10 ejemplos de poemas en la red

La Voz REDACCIÓN

CULTURA

Esta es una selección de los diez autores que más triunfan en las librerías españolas

13 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

1. Emulando a DORY

Me gustaría olvidar,

Incluso olvidar que he olvidado

NO debe ser tan bueno recordar,

si cuando lo hacemos decimos

«¡Ya caigo!»

Santi Balmes

2. Poesía, mueres tú

He pasado la tarde tumbada en el sofá.

En bragas, con la ventana abierta y las cortinas desnudas. Con toda la intención de poner cachondo al invierno, que se corra hasta el viento. Qué puto frío.

He esperado a que salieses a dar un paseo, con la cabeza bien alta mirando al suelo. Con la ternura de un cachorro y la rebeldía del que sabe que es rey de su selva.

He imaginado que en algún momento tendrías que pasar por aquí, como todos los días. Y que al ver las cortinas abiertas, te asomarías por si me pillabas leyendo un libro indiferente. Que apoyarías la cabeza contra la primera esquina y te masturbarías muy fuerte, hasta congelar tu descendencia en cualquier pared en pleno noviembre.

Y después te irías a casa, a lamentarte por no haber llamado al timbre.

El cartero siempre llama dos veces, pero el poeta ninguno. Y así ando recogiendo recibos despeinada, pero nunca versos y abrazos.

La musa sigue tumbada en el sofá con la ventana abierta. Como un preso convencido de que la libertad está en su propia cárcel.

Ahí la tienes, más misa que musa. Confundiéndote con otros, otras, balcones, lluvia o religión.

Aquí me tienes y así me quieres.

Espero que al volver a casa, tu habitación siga desordenada de mis bailes, y no puedas evitar dar cualquier golpe de rabia contra la suerte.

Y vuelques el cenicero. Y en algún momento llores lo que tendría que haberme corrido u ocurrido.

Yo tan mariposa que me confundas con tu futuro, capullo.

Y salgas corriendo a buscarme, por si sigo sola y sólo en piel, que es lo más probable.

Te espero desnuda por dentro.

Sonríe, tienes una polla preciosa.

Si me vuelves a preguntar qué es poesía, espero que sea con la boca llena.

Maleducado estás más guapo

Y yo, encendida, también.

Irene X

3.

Lo que da sentido a la vida son los momentos. Hay quien 

les da mucha importancia y quien los deja pasar como si

nada sucediera.

Momentos que para el mundo igual son una mierda y para

ti significan todo.

Tú si que los entiendes.

Esos días que amanecen despejados y notas el sol entrando

por la ventana. El primer Te quiero, que hace que te

mueras de la vergüenza. La primera vez que te dejan, que

que te quedas mirando a punto fijo con ganas de no dejar de 

llorar. Cuando tu pies se mojan en la playa. La risa de un

niño. Cómo cerramos los ojos cuando esta a punto de

caer. Cuando se muere ese familiar, tan cercano que darías

tu vida por él. Discutir con un amigo y que ninguno dé

el brazo a torcer. Cómo tiembla tu cuerpo después de ese

abrazo tan intenso que ni te puedes mover.

 Esa cicatríz de tu cuerpo que tú conoces y casi nadie más.

Despertar de eso sueño del que jamás hubieras despertado

por poder continuarlo. Ver que ese desconocido, en algún

momento, fue tu mayor conocido. Y sobre todo, saber que

dos personas que se recuerdan cuando ni hablan, son capaces

de todo.

Momentos.

Disfrutadlos.

Defreds

4.

Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no ha escrito

Cualquiera diría al verte

que los catastrofistas fallaron:

no era el fin del mundo lo que venía,

eras tú.

Te veo venir por el pasillo

como quien camina dos centímetros por encima del aire

pensando que nadie le ve.

Entras en mi casa

-en mi vida-

con las cartas y el ombligo boca arriba,

con los brazos abiertos

como si esta noche

me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,

con las manos tan llenas de tanto

que me haces sentir que es el mundo el que me toca

y no la chica más guapa del barrio.

Te sientas

y lo primero que haces es avisarme:

No llevo ropa interior

pero a mi piel le viste una armadura.

Te miro

y te contesto:

Me gustan tanto los hoy

como miedo me dan los mañana.

Y yo sonrío

y te beso la espalda

y te empaño los párpados

y tu escudo termina donde terminan las protecciones:

arrugado en el cubo de la basura.

Y tú sonríes

y descubres el hormigueo de mi espalda

y me dices que una vida sin valentía

es un infinito camino de vuelta,

y mi miedo se quita las bragas

y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.

Beso

uno a uno

todos los segundos que te quedas en mi cama

para tener al reloj de nuestra parte;

hacemos de las despedidas

media vuelta al mundo

para que aunque tardemos

queramos volver;

entras y sales siendo cualquiera

pero por dentro eres la única;

te gusta mi libertad

y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;

me gusta tu verdad

y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.

Tienes el pelo más bonito del mundo

para colgarme de él hasta el invierno que viene;

gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca

y una boca que me mira mejor que tus ojos;

guardas un despertar que alumbra las paredes

antes que la propia luz del sol;

posees una risa capaz de rescatar al país

y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.

Y de repente pasa,

sin esperarlo ha pasado.

No te has ido y ya te echo de menos,

te acabo de besar

y mi saliva se multiplica queriendo más,

cruzas la puerta

y ya me relamo los dedos para guardarte,

paseo por Madrid

y te quiero conmigo en cada esquina.

Si la palabra es acción

entonces ven a contarme el amor,

que quiero hacer contigo

todo lo que la poesía aún no ha escrito.

