesta y cuando tiene que ir la ambulancia hasta allí no llega, tienen que bajarme», comentaba aliviada de saber que su próxima casa «tendrá ascensor».

«Rebe, me tocó, hija. Díselo a güelita». Este era el mensaje que le daba una temblorosa Modesta Blanco a su hija por teléfono tras salir uno de los números que le habían sido adjudicados para el sorteo. Para Modesta, de 49 años, que se encuentra en situación de desempleo, que le haya tocado una vivienda de alquiler en La Mayacina supone «un cambio de vida» porque, explicaba, «ahora estoy en casa de mi madre, pero no hay sitio para mi hija y ella vive en otra casa que le han dejado». Por tanto, el nuevo piso será una oportunidad de rehacer la vida con su hija» después de haber pasado por otros sorteos de viviendas de promoción pública y que nunca le tocara una.

Rosa Ana Suero daba un grito de alegría tras saberse adjudicataria porque aunque está trabajando vive con sus padres en un piso en Santa Marina. Ésta será la para ella la oportunidad de irse al centro de Mieres, comentaba con escepticismo y sorpresa porque «es la primera vez que lo solicito y me tocó».

Poco convencida acudía también a esta convocatoria Estefanía Gómez Prada, quien participó en el sorteo del cupo de edad de entre 18 y 35 años. «Venía convencida de que no», sin embargo, al salir del Visiola Rollán el planteamiento era poder irse con su pareja a este piso de La Mayacina que les permitiera ahorrar del elevado alquiler que ahora están pagando.

Otros muchos sueños de cambiar su vida se quedaron en este pabellón mierense, del que salieron sólo con el compromiso de la concejala de Desarrollo Urbano, Delia Campomanes, «de seguir trabajando» y «tender la mano a la Consejería de Vivienda» para poder poner a disposición más viviendas públicas, ya que recordó que la vivienda digna «es un derecho constitucional» de los ciudadanos.