Europa incendia Siria con la venta de armas

Cristina Porteiro
CRISTINA PORTEIRO BRUSELAS / CORRESPONSAL

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GEORGE OURFALIAN | AFP

Los países del Golfo aprovechan la codicia de Occidente para inclinar la balanza en conflictos civiles de la región

01 ago 2016 . Actualizado a las 09:41 h.

Atajar los problemas desde la raíz. Es la meta que se propuso la Unión Europea para atajar la crisis de refugiados. Más allá de taponar las puertas de entrada al continente y observar desde la distancia cómo Turquía se hace cargo de las responsabilidades comunes a cambio de dinero, los 28 no han tenido la voluntad suficiente para apaciguar el principal foco de tensión en Medio Oriente: la guerra civil siria.

Desde que estalló el conflicto en el 2011, 400.000 personas han muerto y casi 11.5 millones están desplazadas. Mientras eso ocurre a escasos 1.600 kilómetros, la diplomacia europea discurre por la senda de lo políticamente correcto al tiempo que los gobiernos defienden ya no su legítimo derecho a la defensa sino su derecho a comerciar con armas, en aras del «interés nacional», como llegó a afirmar el primer ministro serbio, Aleksandar Vucic. Su país podría fabricar hasta cinco veces más armamento «y todavía no podríamos satisfacer toda la demanda», aseguró con cinismo. El Parlamento Europeo lamentó en un informe de noviembre del 2015 la laxitud de los 28 a la hora de abordar la recomercialización de armas en la región. Todos los bandos enfrentados, facciones de los rebeldes sirios y las fuerzas leales al régimen, han recibido armas, pero ¿de dónde?

Según SIPRI, las importaciones de armamento pesado en Oriente Medio aumentaron un 61 % en los últimos cinco años. Tres países se sitúan a la cabeza: Arabia Saudí (27 %), Emiratos Árabes Unidos (18 %) y Turquía (14 %). Estados Unidos (53 %), Reino Unido (9.6 %) y Rusia (8.2 %) son sus principales proveedores.

La tríada oriental es responsable, según los investigadores del Balkan Investigative Reporting Network (BIRN), de desviar fusiles de asalto, armas automáticas, misiles, morteros, granadas, armas antiaéreas y munición a Siria para reforzar a las milicias opositoras, mayoritariamente suníes. No obstante, hay evidencias de que parte de ese arsenal ha terminado en manos del Estado Islámico. «Es lamentable que los acontecimientos de los dos últimos años hayan demostrado que las armas a veces acaban en manos de terroristas», admitió la Eurocámara antes de exigir, sin éxito, el embargo de armas a Riad. 

Si hay un actor que alimenta con fervor el polvorín sirio, ese es Arabia Saudí. El país aumentó sus importaciones de armas en un 275 % desde el 2011. Una oportunidad que no perdió Estados Unidos, proveedor del 46 % de sus demandas. Le siguen Reino Unido (30 %) y España (5,9 %).  

Suministro mortal

Oriente Medio se ha convertido en un atractivo y lucrativo bazar, no solo para las potencias armamentísticas tradicionales. Desde que arreció la crisis en Siria, países de los Balcanes, el centro y el este de Europa se han sumado por primera vez a la comparsa. Croacia, República Checa, Serbia, Eslovaquia, Bulgaria, Rumanía, Bosnia y Montenegro se embolsaron 1.100 millones de euros por la venta de 10.000 AK-47, 6.301 armas automáticas, 18.500 morteros, 300 tanques, 250 armas antiaéreas, 90 lanzacohetes y más de 364 millones de munición desde el invierno del 2012, según pudo confirmar  el BIRN tras un año de investigaciones. ¿A dónde fue a parar el arsenal? Fundamentalmente a Arabia Saudí (829 millones), Jordania (155), Emiratos Árabes Unidos (135) y Turquía (87). La mayor parte de las armas han acabado en manos de rebeldes sirios o el EI. ¿Cuál es la causa? «Existen evidencias de un desvío automático de armas a grupos acusados de cometer graves violaciones de Derechos Humanos», asegura el investigador de Amnistía Internacional, Patrick Wilcken. 

Los expertos han tirado del hilo hasta lograr encajar todas las piezas del puzle en la cadena de suministro mortal de armas que tiene como destino Siria. Por aire (68 vuelos en el 2015) y por mar, los países europeos hacen llegar los pedidos, en muchos casos sin identificar la carga. El BIRN ubica en Jordania y Turquía al menos dos comandos secretos, denominados Centros de Operaciones Militares, donde personal militar de estos países, los vecinos del Golfo y Estados Unidos coordinan la distribución de armas. En algunos casos se llevan hasta la frontera siria para que kurdos o rebeldes las recojan o bien se lanzan por el aire. 

Las cifras solo son la punta del iceberg. Belgrado y Zagreb se defienden del dedo acusador de las organizaciones humanitarias alegando que países como Arabia Saudí disponen de certificado de exportación y una garantía escrita de que no desviarán esas armas hacia zonas en conflicto. Sin embargo, se niegan a comprobar si Riad cumple con el compromiso. Esta actitud no solo es reprobable sino que podría infringir normativas europeas e internacionales, como denuncia la eurodiputada sueca Bodil Valero. Algunos expertos cuestionan la efectividad del Tratado de Comercio de Armas  firmado en el 2014. Países como Estados Unidos aún no lo han ratificado y «no existen mecanismos formales para castigar a quienes infringen la ley». La vía del embargo tampoco funciona, no hay consenso. La ONU tampoco desea incluir al país en la lista negra. Solo Holanda se ha negado a seguir suministrando armas a Arabia Saudí.  

El enemigo en casa

«Es verdaderamente repugnante», asegura la directora de Armas bajo Control, Anna Macdonald, en alusión a la doble moral de países como Reino Unido y Francia que han ratificado acuerdos para el control del armamento, pero ignoran las señales que llegan de Oriente Medio para no dañar a su industria armamentística. La postura de los gobiernos occidentales se vuelve más condenable a medida que avanza el conflicto. El «vende bien y no mires a quién» alimenta la inseguridad fuera y dentro de la UE. Toda acción tiene consecuencias. 

El EI castiga con 50 latigazos a quienes tengan antenas parabólicas

El Estado Islámico castiga con cincuenta latigazos y el pago de una multa de 10.000 libras sirias (unos 46 dólares) a los dueños de casas que tengan antena parabólica. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos apuntó que ha sabido de varias personas sancionadas en la provincia nororiental de Deir al Zur, a las que los terroristas decomisaron los aparatos en el marco de una campaña para vetar el uso de las parabólicas por considerar que «siembran rumores y alejan a los musulmanes de su religión». Como alternativa, los radicales ofrecen a los habitantes de sus dominios informarse a través de «medios islámicos» proporcionados por ellos mismos.