El análisis de «Arlequín con espejo» revela cómo Picasso le «retorció el cuello» al clasicismo

P. M. MADRID / EFE

CULTURA

Manuel Carretero | EFE

El director artístico del museo Thyssen cree dice que el cuadro hace «conjeturar» que se trata de un ensayo de un autorretrato

29 abr 2017 . Actualizado a las 14:51 h.

Corría 1923 cuando Picasso pintó Arlequín con espejo, pero 94 años después el Thyssen ha descubierto que el malagueño creó en origen a un arlequín viril de fuertes piernas abiertas y no el femenino y de piernas cruzadas que conocemos y con el que «retorció el cuello» al clasicismo. Así lo explicó ayer Guillermo Solana, director artístico del museo, en la presentación del estudio técnico que han llevado a cabo, que «verifica» lo que desde hace años se sabía en la comunidad científica y permitirá a los visitantes «entender el cuadro de una manera final». El primer arlequín dibujado por Picasso, dice, hace «conjeturar» que se trata de un ensayo de un autorretrato del pintor en este personaje centenares de veces pintado por el artista, una «figura totémica» de su biografía.

La radiografía, que estará expuesta hasta octubre, muestra un arlequín de piernas abiertas que «muestra el sexo masculino». No obstante, a su derecha, el Picasso final luce una figura femenina, de piernas cerradas, «deformes» y «mal construidas» que se mira en un espejo de mano: «Las piernas está deliberadamente mal dibujadas por alguien como él, que dibujaba todo sin esfuerzo». ¿Por qué vandaliza la obra?, se pregunta Solana. A Picasso, arguye, le ha parecido que la identidad viril era demasiado cierta, prosaica. Y el segundo motivo, agrega, tiene que ver con cargarse la perfección de la imagen neoclásica.