El descalabro del Popular se agudiza la víspera de una reunión clave con el BCE

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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benito ordoñez

Su valor en bolsa, que ayer cayó otro 18 %, se ha reducido a la mitad en una semana

06 jun 2017 . Actualizado a las 07:23 h.

Pintan bastos para el Popular. Jornada tras jornada, el segundo banco de Galicia -con algo más de 200 oficinas y un millar de empleados- agudiza su descalabro bursátil: ha visto esfumarse la mitad de su capitalización en una semana, después de que sus títulos encadenaran ayer su tercer día negro y perdieran un 18,16 % de su valor, cerrando en 0,338 euros, un nuevo mínimo histórico.

La entidad que preside Emilio Saracho valía hace una semana 3.000 millones de euros y ayer no llegaba ni a los 1.500, la capitalización más baja del Ibex -a lo largo del día se evaporaron más de 300millones-. De hecho, el fundador de Inditex, Amancio Ortega, con lo que este año ingresará en concepto de dividendos de su compañía (1.256 millones) prácticamente podría comprarse el banco al valor con el que cerró ayer.

Desconfianza y especulación

La sexta entidad financiera del país no ha logrado recuperar la confianza del mercado, que le ha dado la espalda de forma rotunda, convirtiendo sus títulos en pasto de la especulación. La volatilidad ha sido extrema en los últimos días, especialmente después de que en su última reunión el consejo de administración decidiera ampliar hasta final de mes, en lugar de cerrarlo el próximo día 10, el plazo para recibir ofertas de compra. Dicha prórroga se ha interpretado como el fracaso anunciado de la operación corporativa a la que el Popular fía su futuro, si bien la postura oficial del banco es que aún no han descartado la alternativa de una ampliación de capital.

Prueba de que nadie escapa al nerviosismo sobre el futuro de la entidad es que hasta la sindicatura de accionistas, que agrupa a las familias históricas del banco y que es el principal accionista (con más del 9 % del capital), vendió algo más de 200.000 títulos en la antesala de la gran caída, según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). De hecho, frente a dos compras (los días 22 y 24 de mayo) por un total de casi 85.000 acciones, la sindicatura se deshizo de 2,5 veces más papel del que adquirió, con ventas los días 23, 25 y 26.

Cabe recordar también que BlackRock, la mayor gestora internacional de fondos, también redujo al mínimo histórico su participación en el banco -lo comunicó a la CNMV el pasado jueves-, pasando de rebasar el 4 % del capital al 1,775 %.

Y los movimientos no concluyen ahí, ya que Crédit Mutuel comunicó ayer al supervisor de los mercados la renuncia a su puesto como vocal en el consejo de administración del banco con efectos desde el 2 de junio. El argumento oficial para explicar la salida del grupo francés del máximo órgano del Popular es la compra de la totalidad de Targobank. Pero la adquisición del 49 % que poseía la entidad que preside Saracho no implica tal decisión. Fuentes consultadas apuntan a que la razón real es que Crédit Mutuel, que hasta ahora era el tercer accionista del banco, con el 4 % del capital, también había reducido su participación, algo que sin embargo no ha comunicado oficialmente, pero que pudo contribuir al descalabro de las últimas sesiones.

Y entre tanto sobresalto, el presidente y el consejero delegado, Emilio Saracho e Ignacio Sánchez-Asiaín, acuden hoy a una reunión con los responsables del BCE, que, aunque estaba prevista desde antes de que estallara la crisis de la entidad, podría ser clave, ya que abordarán las opciones de futuro del banco.

En Marea alerta de los efectos perniciosos que la venta del Pastor tendría en Galicia

Manuel Lago, diputado de En Marea, alertó ayer, en una rueda de prensa, de los efectos perniciosos que para Galicia tendría la venta del banco Popular-Pastor. Subrayó que la «crónica de la muerte anunciada» de la segunda entidad financiera de la comunidad «va a servir para agravar el proceso de oligopolio y de concentración bancaria» que vive Galicia, agudizando la «exclusión» en los núcleos de la zona rural. El parlamentario criticó el silencio de la Xunta y abogó por una «nacionalización del banco» para ponerlo «al servicio del interés público», en lugar de aceptar que se sanee socializando pérdidas y que luego se privatice.