Carla Simón: «No necesitaba curar nada, solo hablar de cómo un niño afronta la muerte»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Xavier Torres-Bacchetta

«Verano 1993», que refleja su infancia como huérfana, se estrenará en cines tras ser premiada en la Berlinale y Málaga

27 jun 2017 . Actualizado a las 13:11 h.

Carla Simón (Barcelona, 1986) triunfa con su ópera prima, Verano 1993, que este viernes llega a los cines después de obtener premios en la Berlinale y en los festivales de Málaga y Cannes, entre otros. En esta película, la cineasta refleja su infancia tras quedar huérfana con solo seis años. El jueves estará en la sala Numax, en Santiago, para presentarla y participar en un coloquio. 

-¿Siente que se ha desnudado ante el espectador?

-Hay una historia personal, pero también una ficción. Me inspiré en mis recuerdos, en mis fotos, en lo que me contaron, pero durante el proceso tienes que tomar un poco de distancia y darle forma de película. Siempre tuve claro que yo no necesitaba hacer la película para curar nada, es una historia que ya tengo muy aceptada porque era muy pequeña cuando pasó, y realmente lo que me apetecía hablar era de cómo un niño se enfrenta a la muerte y cómo una familia se tiene que reconstruir. El hecho de partir de material personal era lo que lo hacía más concreto, lo que me permitía hablarlo más en propiedad. No me siento desnuda ante el público, porque la película se ha ido transformando y no cuenta exactamente mi infancia.

-¿Cuánto refleja Frida, la protagonista, de Carla Simón?

-Un 80 o un 90 %. Tiene mucho en el sentido de que emocionalmente hace un viaje muy parecido al que hice yo. En momentos lo hice más dramático, la niña es más mala que yo.

-En la película huye en todo momento del tópico «pobre niña que se quedó huérfana».

-Para mí era eso era muy importante. Crecí y me educaron para que no estuviera toda la vida pesando: «Pobrecita, mira lo que me pasó de pequeña». Cuando llegué a mi nueva familia, como se puede ver en la película, mi nueva madre me invitó a tirar hacia adelante y me educó de una manera completamente normal. Era importante reflejar que los niños tienen esa capacidad de adaptarse a nuevas situaciones. Tenía claro que el tono de la película no podía ser muy dramático; tenía que haber drama, pero debía ser luminosa.

-Son dos niñas las actrices principales del filme. ¿Eso es dificultad añadida a un debut?

-Tienes que ser más flexible y adaptar todo el rodaje y el equipo a que ellas estén bien. Entonces, esto lo complica, pero, a la vez, me pareció muy bonito.

-¿Fue fácil conciliar la realidad del rodaje con esos recuerdos?

-No, esa fue la parte más complicada. Yo tenía imágenes muy claras en la cabeza, de recuerdo o aquellas que me fui imaginando, y, de repente, al querer ese tono más real, tenía unas líneas, esos actores, una localización que me estaban dando cosas distintas que las que yo tenía en la cabeza. Sabía que si quería reflejar todo como lo tenía en la cabeza, sería más rígido. Entonces, tenía que renunciar esas imágenes y adaptarme a lo que tenía enfrente de la cámara.

-¿Cómo se conjuga este cine más de autor con el comercial? ¿Son dos términos antagónicos?

-Creo que no tienen por qué serlo. Depende de la historia. Nunca pensé en tocar a un público muy amplio, pero mi productora sí. Siempre pensó que podía ser una historia que podía llegar a mucha gente aunque partiera de la idea de que era cine de autor. Es curioso porque aunque la película tiene un tempo muy lento, de cine más de autor, pero igualmente llega a la gente, porque estás hablando de la familia, la muerte, la infancia... que mucha gente ha vivido. Ahora hay gente que me dice: «Yo normalmente no voy a ver este cine, pero me ha gustado».

-Berlín fue un el inicio de todo. ¿Ahí se dio cuenta del recorrido que podía tener la película?

-En Berlín fue una sorpresa enorme y volví sin entender nada, cómo la película ha tocado tanto a la gente. Pero siempre pienso que los premios no son garantía de nada, ahora hay gente que me dice que me va a costar menos el siguiente proyecto, pero yo vi gente que le ha ido bien con la primera y después le ha costado la segunda. Aunque sí que me voy acostumbrando más a la reacción del público, pienso que no hay que dar nada por garantizado, vamos a ir despacio y viendo como reacciona la gente.