Pierre Lemaitre; «Me dicen que tengo libros violentos, pues no, es la vida la que es violenta»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

XOAN A. SOLER

El narrador francés dice que una buena historia «es algo extraordinario que le pasa a alguien ordinario»

23 mar 2017 . Actualizado a las 08:44 h.

Siempre ha sido escritor. Aunque no escribiese. El impulso le llegó a los 55 años. Y de su mente salió Camille Verhoeven, un inspector que mide 1,45 metros, personaje con el que triunfó. Pierre Lemaitre, ganador del premio Goncourt 2013 -máximo galardón de la literatura francófona-, se pasó estos días por Santiago para recoger el premio San Clemente por su novela Irène (Alfaguara).

-Empezó a escribir tarde. ¿Cómo llega esa pulsión?

-Es cualquier cosa menos una pulsión, porque una pulsión es algo inmediato, espontáneo, y a decir verdad siempre he sido escritor. Creo que siempre he mirado la vida intentando fabricar historias. No puedo evitar ver el potencial narrativo de cualquier situación. Antes estaba hablando con un periodista y no pude evitar pensar: «Esto daría un buen personaje». En realidad, creo, yo era un escritor que no escribía, pero siempre he sido escritor.

-Siempre cuenta que Pascaline fue la que creyó en usted.

-Escribí dos libros entre los 20 y los 50 años y que fueron rechazados por los editores. Me parecía normal que no los aceptasen porque no eran muy buenos. Después conocí a Pascaline y cuando tienes a tu lado a alguien que cree en las cosas que haces todo se vuelve más fácil. Si nos paramos a pensar, todo lo importante de nuestras vidas son encuentros. Si miras bien. En realidad esta historia no es excepcional, lo extravagante es empezar tan tarde y llegar a la cumbre en tan poco tiempo. El éxito fue lo extravagante, no el encuentro. Todos tenemos encuentros.

-Se dio cuenta de que Camille Verhoeven estaba inspirado en su padre al acabar de escribir. ¿Cómo nace ese investigador?

-Lo que más me interesa en literatura es trabajar la cuestión del punto de vista porque en el fondo casi todas las historias ya han sido contadas. Buscaba un personaje con un punto de vista diferente. Se me ocurrió ese personaje bajito para que tuviese una visión del mundo en contrapicado, porque sería interesante ver cómo este hombre ve la realidad de forma distinta a todo el mundo, porque no se tiene la misma opinión de una persona según el ángulo desde el que se mira y él miraba las cosas desde abajo. Este hombre siempre está muy airado, muy enfadado, es una especie de olla a presión hirviendo permanentemente. Así que tiene un punto de vista explosivo, de algún modo. Siempre está enfadado, es un tipo antipático. Pero a fin de cuentas es un tipo encantador.

-Ninguno de sus personajes es especialmente agradable, la verdad.

-No, no. Hasta tengo fama de ser malo con mis personajes. Y es cierto.

-Y es que el último es un asesino de doce años.

-Sí, un asesino de 12 años que mata a uno de seis. No podemos escribir historias con gente que encarna la banalidad. Una buena historia es algo extraordinario que le ocurre a una persona ordinaria. Este chico es una persona ordinaria a la que le ocurre algo extraordinario, que es convertirse en asesino. Me dicen que soy malo con mis personajes y yo contesto que no, que es la vida la que es mala con ellos. Me dicen que tengo libros violentos. Pues no, es la vida la que es violenta. Ya me gustaría escribir novelas donde todo transcurre bien. Pero la vida no es así.

-Y además dice que no cree en la redención, solo en el castigo.

-No creo en la redención porque es un concepto un poco católico... y soy un ateo casi militante. No creo en Dios, creo en los dioses, en la fatalidad. Cuando uso la palabra dioses uso una metáfora. Creo que en la vida hay elementos que hacen que ocurran fatalidades. La redención es una categoría moral que no pertenece para nada a mi filosofía, a mi concepción filosófica de la vida.

«La política tiene los ingredientes de una novela negra»

Pierre Lemaitre no duda y define la novela negra como la que recrea una sociedad en la que puede cometerse un crimen.

-El último premio Planeta es también una novela negra. ¿Qué nos está pasando?

-La novela negra siempre tiene un resurgimiento importante durante las crisis sociales, si lo observamos en conjunto. Por ejemplo, el éxito de la novela nórdica, es más o menos contemporáneo de un momento en el que Europa empieza a cuestionarse. Toda Europa está cayendo en una especie de melancolía que tiene que ver con el fin de los tiempos felices, así que el público le da mucho éxito a las novelas depresivas. Doy esta explicación para que se entienda que el público llama a la novela negra cuando la sociedad está en crisis.

-¿Se podría hacer novela negra con la política actual en Francia?

-Oh, sí, incluso hay algunos novelistas en Francia que trabajan con la política, como Marc Dugain. Pero no son temas para mí, no es algo que yo pueda tratar. Una temática tiene que compartir con el autor un código genético. Me gusta mucho Dugain, me gusta leerlo, pero no podría hacer eso. No hay duda de que lo que está ocurriendo ahora es una tragedia social muy novelística porque hay acontecimientos sorpresivos constantemente. Tenemos todos los ingredientes de una buena obra policíaca: suspense, mucha sorpresas, muchas pistas falsas... y las cosas siempre ocurren de un modo que no se ha previsto. Receta absoluta de un buen policíaco. Y al final habrá un muerto. Puede que sea el país.

-¿Se atreve usted a hacer una predicción sobre quién será el próximo presidente de la República Francesa?

-Hoy, sí; mañana, no sé. Si fuese hoy diría Emmanuel Macron, pero mañana, pasado mañana... todo puede ser. Es la primera vez que nos damos cuenta de que todo es imprevisible. Después del brexit y la elección del Donald Trump parece que todo está siendo cuestionado. Y creo que estamos viviendo un período preinsurreccional.