Habla un intermediario: «Mi trabajo es colocar a inversores viviendas en las que haya okupas»

Carlos Punzón
c. punzón REDACCIÓN / LA VOZ

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MARCOS MÍGUEZ

El valor de las viviendas asaltadas cae a la mitad y ese declive propicia ventas, como hace unos días en Ourense

29 mar 2017 . Actualizado a las 07:51 h.

«Yo solo soy un intermediario. Mi trabajo es colocar a inversores viviendas en las que haya okupas. Las capto, veo si hay interés en vender y si es así, lo traslado a inversores que buscan oportunidades. Yo me llevo una comisión, solo eso», explica echando mano de las reglas básicas del mercado el titular de una firma que publicita su interés por comprar viviendas con problemas en cualquier punto de España.

Prefiere que su nombre no se desvele y pese a ello opta por la cautela. «No sé cómo desalojan las viviendas okupadas después de la venta, pero seguro que es como usted y yo nos imaginamos», concede. Solo con el transcurso de la conversación se atreve a dar alguna pista más. «Hay empresas dedicadas a desalojar viviendas okupadas, edificios enteros incluso, y para hacerlo echan mano de antiguos militares de países del Este», llega a afirmar el intermediario.

De media asegura que cada semana maneja entre cinco y ocho propuestas de venta de edificaciones cuyos propietarios optan por deshacerse del inmueble para resolver la pesadilla de tener que lidiar con okupas y el laberinto de denuncias que su presencia genera. Una de las últimas transacciones la ubica la semana pasada en Ourense. «Depende de las características del edificio, pero lo habitual es que una vivienda okupada sea comprada por la mitad de su precio de mercado», señala.

Su relato está lleno de las sentencias que los que han sufrido la okupación de su vivienda suelen proclamar: «La Justicia defiende más al okupa que al propietario, está de su lado», o «ni se te ocurra tocarle un pelo a un okupa, te vas a la cárcel».

Estima también que los efectos de la burbuja inmobiliaria han generado un caldo de cultivo excepcional para los okupas, al quedarse las entidades financieras con miles de pisos entre sus activos que no cuentan con el control tan directo como el que puede tener un propietario particular. «La Sareb [la sociedad que gestiona activos en manos de los bancos, más conocida como banco malo] no sabe ni que son suyos multitud de pisos», apunta para indicar que son los más buscados para ser okupados por esa falta de control.

Un caso sangrante

«Dan una patada a la puerta, entran, cambian la cerradura y venden la okupación a 500 o 1.000 euros», cuenta el intermediario relatando el modus operandi tradicional de las consideradas mafias de la ocupación, aludidas con reiteración tanto por medios policiales como por empresas inmobiliarias o la patronal del sector en Galicia.

Entre los casos que han pasado por las manos del buscador de oportunidades inmobiliarias en el mapa de la okupación en España, cita como el más sangrante el de un matrimonio joven con un bebé al que las okupaciones ha arruinado su vida. «Vivían en un bloque de ocho pisos nuevo, en el que solo se habían vendido tres. En unos días se okuparon los otros cinco y empezó un calvario de destrozos en las zonas comunes, enganches ilegales a los suministros... Y un día al volver a su casa la pareja no pudo entrar, se la habían okupado también. Tuvieron que irse a vivir a casa de sus padres y seguir pagando una hipoteca de 120.000 euros hasta que vendieron», relata.

«Algunos tienen tanta cara que nos llaman para decirnos que han okupado viviendas para que nos pongamos en contacto con los dueños de las propiedades que han asaltado para que se la compremos y después ellos abandonarla a cambio de dinero, pero con esos no queremos nada», concluye.

El primer paso: denunciar con rapidez para requerir un desalojo inmediato

Los abogados especializados en casos de usurpación de viviendas aconsejan interponer la denuncia con la máxima urgencia y preferiblemente ante la Policía o la Guardia Civil para intentar que se desplacen en las primeras horas hasta el inmueble para instar un desalojo si se sorprende a los asaltantes manipulando las cerraduras. Esa acción es factible si la okupación se produce en el domicilio habitual, con lo que en lugar de usurpación de un bien inmueble pasa a ser allanamiento, cuya condena lleva aparejada penas de cárcel. Contratar a un abogado es el segundo paso a dar, en caso de que la recuperación de la vivienda no se haya conseguido en una primera instancia. La negociación con los okupas suele ser desaconsejada al carecer de garantías de cumplimiento de los compromisos. Tratar de forzar la cerradura, si esta ha sido cambiada por los okupas, puede generar sorpresas al acceder al inmueble, donde suelen dejar vigilantes. Si su propiedad está en obras o ruina, podría ser declarado corresponsable si los okupantes sufren daños en su interior, si no han tenido que salvar ningún obstáculo.