Fray Benito Jerónimo Feijoo, padre de la ufología

Pablo Batalla Cueto OVIEDO

CULTURA

Las hipótesis del padre Feijoo sobre la existencia de vida extraterrestre son el tema de uno de los capítulos de «Con la razón y la experiencia», una obra colectiva recién publicada en Trea sobre el ilustrado asturiano

20 dic 2016 . Actualizado a las 16:10 h.

Que fray Benito Jerónimo Feijoo, pionero de la Ilustración española, fue un hombre adelantado a su tiempo es notorio y bien conocido. Que fue seguramente el primer español en reflexionar sobre la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre -de planetícolas, en la terminología manejada en la época- lo es menos o nada, pero de ello habló largo y tendido la profesora Inmaculada Urzainqui en la rueda de prensa en la que el Instituto de Estudios del Siglo XVIII ha dado a conocer una nueva monografía colectiva, publicada por Trea, sobre el ilustrado orensano afincado en Oviedo: Con la razón y la experiencia: Feijoo 250 años después.

Uno de los capítulos de la obra, a cargo de Frédéric Prot, versa justamente sobre ese curioso campo de interés del padre Feijoo. Hasta en diez ocasiones entre 1728 y 1760, relata el profesor francés, abordó Feijoo en su obra la hipótesis de una vida vegetal, animal e incluso racional en otros planetas, aunque cabe recordar que otros europeos contemporáneos de Feijoo disertaron también sobre el particular. Fue el caso de Pascal, de Leibniz, de Fontenelle o de Immanuel Kant, que dedicó varios ensayos a la «comparación entre los habitantes de diversos planetas, basada en las analogías de la naturaleza». El filósofo alemán profesaba una «fe firme» en la existencia de planetícolas que Feijoo hizo propia y armonizaba con una creencia no menos sólida en la capacidad de los animales de sentir dolor y de percibir la temporalidad.

«No hallo», escribía Feijoo en 1739, «repugnancia alguna en que en los Astros se engendren y vivan hombres, brutos y plantas. Por hombres entiendo aquí criaturas intelectuales, compuestas de cuerpo y espíritu como el hombre, sin meterme en determinar si serían de distinta especie ínfima o de la misma que nosotros». Años más tarde, en 1760, el erudito llegaba a proponer la posibilidad de que existiera en el Universo una especie racional superior a la humana: existen en potencia, escribía Feijoo, «millares y millares de compuestos de espíritu y materia más noble que la humana», todas ellas creadas, por supuesto, por Dios. Feijoo, evidentemente, no negaba al Supremo Creador, a quien imaginaba en cambio como el omnipotente creador no de un solo mundo, sino de centenares de ellos.

«¡Oh qué número sin número de estrellas fijas se nos presenta a la mente!», escribía Feijoo en otra ocasión. «Y por consiguiente», proseguía, «¡oh qué numero sin número de nuevos mundos se ofrece la especulación!».

Con la razón y la experiencia: Feijoo 250 años después es el resultado de la conjunción de diversos especialistas tanto humanísticos como científicos y se divide en seis bloques temáticos: «Saber, ciencia y filosofía», «Ética, política y sociedad», «Filología, historia y pedagogía», «Feijoo en su tiempo», «El universo humano de Feijoo» y «La mirada posterior». Lo han coordinado Inmaculada Urzainqui y Rodrigo Olay, ambos profesores de la Universidad de Oviedo, que se muestran orgullosos de una obra que «representa la puesta al día de la investigación sobre el que fue el gran best seller del siglo XVIII» y alguien «cuyo legado es jalón imprescindible en la construcción de la modernidad ilustrada».

¿Habría en alguno de esos innúmeros mundos habitados que el padre Feijoo se imaginaba un Feijoo marciano que teorizara a su vez un planeta Tierra poblado de «hombres, brutos y plantas»? La tarea de divagar sobre ello, el Instituto Feijoo se la deja al programa de televisión de Iker Jiménez.