«La Perla Negra» navega otra vez

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

«Piratas del Caribe: la venganza de Salazar» tiene un guion que resulta un poco plano pero brilla en puro derroche visual

27 may 2017 . Actualizado a las 10:00 h.

Sobreviviendo a los piratas informáticos que lo secuestraron hace unas semanas, Jack Sparrow llega puntual a la pantalla grande con su quinta entrega de Piratas del Caribe. Bueno, lo de puntual es un decir, por que la película (la imagen real) se rodó hace ya más de dos años. Desde entonces, el trabajo de creación de efectos digitales y posproducción ocupó más de dieciocho meses. Y, en un flashback, los brujos del ordenador se atreven a rejuvenecer a Johnny Depp, unos treinta y cinco años de nada.

Porque Piratas del Caribe: la venganza de Salazar es un apabullante circo de muchas pistas. Los directores noruegos de Kon-Tiki no dan tregua al espectador en la que es la nueva maravilla de creación de síntesis de Hollywood. Es verdad que el guion resulta un poco plano, oscilando, una vez más, con muchas indecisiones, entre piratas y muertos. Pero también es cierto que la película brilla en puro derroche visual. Y no somos, precisamente, de los que se dejan seducir por las paletas digitales. No va más: la guillotina de la Revolución francesa aplicada al Caribe se convierte en atracción de feria, el Tiburón de Spielberg regresa en plan zombi, el Triángulo de las Bermudas se traga los barcos, y el Tridente de Poseidón acaba abriendo los mares, como en Los diez mandamientos. Al borde de ese abismo se vive la última persecución del filme. La mejor. Y muy creativa.

Paul McCartney sale unos segundos como tío de Sparrow. Y Orlando y Keira, que habían asegurado su adiós a la serie, también tienen sus minutos. La nueva parejita que acompaña a Jack ofrece resultados desiguales. Kaya Scodelario y sus mejillas encendidas es deslumbrante, una especie de joven Maribel Verdú de la piratería. Por el contrario, Brendon Thwaites nos parece demasiado blando. Javier Bardem, como el fantasma Salazar, está terrorífico y peripatético, con la cara rota y babeando sangre. Y Golshifeth Farahani se aleja de sus tiernos papeles tipo Paterson y compone una hipnótica bruja que ni con la cabeza afeitada, la cara cruzada por tatuajes de conjuros y los dientes podridos, pierde su belleza.

Ficha técnica

«PIRATES OF THE CARIBBEAN: DEAD MEN TELL NO TALES». EE.UU.-Australia, 2017. Directores: Joachim Ronning y Espen Sandberg. Intérpretes: Johnny Depp, Kaya Scodelario, Javier Bardem, Geoffrey Rush, Brendon Thwaites, Golshifeth Farahani, Kevin McNally. Aventuras-terror. 128 minutos.