Cultura y fiesta encuentran refugio en la XXIX Semana Negra

Pablo Batalla Cueto GIJÓN

GIJÓN

Directores, autor y concejal de Festejos señalan el nuevo «Rufo», mascota de la XXIX Semana Negra
Directores, autor y concejal de Festejos señalan el nuevo «Rufo», mascota de la XXIX Semana Negra

Un «Rufo» refugiado, mascota de la nueva edición del festival que se ha presentado hoy en los antiguos terrenos de Naval Gijón enarbolando su espíritu reivindicativo y con veladas críticas al festival Metrópoli

01 jul 2016 . Actualizado a las 18:50 h.

Un Rufo niño y refugiado que sostiene un osito de peluche entre los brazos será este año la mascota de la XXIX Semana Negra de Gijón. El venerable festival literario gijonés disfraza cada año al orondo Rufo, convertido en estatuilla que se regala a los escritores invitados, de alguna guisa de actualidad, siempre con intención sociopolítica, y nada hay más denunciable este año en el mundo que el drama de los huidos de la guerra de Siria, expulsados de sus casas por la madre de todas las barbaries pero a los que se impide la entrada en una Europa insensible y cada vez más apartada de su pasado de espacio de libertad y progreso.

«No concebimos la cultura como un lujo cultural para neutrales, sino como un festival de compromiso atento a lo que pasa», proclamó José Luis Paraja, director del festival, en la presentación realizada en la que será, a partir del 8 de julio, la Carpa del Encuentro, la más grande de las tres en las que, durante diez días, se celebrará un total de 165 charlas y actividades culturales de todo tipo con 163 autores del renombre de Petros Márkaris, Leonardo Padura, la inglesa Claire Mackintosh, los italianos Mirko Zilahy y Maurizio de Giovanni o los nuevos popes de la literatura negra nórdica -el dúo formado por Jerker Eriksson y Håkan Axlander Sundquist que escribe con el nombre colectivo Erik Axl Sund-, además de decenas de autores españoles. Como Samaranch en los Juegos Olímpicos de Barcelona, Ángel de la Calle, el otro director del festival, mostraba su convicción de que ésta será «la Semana Negra más grande, más potente, más divertida y más cultural de la historia».

El Rufo no será el único instrumento de agitación política de que se servirá la Semana Negra para ser un año más la «Disneylandia para niños trotskistas» que su fundador, el escritor asturmexicano Paco Ignacio Taibo II, dijera una vez que es. El propio Paraja recordaba que «en la Semana Negra casi nada es accidental» y lo hacía señalando el gigantesco mural que, a su espalda, pendía y penderá de la pared trasera de la Carpa del Encuentro como telón de fondo de las charlas y presentaciones de esta XXIX edición del festival.

Del mismo modo que Rufo cambia cada año de disfraz, también ese mural es cada año una nueva reproducción de un cuadro con mensaje político. El año pasado fue La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, la pintura escogida y este año es el turno de El cuarto estado, la mítica tela de Pellizza da Volpedo hecha famosa en todo el mundo por la película Novecento.

La fiesta de la cultura, la cultura de la fiesta

«El cuarto estado», explicó Paraja, «era en el siglo XVIII el que formaban los que no cuentan: los trabajadores, el proletariado, y desgraciadamente, en este siglo XXI, todavía hay un cuarto estado formado por todas esas personas que no tienen casa porque han sido desahuciados o porque dejan sus casas huyendo de esas guerras que a alguien le interesa que existan y esperando que unos países supuestamente civilizados les acojan». Continuaba el director recordando que «no muy lejos, en este mismo país, en esta misma ciudad, tenemos gente en el umbral de la pobreza: no hay más que pasarse por los comedores sociales», y proclamaba su convicción de que «éste no es un festival de ocio y entretenimiento, sino uno de cultura en el que se quiere que la cultura sea un arma para cambiar el futuro y mejorar la vida de todos. Reivindicamos la fiesta de la cultura y la cultura de la fiesta».

Idéntico tono reivindicativo tuvo la intervención de De la Calle. «Este festival», recordó en velada puya al otro festival que, con una orientación más comercial y anglosajona, se celebra en estos días en la ciudad, Metrópoli, «es gratuito: todo el que venga viene cuando quiera, se va cuando quiera y no le cuesta venir. Si la Semana Negra hubiera existido cuando yo era niño pero hubiera habido que pagar para entrar, a mí no me podrían haber traído mis padres, porque yo fui niño pobre. De la cultura, o se piensa que es un derecho humano y por lo tanto es obligación de los poderes públicos facilitarla a todo el mundo y generalizarla, o se piensa que es un bien y entonces el que se la pueda pagar que se la pague y el que no no».

Con respecto a la reproducción de El cuarto estado, De la Calle recordó que ya se utilizó hace cuatro años, y que este año se recicla por un doble motivo: los recortes en la subvención pública que recibe el festival, que crecen cada año y en esta edición han llevado a la Semana Negra al umbral de lo incompatible con la vida y a no poder pagar una nueva reproducción («nos han recortado en todo: en dinero, en espacio y en tiempo, lamentaba Ángel de la Calle en referencia a la polémica reducción de los horarios de apertura del festival, que este año cerrará por semana a las 2 y media y los fines de semana a las 4»), y una intención maliciosa, la de subrayar que, tras las elecciones del 26-J, «estamos igual que hace cuatro años».

No sólo es gratis la entrada en la Semana Negra: también los libros que el propio festival edita y regala cada año, en número de 1000 y hasta agotar existencias, a quienes se acercan a la Carpa del Encuentro el último sábado del festival. El libro de este año será un homenaje a Enric Sió, malogrado historietista catalán que fue uno de los primeros en, durante la dictadura franquista, reivindicar el cómic como un género serio y explorar sus posibilidades como vehículo para la denuncia política, siendo el primero en firmar un tebeo contra la dictadura que se tituló, en 1967, Lavínia 2016. «Me he pasado estos días respondiendo llamadas de medios catalanes maravillados porque se homenajee a Sió en Gijón y no en Cataluña», comentó Ángel de la Calle, que también proclamó su gusto por regalar libros: «es un derecho y porque el consumo de libros está bien: lo que está mal es la ideología que genera, el consumismo, pero el consumo de libros es buenísimo para la salud, la mente y el cuerpo», dijo.

La música de la Semana

Además la organización ha confirmado definitivamente la lista de directos musicales de esta edición, en la que ha buscado, como de costumbre, un abanico muy amplio de géneros y registros: hard rock, pop, rock, folk, ska, punk celta...  La nómina de invitados incluye La Destilería, Alberto & García, Los Niños de los Ojos Rojos (NOR), The Real McKenzies, Alma Afrobeat Ensemble, B-Suite, Crítika y Saik, Amelie , Ana Mena Trash TornadosOne For Apocalypse.