Guillermo Fariñas: «Pelearé hasta el final»

sophie fernández, L. G. REDACCIÓN / LA VOZ

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El activista cubano inicia otra huelga de hambre para denunciar el inmovilismo del régimen castrista. Ayer tuvo que ser hospitalizado tras una semana sin probar alimento

30 jul 2016 . Actualizado a las 09:57 h.

«Seguiré hasta el final». Pese a que lleva ocho días privado de alimento y líquidos, el disidente cubano Guillermo Fariñas confirma, con mucha debilidad y cansancio, que seguirá adelante con la huelga de hambre que inició para denunciar el inmovilismo del régimen castrista. Consciente de que tendrá que ser nuevamente ingresado en un plazo de diez días, según sus propias estimaciones, se niega a tirar la toalla.

Seis años después de haber protagonizado una huelga de las mismas características que duró 135 días por la muerte del preso Orlando Zapata, el disidente ha vuelto a la carga con una forma de lucha pacífica pero contundente para denunciar la represión a la que se ven sometidos los presos políticos en Cuba. «Nos siguen masacrando, torturando, amenazando de muerte. Nos acusan de delitos comunes que no hemos cometido, confiscan los bienes personales», resume indignado, ya en su domicilio de Santa Clara después de haber sido ingresado en el hospital Arnaldo Milián Castro para ser atendido por su extrema debilidad, y donde protagonizó una curiosa anécdota. Cuando se encontraba en la unidad de cuidados intensivos del hospital trataron de llevarlo a una salita especial donde se trata a los dirigentes cubanos a lo que se negó porque «él es un disidente, no un jefe».

Pese a la rotunda negación de la existencia de presos políticos por parte de Raúl Castro, Fariñas insiste en la gravedad de la situación en que se encuentran. «Es desastrosa, realmente desastrosa». Fuente de indignación es también el control asfixiante que ejerce el régimen. «El Gobierno actúa impunemente», comenta.

El galardonado con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia en 2010 pretende dar un golpe en la mesa y llamar la atención del mundo. Muestra su esperanza de recibir ayuda extranjera gracias al eco que obtengan sus acciones y de la de otros activistas. «Esperamos recibir apoyos de todo el mundo, de Estados Unidos, Europa, de los países americanos, asiáticos, africanos». A su juicio, es necesaria una actitud más firme de los países democráticos. «Los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea deben condicionarle al Gobierno cubano la situación de los derechos humanos y la violencia ejercida contra el pueblo». 

Apoyo internacional 

Si bien el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre el país norteamericano y Cuba, comenzado el 19 de julio del año pasado, parece haber dado un vuelco positivo en el terreno económico, Fariñas denuncia que existe cierta ignorancia sobre el alcance de los cambios reales derivados de esta normalización. «El mundo está todavía en la matriz de que las cosas están cambiando y sin embargo las cifras, los datos de los derechos humanos, dicen lo contrario».

Fariñas admite que no sabe como puede evolucionar la situación actual, a corto, medio e incluso largo plazo. «No tengo ni idea», confirma. Sí asegura que, tras protagonizar más de una veintena de huelgas, está dispuesto a sacrificar su vida. Al preguntarle si piensa ser capaz de aguantar otros cien días de estricto ayuno como hizo en el 2010, su firmeza es inalterable. «Lo único que sé es que pelearé durante los días que haga falta hasta el final. Será el Gobierno cubano el que tendrá que asumir si tengo que morir, o si tiene que cumplir por fin con sus propias leyes».