«No nos gusta que nos digan cuándo coger el coche, pero no va a quedar más remedio»

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

La clase del Programa para Mayores sobre contaminación impartida por la profesra Carmen Perillán inauguró, con lleno, la colaboración entre Universidad y la Federación vecinal

31 mar 2017 . Actualizado a las 07:26 h.

El Programa Universitario para Mayores de la Universidad de Oviedo (PUMUO) abrió la puerta de su aula, y los vecinos de Gijón la llenaron hasta la bandera. El gimnasio del Colegio Público Jovellanos casi se queda pequeño para acoger a cerca de un centenar de gijoneses y gijonesas que acudieron al reclamo del PUMUO y la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAV) de la Zona Urbana de Gijón en la primera colaboración entre ambas entidades para reforzar en la ciudad la presencia de esta oferta universitaria para mayores de 50 años y de dar cauce también en su programa a asuntos que interesan a sus habitantes.

Por ejemplo, la contaminación y sus efectos en el cuerpo humano, asunto del que se ocupó la bióloga y especialista en el tema Carmen Perillán, que ofreció esta clase-demostración en la que dejó claro que «no hay un nivel cero en el que la polución no dé problemas», pero en la que también defendió la necesidad de buscar un «equilibrio» entre la actividad humana -en particular, la industrial- y el derecho a la salud «porque todos queremos un trabajo y una ciudad donde el aire esté limipio».

Ante «alumnos» como el concejal de Xixón Sí Puede David Alonso en una clase que contó con no pocas intervenciones del público, algunas de ellas muy documentadas, Perillán repasó los efectos patológicos de las sustancias contaminantes -sobre todo partículas como los óxidos de nitrógeno, azufre y plomo, y del benceno- sobre el aparato respiratorio, cardiovascular o neurológico, respaldados por los informes científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Uno de ellos, «apabullante», sirvió de índice de la gravedad de la cuestión: los 1,7 millones de defunciones infantiles causadas por la presencia de estas sustancias en el aire, el agua o los alimentos.

Alumnado motivado

La profesora admitió también ante un alumnado especialmente motivado, por afectado directamente, la relatividad de los criterios de medición de partículas a la atmósfera -el tipo de contaminación que más preocupa en Gijón, en particular en los barrios de la Zona Oeste- por parte del Principado o de las empresas. «La OMS siempre va por delante y las administraciones se adaptan muy, muy lentamente», afirmó Perillán, que también considera normal que autoridades como la UE tengan que «dar tiempo» para ello.

Pero además sostuvo que se puede dar un problema «ético» cuando «los picos altos se criban y eliminan de las mediciones», y que la evaluación de los resultados puede ser «engañosa» porque todo depende, por ejemplo el sistema de medición de la consejería asturiana, «de a qué llamen "bueno" para sus estándares, aunque no sean los de la OMS, desde luego». Sus alumnos se quejaron además de ocultación de datos, sesgos lecturas e incluso ausencia deliberada de mediciones. En todo caso, Perillán admitió que las medidas de control de emisiones «salen caras» a las empresas, como seguramente a las administraciones públicas, pero que estas al final acaban pagando porque en caso de ser negligente con el control de la polución, «si ellos nos están enfermando también van a tener que asumir el gasto» en servicios sanitarios.

Sobre otro asunto sensible y de plena actualidad, el control del tráfico de vehículos privados, Carmen Perillán asume que no va a quedar más remedio que acometerlo. «A nadie le gusta que le digan cuando tiene que coger su coche particular, pero probablemente no nos va a quedar más remedio», anticipó.

También alertó, una vez más, sobre algo que conoce de primera mano sobre sus investigaciones de campo en Avilés: el «peligro» de las emisiones industriales de benceno -a las que un alumno añadió las aún mayores del valle de Trubia- y otro dato que afecta a la infancia: la mitad de los niños avilesinos padecen de alguna afección respiratoria. Falta evaluar al detalle la relación de ese dato con la contaminación en el concejo, y en ello están Perillán y su equipo.