Cumbre autonómica: más de lo mismo

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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La verdadera conferencia de presidentes será la que celebre Rajoy con el catalán Puigdemont y el vasco Urkullu

09 ene 2017 . Actualizado a las 13:27 h.

Nos aseguran que esta vez, sí. Que por fin la conferencia de presidentes autonómicos, que se celebra el 17 de enero, va a tener un contenido, un programa serio y unos resultados muy concretos que encauzarán todas las polémicas territoriales. Pero la verdad es que, por ahora, todos los síntomas apuntan a que va a ser más de lo mismo. Es decir, una reunión política cargada de liturgia y protocolo, poco ágil en su organización e incapaz de albergar un debate profundo sobre cuestiones que requerirían otro tipo de foro y, curiosamente, menos luz y taquígrafos. Por lo que vamos viendo, todo puede quedar de nuevo en un memorial de agravios en el que cada loco irá con su tema, sin importarle demasiado lo que diga el otro o cuáles sean sus aspiraciones. Motivo por el cual la cumbre no se celebra desde el año 2012.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, asegura por ejemplo que la cita servirá para pactar un reparto más justo de los fondos. Pero todo ese discurso sobre la necesidad de tener en cuenta los factores específicos de envejecimiento y dispersión de la población a la hora de repartir los cuartos de la Sanidad, por ejemplo, es exactamente el mismo con el que fueron hace muchos años el propio Feijoo y hasta el socialista Emilio Pérez Touriño, sin que cambiara casi nada, por lo que poco cabe esperar por ahí. La verdadera medida de la ambición con la que Feijoo afronta esta conferencia la dará más bien el hecho de hasta qué punto eleve el tono para advertir al Gobierno contra cualquier tentación de mejorar la financiación de Cataluña para alcanzar una paz con los soberanistas. Feijoo tendrá que liderar ese frente y habrá que ver si está dispuesto a aliarse con los socialistas andaluces y extremeños, por ejemplo, frente al Ejecutivo del PP para frenar ese agravio.

La impresión, pese a tanto buen augurio, es que todo puede quedar de nuevo en nada porque la verdadera conferencia de presidentes será la que Rajoy celebre fuera de los focos con el presidente catalán para rebajar las tensiones soberanistas, y con el vasco, para poner precio al apoyo del PNV a los presupuestos. Y ni Puigdemont ni Urkullu estarán el día 17 en Madrid.

Por lo demás, el propio hecho de que la conferencia tenga lugar en el Senado, una Cámara absolutamente inútil a efectos políticos y cuya reforma lleva décadas aplazada, constituye una buena metáfora sobre la futilidad de la cita. Acabamos de enterarnos, además, de que esa Cámara fosilizada gastará 400.000 euros para sacar sillas y mesas de sus trasteros para poder acomodar a tanto presidente, tanto asesor y tanto periodista como los que se reúnen en el viejo caserón cada vez que se representa esa ceremonia autonómica. Aunque esa enorme cantidad, que se desembolsará en concepto de «almacenaje, depósito e inventario, reordenación anual y vaciado y traslado, en su caso, a plataforma de vertedero» de los enseres del Senado, se pagará por un contrato de seis años, las actuaciones del guardamuebles se han programado para que todo esté a punto el día 17. Y seguramente más de un presidente autonómico se esté preguntando a estas horas cuántas cosas podría hacer en su comunidad con ese dinero.

Caballero fuerza la máquina para provocar el conflicto

Si uno quiere liderar una alternativa, el primer paso es siempre enfrentase de tú a tú y buscar el mayor conflicto posible con aquel a quien se aspira a jubilar. Y eso, y no otra cosa, es lo que está haciendo el alcalde de Vigo, Abel Caballero, elevando la tensión al máximo con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, para afianzar su propia posición. Es obvio que la foto de Caballero y Feijoo dándose la mano tras un acuerdo en torno al área metropolitana de Vigo no reforzaría políticamente al primero, por más que fuera positivo para su ciudad. Y de ahí que Caballero esté forzando la máquina, poniendo probablemente su interés personal por encima del de la ciudad de la que es alcalde.

Villares se consolida como mejor opción de En Marea

Algunos le daban pocos meses de vida por ser un outsider en una verdadera jungla de intereses personalistas. Pero lo cierto es que Luís Villares no solo se consolida día a día como portavoz parlamentario de En Marea, sino que parece tener tomada la medida a esa compleja alianza entre Anova, EU y Podemos que parecía ingobernable. Con la única duda de si el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, está dispuesto a dar la batalla para controlar la organización, Villares es ahora mismo el candidato claro a liderar el proyecto como una solución que, sin entusiasmar a casi nadie, garantice un mínimo consenso. Todo, claro a expensas de como acabe la batalla de Podemos en Vistalegre II.

El PP busca contenido para un congreso intrascendente

En un año en el que los cuatro principales partidos españoles afrontan sus respectivos congresos nacionales, al PP parece preocuparle el dar una imagen de excesivo conformismo y total continuidad. Frente a un Podemos envuelto en una decisiva batalla interna, con Ciudadanos dispuesto a reubicarse ideológicamente, y ante un PSOE que vive uno de los momentos críticos de su historia, el PP se esfuerza en buscar contenido a un congreso en el que no se va a mover nada, porque nadie tose a Rajoy. De ahí por ejemplo esos anuncios, puro artificio, de que Madrid y Valencia darán batalla para exigir más regeneración en el PP. Esa regeneración llegará hasta donde diga Rajoy. Y no será muy lejos, por cierto.