Matt Damon: «No me interesa la voracidad de Hollywood por el sexo y el escándalo»

María Estévez LOS ÁNGELES / COLPISA

CULTURA

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«Me asusta la idea de que Trump se convierta en el próximo presidente; es realmente aterrador», asegura

29 jul 2016 . Actualizado a las 19:36 h.

Por cuarta vez en su carrera, Matt Damon se pone en la piel del más letal de los agentes de los cuerpos de élite. En Jason Bourne -así se titula la nueva entrega- recupera la memoria y es más consciente de sus limitaciones. Han pasado quince años desde que el actor debutó con la serie en el filme El caso Bourne (2002). Entonces tenía 30 años y un brillante futuro por delante. Damon retorna al mítico personaje sin la fuerza de la juventud, lo que compensa con una mayor experiencia. En esta ocasión viaja a Las Vegas mientras el mundo sufre el colapso financiero y una guerra tecnológica financiada por organizaciones secretas.

-Se mostró favorable a la candidatura de Hillary Clinton. ¿Expone su punto de vista político?

-Nunca he hablado sobre ese tema pero me asusta la idea de que Trump se convierta en el próximo presidente. Es realmente aterrador. Su candidatura pone de manifiesto la volatilidad de los tiempos que vivimos, la división que existe en la sociedad: en la política, en la tecnología, en los medios, hemos perdido la costumbre de escucharnos unos a otros. Solo deseo que alguien empiece a hablar con un discurso menos radical. Trump no es la solución y estoy dispuesto a hacer campaña por Hillary.

-En el filme, se presenta una visión muy actual de lo que significa realmente perder la identidad.

-Es algo por lo que todos los ciudadanos deberíamos preocuparnos. La película refleja la tensión entre seguridad y libertades civiles, que pone de manifiesto el aparato tecnológico de grandes corporaciones y empresas de seguridad. Los servicios de inteligencia aseguran que para mantenernos seguros debemos darles nuestra información, lo cual es cierto, pero el tipo de sociedad que hemos creado está a punto de estallar por tanta tensión.

-La presente entrega es un regreso a los orígenes de Bourne.

-Se acerca a la primera de la serie y eso fue lo que me emocionó. Soy mucho más viejo, tengo menos capacidad física para las escenas de acción y me he visto obligado a compensarlo en ciertas secuencias, pero sé cómo interpretar el personaje y me siento orgulloso del resultado.

-Es de los pocos actores que jamás provocó un escándalo. ¿Qué lo tiene con los pies en la tierra?

-Creo que tuve mucha suerte al enamorarme de una mujer que no trabaja en la industria del entretenimiento. Es ella la que me mantiene con los pies en el mundo real. En Hollywood existe una voracidad enorme por alimentar el ego saliendo en revistas que venden sexo y escándalo. A mí no me interesa nada de eso.

-¿Se ha arrepentido de decir «no» a alguna película?

-No quise hacer Avatar, imagínese si me he arrepentido. Lo cierto es que no podía viajar tanto tiempo a Nueva Zelanda. Me hubiera encantado ponerme a las órdenes de un visionario como James Cameron, pero estaba comprometido. También tuve que rechazar The Figther. Pero el actor adecuado, Christian Bale, logró el papel. Era su destino.

-Usted, sin duda, no está padeciendo una crisis de los cuarenta.

-De adolescente me di cuenta de que no iba para atleta profesional, así que deje de preocuparme por la edad. Ahora que acabo de cumplir 40 pienso un poco más en el futuro y en lo que me queda por vivir. He tenido mucha suerte, vivido cosas maravillosas, tengo una carrera de la que no puedo quejarme, una familia maravillosa, salud, hago lo que me gusta. Estoy agradecido. No tengo razones para deprimirme.

-Su madre lo educó durante un tiempo en una comuna. ¿Sigue manteniendo ideas liberales?

-Cuanta mayor sea la división económica en el mundo más se van a proteger los que tienen dinero por temor a que les hagan daño. El sistema de colegios públicos que existe en América estaba creado para derribar barreras y durante mucho tiempo funcionó muy bien porque ayudaba a promover la ciudadanía, pero ahora los hijos que nacen privilegiados van a colegios privados fuera del sistema y eso automáticamente propicia la construcción de muros alrededor. Yo soy el primero, porque llevo a mis hijos a un colegio privado.