El Pentágono asegura que los líderes del Estado Islámico abandonan Mosul

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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La fuerza de élite iraquí, a punto de tomar la mayor ciudad cristiana de Irak

20 oct 2016 . Actualizado a las 07:31 h.

La batalla contra el feudo del Estado Islámico (EI) se concentraba ayer, tercer día de ofensiva, en Qaraqosh (también llamada Bajdida o Al Hamdaniya), la mayor ciudad cristiana de Irak. A cargo de su reconquista está la fuerza de élite iraquí, las unidades antiterroristas entrenadas por EE.UU. Su control supondrá ponerse a las puertas de Mosul, de la que la separan apenas 30 kilómetros por carretera. Los líderes del califato no parecen dispuestos a lidiar con el asedio que se avecina sobre Mosul, según el anuncio del general estadounidense Gary Volesky. «Queremos decirle al Daesh [acrónimo en árabe de EI] que sus líderes les están abandonando. Hemos comprobado sus movimientos de salida», dijo en una breve videoconferencia desde Bagdad.

Se negó a decir cuántos líderes han dejado Mosul, cuándo lo hicieron, o hacia dónde se dirigían, pero aseguró que estaban siendo atacados desde el aire en su huida. «Adonde van... eso se lo dejo a los que disparan nuestros misiles», ironizó. El general sostiene que serán los yihadistas extranjeros los que defenderán Mosul, porque «no tienen otro lugar a donde ir» y «es difícil para ellos mezclarse entre la población». Pueden intentar abandonar la ciudad entre los desplazados, pero espera que los civiles que vigilan las salidas frustren ese intento.

Además de estar huérfanos de líderes, los yihadistas podría tener que enfrentarse al levantamiento de un grupo de resistencia dentro de Mosul, según contaron a The Guardian residentes que han logrado salir de Mosul.

Sus testimonios dan cuenta de que, en los últimos seis meses, se ha formado una célula de resistencia que habría recibido formación en secreto y hecho planes para lanzar ataques coordinados con las fuerzas iraquíes y kurdas contra los combatientes de negro.

Asedio a Qaraqosh

Desde la base de Qayara, donde se dirige la ofensiva, el teniente Riyad Tawfiq anunció que la fuerza de élite está a punto de expulsar a los yihadistas de Qaraqosh. El martes, habían conseguido entrar en varios barrios de la periferia, avance que fue celebrado por los cristianos que huyeron a Erbil, capital del Kurdistán iraquí, tras la llegada en el 2014 de los yihadistas. Hombres, mujeres y niños bailaron y rezaron en la iglesia San Simón. «No quedan dudas de que nuestra tierra va a ser liberada y agradecemos a Dios, a Jesucristo y a la Virgen María», declaró a AFP Hazem Djedjou Cardomi, presente en el templo.

Cuando los hombres de Abu Bakr al Bagdadi conquistaron Mosul, los cristianos recibieron un ultimátum: convertirse al islam, pagar un impuesto o abandonar la ciudad, so pena de ser ejecutados. Los cerca de 120.000 que vivían entonces en la provincia de Nínive, optaron por el exilio, la mayoría en el vecino Kurdistán. Entre ellos están la mayoría de los 50.000 habitantes que tenía Qaraqosh, situada en medio de tierras de cultivo y muy cerca de las ruinas de las milenarias ciudades asirias de Nimrud y Nínive expoliadas por el Estado Islámico

Unos 5.000 desplazados llegan a un abarrotado campo en Siria

Familias enteras del liberado distrito de Al Shura se acercaban con banderas blancas a las fuerzas militares iraquíes. La mayoría de los hombres llevaban largas barbas como les exigía el EI. Uno de ellos, Abu Abdalá, pidió a un policía un cigarrillo, igualmente prohibido bajo el califato.

En medio de los combates comienzan las primeras huidas de civiles. Al menos 5.000 iraquíes, la mayoría mujeres y niños, han llegado en los últimos días al abarrotado campo de refugiados sirio de Al Hol y otras mil personas se encuentran concentradas en la frontera esperando para cruzar, según Save The Children.

Al menos 750 desplazados llegaron ayer al campamento iraquí de Dibaga, situado en la zona de Jazer, donde se trabaja a contrarreloj para tener a punto los campamentos para recibir a más de 10.000 familias. Mientras, los civiles de Mosul intenta sobrevivir a los ataques aéreos y a la escasez de alimentos. «No dormimos en toda la noche por culpa de los ataques aéreos», afirmó a la agencia AFP por teléfono Abu Saif,. Los alimentos básicos comienzan a escasear, ya que no hay comercio y los precios se han disparado.

En su avance desde el sur, las fuerzas de Bagdad han tenido que lidiar con trampas, explosivos y al menos cinco coches bomba conducidos por suicidas del EI, además del incendio de trincheras llenas de petróleo para dificultar los ataques aéreos de la coalición. En el frente norte y este, los peshmergas lograron limpiar de yihadistas una veintena de aldeas en la zona de Jazer.