La Tate reconoce el trabajo de Tillmans como uno de los más innovadores

Rita Álvarez Tudela LONDRES / E. LA VOZ

CULTURA

WILL OLIVER | EFE

La exposición  concentra su producción en diferentes medios desde el 2004 hasta la actualidad

22 feb 2017 . Actualizado a las 07:52 h.

No la quieren llamar retrospectiva, pero, la que es la primera exposición del artista alemán Wolfgang Tillmans en la Tate Modern, bien podría serlo. Concentra su producción en diferentes medios desde el 2004 en California hasta la actualidad y le consagra como uno de los artistas más innovadores del momento. La muestra -2017- engloba desde fotografías de la vida cotidiana, incluidas varias tomas de su estudio en pleno proceso creativo, hasta sus juegos con la cámara analógica e ideas con las que rompe formatos y cánones de presentación de sus fotografías. Los problemas sociales y la escena política le acompañan. Hay hueco para acordarse de la propaganda electoral del ex primer ministro británico Tony Blair, pero también para mostrar la preocupación recurrente que siente el artista desde el 2003, cuando se produjo la invasión de Irak y las posteriores manifestaciones contra la guerra, y cuando sintió que el mundo cambió por completo.

Tillmans halla un compromiso profundo en la abstracción. Hace un juego de imágenes analógicas y digitales en la obra Sendeschluss / End of Broadcast I, donde toma la señal perdida de una televisión. Mientras, la serie Blushes 2000 fue realizada manipulando directamente los efectos de la luz sobre el papel fotográfico. No faltan tampoco sus retratos, donde queda palpable la delicadeza, fragilidad y la belleza del cuerpo humano. Una exploración que comenzó en el 2003, cuando se decantó por la fotografía de gran formato, y que se amplió aún más unos años más tarde, cuando se sorprendió por la riqueza de oportunidades que ofrecía la tecnología digital.

Una de las salas más veneradas es la que recrea su hemeroteca. Una selección de material impreso, con folletos, páginas de periódicos y revistas, y todo tipo de recortes, unidos a libros que se topa en su camino. Tillmans nunca deja de estimular sobre cómo dar una respuesta personal a la serie de cuestiones globales que le rodean, como la guerra, los derechos de los homosexuales y la crisis de los refugiados.

Su trabajo no es nuevo para el público británico, pues fue el primer artista extranjero que ganó el premio Turner, en el 2000, además del primer fotógrafo. Su obra no ha sufrido grandes variaciones, pero no se limita ahora a fotos, usa también vídeo, proyecciones de diapositivas digitales, publicaciones, proyectos curatoriales y música grabada. «No es un profeta, pero ve a dónde van las cosas porque tiene un ojo para el mundo», explica Chris Dercon, comisario de una muestra que se expande por 14 salas y que estará abierta hasta el 11 de junio.