La impracticable laguna de Río preocupa a los piragüistas asturianos

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN

DEPORTES

YASUYOSHI CHIBA | AFP

La pista está llena de algas y suciedad y se permitirá como excepción histórica incluir orzas en los kayaks. «El test fue un desastre», denuncia el luanquín Miguel García. «El agua tiene un color extraño», afirma Craviotto

30 jul 2016 . Actualizado a las 17:54 h.

Protegida por algunos de los cerros más emblemáticos de Río de Janeiro, cercana a la selva y en un enclave próximo a las playas de Leblon, Ipanema y Copacabana, la Lagoa Rodrigo de Freitas luce desde el aire como uno de los enclaves más singulares de la ciudad. Pero, ya en el agua, la sede del remo y el piragüismo,  en la que competirá el arriondés Javier Hernanz y la pareja Cristian Toro y Saúl Craviotto, que entrenan en Asturias y están plenamente integrados en la región,  se vuelve «impracticable». Así lo constató la prueba test que se celebró el pasado mes de noviembre.

La presencia de algas, suciedad y peces muertos afectó tanto que la Federación Internacional de Piragüismo (ICF, sus siglas en inglés) se comprometió a articular soluciones contrarreloj y, por si no fuesen suficientes, permitió una excepción histórica en el diseño de los kayaks. «Por primera y única ocasión» en la historia de este deporte, el organismo internacional autorizó que se incluyesen orzas en este tipo de embarcaciones, para evitar que las algas afecten a los timones. Lo explica el luanquín Miguel García, que fuese también olímpico en Baracelona 92 y Atlanta 96, donde obtuvo sendos diplomas. García es el entrenador de Toro y Saúl Craviotto, que competirán en la prueba de K2 200 metros en Río.

Mortandad de peces

«El test event fue un desastre. La pista estaba impracticable. Era casi una lotería competir allí así, con una calle limpia y otra sin sitio para pasar», recuerda Miguel García, bregado en varios Juegos Olímpicos. «Nos aseguraron que la pista estaría limpia ahora para los Juegos y se permitió llevar orza por primera vez», indica, con las lógicas dudas sobre el estado actual de la Lagoa, que tiene una extensión de 2,5 kilómetros cuadrados. El alto consumo de oxígeno por la proliferación de algas propicia la mortandad de los peces con cierta frecuencia.

En los últimos años, un plan de 7 millones de euros brasileños, Clean Lagoon, debía descontaminar la laguna, limitar la proliferación de algas y crear un sistema integral hídrico y de saneamiento para evitar episodios como los sucedidos en marzo del 2000, cuando fueron retiradas 100 toneladas de peces muertos.

«¡Alguna solución debe haber!»

«Espero que haya menos algas que el año pasado. Creo que con la orza se puede controlar. Y siendo unos Juegos Olímpicos, ¡alguna solución tiene que haber!», reflexiona Cristian Toro, pendiente de entrenar. Los deportistas dejan el tema en manos de los federativos y los técnicos, centrados en las variables que controlan. «El agua estaba un poco sucia, con un color algo extraño», coincide Craviotto, campeón olímpico en Pekín 2008 y plata en Londres 2012.

Aunque no la puedan controlar, los equipos sí pueden mitigar la suciedad. Por eso Toro y Craviotto -campeones de la Copa del Mundo de Duisburgo este mismo año- pasaron hace poco una semana en Portugal, haciendo pruebas con Nelo, el fabricante de sus kayaks.

El peligro del viento lateral

Solo utilizarán la orza si no les queda más remedio. Prefieren no alterar las sensaciones y equilibrios a los que se aferran para competir. En la decisión también influye el viento. Con ese elemento añadido a la piragua, si sopla el aire por un costado, pueden surgir problemas. «A mayor velocidad, más se fija el timón. Así que, si vas rápido, no hay inconveniente con la orza. Con viento de lado, la orza no agarra tanto y la piragua puede tener deslizamiento lateral. Así que estamos entrenando con la piragua normal», explica el entrenador de Cristian Toro.

También sopesan el uso de la orza el equipo del otro palista asturiano que participa en los Juegos de Río: Javier Hernanz, que competirá en el K4 1.000.

Porque las algas y la suciedad pueden dejar a un deportista sin medalla y arruinar su trabajo de cuatro años, focalizado en los Juegos. «En teoría son aspectos que nos perjudican a todos. Pero, si hay ocho calles y a las 9.35, en el momento de la prueba, las algas pasan de la 3 a la 4, son esas dos las que van a salir perjudicadas», recuerda el luanquín Miguel García.

Cada día se puede colocar

Según la suciedad y el viento en cada día en la Lagoa, los españoles incluso podrían montar una piragua con orza para la primera jornada, el 17 de agosto, y suprimirla en la final del 18. El único requisito es que pase el control de barcos, que se pueden lastrar o aligerar al gusto con diferentes elementos.

La contaminación del agua ya pudo estar detrás de los episodios de vómitos y diarreas que sufrieron 13 remeros de Estados Unidos tras el Mundial júnior celebrado en el 2015 en la Lagoa. Así lo sospechó la doctora del equipo norteamericano, Kathryn Ackerman.

Un elemento añadido que protege el timón

La utilidad en las piraguas de la orza responde a un principio sencillo. El habitual timón de los kayaks se cambia por otro de forma y tamaño ligeramente distintos, menos profundo, y la orza se sitúa delante para protegerlo de las algas.

«Por normativa, en piragüismo no se puede llevar esa orza. El timón, que hace que la popa no se deslice hacia los lados, puede tener cualquier tamaño, pero debe moverse al completo, sin elementos fijos. En el preolímpico hubo una polémica grande por las algas. Y los organizadores aseguraron en la reunión con los jefes de equipo que en los Juegos no habría algas. Ante la insistencia de la gente y la posibilidad de que no pudiesen controlar ese tema, cambiaron la normativa solo para esa pista durante los Juegos», explica Miguel García, el entrenador del K2 200 español.

«La forma de la orza favorece el deslizamiento del alga, que resbale por debajo y no se enganche luego en el timón. Aunque no queremos cambiar nada, debemos ser conscientes de que, si hay muchas algas, conviene ponerla», añade el entrenador del K2 200 español sobre la modificación del kayak.