ETA pretende convertir la entrega de sus armas en un acto propagandístico

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Rajoy exige a la banda que se disuelva y advierte de que «la ley es igual para todos»

18 mar 2017 . Actualizado a las 09:30 h.

La organización terrorista ETA prepara un gran acto de propaganda para el próximo 8 de abril, fecha en la que, según anunció ayer a través del diario francés Le Monde, se completará el proceso unilateral de desarme con la entrega de todo su arsenal. La extrema debilidad de la banda, el mantenimiento de la presión policial tras el anuncio del cese definitivo de la violencia realizado el 20 de octubre del 2011 y la negativa de los Gobiernos francés y español a implicarse en una negociación con los terroristas para que entreguen su polvorín han obligado a la banda a desarmarse de forma unilateral, bajo la única supervisión del Comité Internacional de Verificación, sin respaldo oficial alguno y creado a finales del 2011 tras el cese de las acciones armadas de ETA.

El encargado de hacer el anuncio, sin dar mayores detalles del procedimiento, fue Jean Noël Etcheverry, un activista detenido el pasado 16 de abril en el sur de Francia junto a otros cuatro miembros de la organización Bizi cuando pretendía filmar la inutilización de un arsenal de la banda terrorista. «ETA nos ha dado la responsabilidad del desarme de su arsenal y, en la tarde del 8 de abril, ETA estará totalmente desarmada», señaló.

El propósito de la banda es facilitar a la Justicia francesa, a través de intermediarios civiles, la ubicación de sus zulos para convertir luego esa entrega de armas unilateral en un acto propagandístico en el que está prevista la participación de cientos de cargos electos tanto en España como en Francia, y también de miembros de distintas organizaciones civiles vinculadas a la izquierda aberzale.

Piden no ser «perturbados»

Los terroristas pretenden obtener garantías de que podrán entregar su arsenal «sin ser perturbados» por las fuerzas de seguridad y con la presencia de «observadores imparciales». En caso contrario, consideran que se estará «cerrando la puerta al proceso» de entrega de armas.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reaccionó a la noticia con cautela y escepticismo. «ETA ha dicho que se va a desarmar, que lo haga y que de paso se disuelva», señaló durante el congreso del PP de Madrid, en donde adelantó que el Gobierno «hará lo que ha hecho siempre, porque la ley es igual para todos». El portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, señaló que, de ser cierto el anuncio de desarme, «llega tarde», y que lo que ahora resta es saber cuándo va a tener lugar su disolución «definitiva». Lo mismo señaló el secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos, Miguel González, quien dijo que «no vale solo con entregar las armas, además tienen que disolverse».

El lendakari, Íñigo Urkullu, reclamó «altura de miras y canales de comunicación» con ETA a los Gobiernos de España y de Francia para llegar a un desarme «definitivo, unilateral, irreversible, completo y legal», mientras que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, pidió que la entrega de armas se lleve a cabo «lo antes posible» y «con todas las garantías de verificación». Reclamó además el acercamiento de los presos etarras, porque todos los condenados «deben cumplir su pena cerca de su domicilio». El exetarra Arnaldo Otegi, secretario general de Sortu, pidió a los Ejecutivos español y francés que «no pongan obstáculos al proceso» y los culpó de que el desarme no se haya producido antes.

Un anuncio con apenas una veintena de militantes libres y con 339 presos

Casi 2.000 días ha tardado ETA en anunciar su desarme completo y sin condiciones desde que aquel 20 de octubre del 2011 comunicó el fin de su actividad armada. Si la situación de la banda entonces era desesperada, cinco años y medio después su estado es el de un muerto viviente, al que ya ni siquiera se le conoce una dirección. Estos 1.974 días pasados desde el histórico fin de la violencia solo han servido a ETA para debilitarse más. Su estrategia de no disolverse y de tratar de negociar con la entrega de sus arsenales solo ha tenido como respuesta de los Gobiernos de Francia y España más operaciones antiterroristas. De hecho, los golpes a la banda han continuado.

Detenciones

168 presuntos activistas. Desde el alto el fuego, la banda ha sufrido la detención de 168 presuntos activistas y simpatizantes. Solo en España 95 arrestos, otros 54 en Francia y 19 en varios países de Europa y América. En la actualidad solo continúan en libertad una veintena de terroristas fichados y con causas abiertas.

Descabezada

Sin líder. Por primera vez, ETA no tiene cabeza. El último jefe de ETA, Mikel Irastorza, fue capturado el pasado 5 de noviembre.

Golpes a la banda

Fuertes varapalos. El listado de golpes a la cúpula ha ido creciendo: en el 2012 cayeron el jefe del aparato militar, Oroitz Gurrutxaga, e Izaskun Lesaka, responsable de la logística de la banda. En el 2013, también en Francia, fueron arrestados los responsables de los zulos, Oier Ibarguren Sarasola y Montxo Arkaiz. En el 2015 cayeron los nuevos jefes de la estructura logística, Xabier Goyenetxea e Iñaki Reta de Frutos; y dos de los antecesores inmediatos de Irastorza en la cúspide etarra, David Pla e Iratxe Sorzaba. La detención poco después del hijo de Josu Ternera frustró la sucesión.

Presos

En cinco países. A la ETA del desarme solo le quedan los presos. 339, exactamente. Y siguen tan dispersos como siempre y solo han sido acercados los díscolos que han roto con la banda. Según la organización de familiares de reclusos de ETA, hay 261 internos de ETA en 41 cárceles españolas. Otros 75 están en 21 prisiones galas y tres más están en Portugal, Suiza y el Reino Unido.