La CUP presiona a Puigdemont y le exige un referendo en junio del 2017

cristian reino BARCELONA / COLPISA

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Quique García | efe

Eleva su precio para apoyar al presidente catatán en la cuestión de confianza

27 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A escasos días de que arranquen las conversaciones entre el presidente de la Generalitat y la CUP de cara a la moción de confianza del 28 de septiembre, los anticapitalistas redoblaron este ayer la presión sobre Carles Puigdemont con la exigencia de celebrar en junio del próximo año el referendo unilateral de independencia de Cataluña.

La diputada Gabriela Serra no solo reclamó la celebración de la consulta secesionista como moneda de cambio para dar su apoyo a Puigdemont en la cuestión de confianza, sino que se atrevió a fijar la fecha para la convocatoria del llamado referendo, que tendría lugar un mes antes de la declaración de independencia, según los cálculos de la parlamentaria de la CUP. El referendo es «un elemento sustancial para hacer un movimiento de movilización masiva», dijo ayer. «Espero y deseo que Junts del Sí (la alianza del Partit Demòcrata Català y Esquerra) ponga la directa para que en julio ya seamos independientes», remató. La CUP tiene prisa y aprieta al presidente catalán, que entre la semana que viene y la próxima debe consensuar con Oriol Junqueras una nueva hoja de ruta hacia la independencia, que contente al PDC a ERC y a los anticapitalistas y salve la legislatura y por extensión el proceso secesionista. Sin el apoyo de la CUP Puigdemont se vería abocado a convocar de nuevo elecciones anticipadas.

La formación asamblearia dejó hace casi tres meses al Gobierno catalán al borde de la disolución cuando decidió tumbarle los presupuestos y ahora vuelve a tener la llave de la gobernabilidad. Aunque durante el verano, declaraciones de diferentes dirigentes antisistema, entre ellos Anna Gabriel, habían dado a entender que su apoyo a Puigdemont estaba casi cantado en la moción de confianza, la formación de la izquierda radical ha vuelto a situar el referendo en el primer lugar de la mesa de negociación.

Esta circunstancia pone en un aprieto al presidente de la Generalitat, que durante el próximo mes va a tener que soportar toda la presión, ya que la Asamblea Nacional Catalana ya ha dicho que la reivindicación del referendo unilateral marcará la Diada de este año, pero sobre todo porque no tiene alternativa a la CUP si quiere avanzar hacia la independencia y los anticapitalistas ya demostraron que son duros negociadores.

Sintonía con Esquerra

El referendo unilateral, en esencia, sería igual que la consulta del 9N del 2014, aunque sus promotores insisten en que no tendría nada que ver, pues pretenden que sea vinculante y organizado al margen de las leyes españolas. El del 9N fue suspendido por el Tribunal Constitucional, pero Mas se aprovechó de algunas argucias legales (atribuir la organización a un ejército de voluntarios) y de una cierta permisividad por parte de los poderes del Estado para celebrarlo (aunque ahora corre el riesgo de ser inhabilitado por ello).

La CUP y la ANC plantean el RUI como el primer gran acto de ruptura con la legalidad de España y como la chispa que prenda la mecha de la desconexión institucional. El vicepresidente de la Generalitat, el republicano Oriol Junqueras, habló el jueves de que el RUI podría celebrarse dentro de nueve meses o un año, por lo que la sintonía entre Esquerra y la CUP es notable en este sentido. De hecho, Junqueras se mostró partidario de incluir en los presupuestos del 2017 una partida para el referendo. Los antiguos convergentes, ahora en el PDC, en cambio, no lo ven igual y algunos dirigentes como Mas, Francesc Homs o Santi Vila han rechazado esta votación porque, alegan, no participarían los contrarios a la independencia y no sería reconocida en el exterior.