El «síndrome de la Alerta Naranja»

J. C. G. REDACCIÓN

CULTURA

Pinturas en Santullano
Pinturas en Santullano

«No se puede vivir en un eterno estado de alarma social sobre el prerrománico», advierte la catedrática Pilar García Cuetos, que pide «reflexión sosegada» y «equipos multidisciplinares»

07 mar 2017 . Actualizado a las 08:01 h.

«No se puede vivir en un eterno estado de alarma social sobre el prerrománico. No beneficia a la tutela de este patrimonio». El parecer es de la catedrática del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Pilar García Cuetos, quien considera que se puede incurrir en un cierto síndrome de Pedro y el Lobo después de estar «continuamente diciendo, durante tantos años, que es el apocalipsis, la última oportunidad». O quizá, más actualizada la comparación, de un síndrome «de la Alerta Naranja, esas alertas sobre temporales que todos escuchamos convencidos de que, al cocer, menguará».

«Eso no significa negar la mayor. Hay situaciones delicadas y preocupantes. Pero es tremendo lo que hay que hacer para que deje de ser tremendo. El exceso de tensión genera inaccion y, queriendo contrubuir, se genera un estado de alarma y de polémica que es muy malo y que entorpece nuestra responsabilidad respecto a un patrimonio que es Patrimonio de la Humanidad, pero que tiene en el Principado la primera línea de responsabilidad de tutela», precisa la catedrática, especializada en conservación y restauración.

Arma arrojadiza

En esa situación se han generado -prosigue- «un montón de planes» cuando en realidad lo que se necesita es «un plan, pero uno acordado, consensuado, y luego cumplido». ¿Quienes deberían proponerlo? «Esa es la pregunta del millón, pero tengo claro que los políticos, no. Carecen de la formación y la especialización necesarias. Pueden dar sus ideas, que a veces son más bien ocurrencias, incluso con la mejor de las voluntades políticas. Pero su misión es implementar las políticas habiendo escuchado a los expertos. Punto final». La contundencia de Pilar García Cuetos tiene que ver con lo que considera un «planteamiento a la remanguillé» de los partidos políticos que «presentan planes completamente diferentes y usan el prerrománico como arma arrojadiza». 

Claro que no son los únicos entre los que habría que buscar consensos. «En muchos casos, los políticos manejan intereses y por eso no están dispuestos a dialogar; pero a veces a los científicos nos pasa lo mismo, y no somos capaces de ir más allá de nuestros intereses de investigación. De la misma manera que pido generosidad, sensatez y sentido de estado a los políticos, también se la pido a los especialistas», proclama la catedrática.

No puede ser, en su opinión, de otro modo ante un patrimonio que exige «visión de conjunto» porque -prosigue García Cuetos- se tiende a centrar la atención sobre aspectos parciales, olvidando por ejemplo «que las pinturas están integradas en arquitecturas», o a ver los templos «casi como esculturas, fetiches arquitectónicos, objetos subidos a una peana que hay que adorar porque sí», desvinculados de entornos «cada vez más vacíos y más neutros» que «no tiene sentido recuperar si no es para integrarlos». También se olvida que el prerrománico «es algo más que unos cuantos templos; un conjunto que necesita tutela como tal».

Refexlión sosegada

Ese carácter de conjunto justifica «equipos multidisciplinares» para «responder a una demanda social que no estamos escuchando porque todo el mundo escurre el bulto», según Pilar García Cuetos.

Debería ser, en su opinión, bastante más fácil (y más barato) que todo eso, sobre todo desde el punto de vista institucional. «Más que un plan, más que un centro de interpretación, se necesita una reflexión sosegada, que no quiere decir "dilatada en el tiempo", de personas que desde diferentes disciplinas e instituciones puedan aportar para establecer entre todos un pacto. Eso no cuesta dinero, No pido a la consejería una inversión millonaria, le estoy ofreciendo ideas, como creo que todos los especialistas». Y, por lo que respecta a estos, «supondría abrir el prisma para que deje de ser una guerra a ver si me llaman a mí para esto: voy a ir donde me llamen, vamos debatir ideas y que los políticos asuman la planificación política. Pero no hay nada peor que, en una urgencia, cada uno grite desde su rincón "dónde está la manguera"».

Las medidas de conservación y de gestión derivadas de los acuerdos de ese equipo y ejecutadas desde las políticas de patrimonio no requeriría, a su vez, «intervenciones millonarias, sino comedidas», lo que deja desfasado en su opinión «un plan del prerrománico que responde a un estado anterior a la crisis económica». Entre ellas, la catedrática considera «fundamental» el acercamiento del prerrománico a la sociedad asturiana. Echa mano, de nuevo, García Cuetos de un símil, esta vez gastronómico: «Disfrutamos como lo hacemos de la sidra y del cachopo porque lo tenemos más ceca y nos lo ofrecen más a menudo».

«El prerrománico sigue siendo poco conocido y, sobre todo, se disfruta poco, porque una visita de cole no es algo con lo que se disfrute y porque no puedes llevar a tu pandilla a ver San Salvador de Priesca y verte negro para entrar... Hay que permitir otra interacción y de otra manera». Incluso cuando eso suponga tener que «articular de alguna manera« la «contradicción» que se puede plantear «entre la necesidad de la conservación y la aspiración de tener más visitas».