Elvira Sastre

5. 

Quería ver si las lineas podrían ser motivo de tu angustia, 

creía que la mustia melodía que silbaba era el sonido de la industria y...

quería ser bandido... robarte la cordura.

Quería ser pirata y navegar en la cintura de alguna digna de pintura, 

y que la fisura de mis días acabara haciendo un hueco de los años en donde caes y habita el eco.

Que seco está este lustro desde que me hice viejo y...

que viejo está el espejo desde que no lo miro porque sé que soy pellejo y...

un par de huesos mi desorden.

Se que tengo vertigo a los besos y miedo de que engorden sentimientos peso pluma, 

se que mis días son de luna, que consuelo...

Se que mis días son de luna y mis noches de ninguna, miro al cielo.

Carlos Sadness

6. 

Me he caído. Me he caído y aquí, sólo encontré las llaves de ayer. Soñé con un camino, iba caminando y luego me despertó la tarde. Últimamente he dormido y soñado, pero la realidad es una habitación que se alarga: un pasillo. Ya no sé querer, ni recuerdo cuándo fue, que negué un beso. No estoy dando lo mejor de mí y lo peor, lo peor es fingirse cada mañana. Hay una luz y su sombra soy yo contra la pared. No te digo que te quiero porque sé que aquí no encontrarás nada.

Oh, corazón. 

Sergio Carrión

7Te traes

Saber que andas por ahí

chiquita

comiéndote el mundo con esos ojos

que ya han visto demasiado.

Que no discutes con los pájaros

porque sabes que siempre tienen la razón

(hasta los buitres).

Y que tus piernas largas

dibujan signos de pregunta

que la vida se niega a responder.

Que duermes poco para no perderte nada

y sospechas que todo ocurre en el instante

en que descansas.

Que no les robas las monedas

a los ciegos de amor

ni les compras cupones de la ONCE

para no ganar con trampa.

Que has llorado lo justo y la injusticia.

Que te abres como se abre la mañana

cuando el día merece la alegría.

Que eres tímidamente temeraria

escandalosamente discreta

coherente hasta la contradicción

cometa subterráneo

volcán hecho de nubes

sangre que enciende fuegos

en lugar de apagarlos.

Saber que andas por ahí

chiquita

y que en algún parpadeo me tocas

o te tocas

sin analizar el precio de los besos

ni la cotización bursátil del deseo

hace que el día siga teniendo

el tacto de tus noches

y por lo tanto

me río en la cara de los calendarios

mientras las sábanas bailan

cuando no las veo

un tango feliz de bienvenida.

Y yo

bicéfalo al pensarte

sonrío a nadie

o sea a ti

que llegas y te traes

con esos ojos que ya han visto demasiado

y por suerte

no se cansan

todavía

de mirarme.

 Carlos Salem

8. Llamadas

LLAMADAS

Hoy ha vuelto a llamar.

Quería saber de mí porque hacía

tanto tiempo que no hablábamos, dijo.

Y sin embargo, me había llamado la semana

anterior. Pero quería contarme

cómo le había ido en los últimos días.

Me dijo que se había liado con uno que

le pasaba cocaína pero que iba a dejarlo.

El sábado le abrieron a un tío la cabeza

en los baños de un bar, y fue por su culpa.

Pero odio esta clase de cosas, me dijo.

Me dijo que la depresión le había durado

hasta hoy mismo y que se comía

las pastillas como caramelos para la garganta.

Todavía te quiero, me dijo. ¿La quería yo a ella

aunque sólo fuera un poquito? Ya sabes que sí, dije.

Vivimos en ciudades diferentes y

cuando colgamos celebro que esté tan lejos,

aunque un día pueda ser a ella a quien le rompan

la cabeza en unos baños. Pero su voz permanece

unos minutos rebotando en las paredes de mi memoria.

Que nunca llame más.

 Nacho Vegas

9. 

Deshaces todo lo malo que tocas.

Hoy me ha hablado de París.

Podría sonar típico,

si no hubiese sido ella yo también lo hubiese pensado.

Pero hoy me ha hablado de París

y París era nuestro, sólo nuestro.

Nadie se había enamorado antes allí,

nadie había prometido el resto de su vida

subidos a la Torre Eiffel.

Nadie había caminado por sus calles

ni le había tapado los ojos a los ojos que quiere ver cada mañana.

Nadie había hecho tanto el amor allí,

nadie había follado tan salvajemente allí,

nadie.

Hoy me ha hablado de París,

y he mirado mi correo esperando encontrar los billetes

y he mirado mi armario pensando en qué meter en la maleta

y he pensado en el trabajo y en cómo pedir días libres

y he pensado cómo voy a decirles a mis padres

que me he vuelto a enamorar

y que mi corazón vuelve a estar

jodidamente lejos

de mi pecho.

Hoy me ha hablado de París.

De nosotras en París.

Y «De nosotras en París»

París me ha dado igual.

Monica Gae

10.

«Primero intentarán reírse

para ver si os avergonzáis;

pero una feminista ya ha perdido la vergüenza.

Después intentarán haceros creer

peores mujeres para ver si así os culpáis,

pero una feminista ya no cree en la culpa.

Luego intentarán

tacharos de libertinas, de zorras, de putas,

pero una feminista ya no cree en la reputación.

Entonces os sentiréis imaginariamente curadas

de esa enfermedad que esos

que se ríen, que os hicieron creer y que os tacharon,

os habían hecho pensar que, solo por ser mujer,

padecíais.»

 Srtabebi