Mary Beard, divulgadora

Rosa María Cid López OVIEDO

CULTURA

Rosa Cid, profesora de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo e investigadora responsable del Grupo Deméter, escribe sobre el perfil más público y polemista de la galardonada

25 may 2016 . Actualizado a las 22:55 h.

Entre los innumerables méritos de Mary Beard, prestigiosa profesora de la Universidad de Cambrigdge, suelen resaltarse sus intervenciones en la prensa, la radio, la televisión y también las opiniones que puntualmente incorpora en su conocido blog, A Don´s Life, con un elevado número de visitas. Sin olvidar la dirección del Times Literary Supplement. En estas actividades, a las que el profesorado universitario no siempre se muestra muy dispuesto, Mary Beard intenta promover el conocimiento de la cultura clásica, en especial de la Roma antigua, subrayando cómo de las sociedades del pasado se extraen enseñanzas sobre el presente. A la inquieta historiadora le gusta enfatizar que la herencia de los clásicos sigue viva. Por ejemplo, para intentar comprender el hecho de la globalización, reflexiona sobre lo ocurrido en la Roma antigua, dónde se construyó una compleja red viaria que puso en contacto ciudades de la Península Ibérica con Roma, la capital imperial, entre otros muchos ejemplos.

Pero las opiniones de Mary Beard no suelen limitarse a reflexionar sobre la actualidad de la cultura clásica. Con su presencia activa en los medios de comunicación y en las redes muestra su interés por lo que sucede en el presente, y su preocupación por los problemas de la Europa reciente. No duda en manifestar su parecer sobre temas que van desde las críticas, someras, a la financiación de políticas protectoras del patrimonio por parte del gobierno británico y la preocupación por los problemas de la población inmigrante, hasta arremeter contra el uso indebido de las redes sociales; este hecho provocó una gran polémica en el Reino Unido, ya que ella misma fue víctima de los ataques virulentos, de inequívoco y desacertado tono machista, de internautas. Sobre su forma de emitir opiniones, aunque no sean apropiados para el pensamiento dominante, fueron muy cuestionadas sus declaraciones cuando aconteció el atentado del año 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York, en las que posiblemente se malinterpretó su acertada reflexión sobre la soberbia de Occidente.