May amenaza con crear un gran paraíso fiscal

Rita Álvarez Tudela LONDRES / E. LA VOZ

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DANIEL LEAL-OLIVAS | AFP

Renuncia al mercado común y propone aprobar en el Parlamento el acuerdo final con la UE

18 ene 2017 . Actualizado a las 08:05 h.

A la primera ministra británica, Theresa May, se le ha achacado falta de contenido y claridad sobre sus planes para la negociación del brexit. Ayer en cambio fue clara. En su esperado discurso de casi una hora presentó doce prioridades entre las que sobresalen la renuncia al mercado único y la propuesta de aprobar el acuerdo final con la UE en el Parlamento. Su propuesta contiene una amenaza implícita a Bruselas: lleguemos a un acuerdo que os permita vender vuestros productos en el mercado británico sin aranceles y a nosotros vender en el mercado único europeo, o el Reino Unido emprenderá una vía de competencia fiscal para atraer empresas que puedan paliar con nuestros bajos impuestos el efecto de vuestros aranceles.

Claridad y orden

Negociaciones por fases. May se comprometió a presentar de forma «clara» sus intenciones a Bruselas para evitar incertidumbres económicas. Además quiere que el acuerdo se implemente «por fases». «Esto dará a las empresas suficiente tiempo para planear y hacer preparativos de cara al nuevo escenario», afirmó. Las Cámaras británicas decidirán sobre cualquier cambio y tendrán la última palabra sobre el acuerdo final acordado.

Poder legislativo

Retomar el control. Los defensores del brexit optaron por el populista lema de «recuperar el control de nuestros asuntos» y May lo utilizó ayer para anunciar que Londres recuperará el control legislativo, poniendo fin a la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). «Nuestras leyes se elaborarán en Westminster, Edimburgo, Cardiff y Belfast», afirmó.

Fortalecer el Reino Unido

Contar con las autonomías. Ante el miedo a intentos independentistas de Escocia y la actual crisis política del Úlster, May afirmó que tendrá en cuenta el punto de vista de los Ejecutivos autónomos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Con este fin creará un comité ministerial conjunto para las negociaciones en el que podrán defender sus preocupaciones.

Irlanda

Frontera abierta. Irlanda será una prioridad en las conversaciones. Ante los lazos familiares y de afecto que les unen, May quiere mantener el área común de movimiento de personas, sobre todo en la frontera con Irlanda del Norte, ya que «nadie quiere volver a las fronteras del pasado».

Control migratorio

Reciprocidad. Para May, es fundamental controlar la inmigración que llega al Reino Unido desde la UE, aunque aspira seguir atrayendo a «los mejores y más brillantes» europeos para «trabajar o estudiar». Da así la razón a quienes culpan al volumen migratorio de ejercer presión sobre los servicios públicos y sobre los salarios. A la vez, prometió garantizar los derechos de los comunitarios que ya viven en el país, al tiempo que pidió reciprocidad para los británicos que residen en países comunitarios.

Acuerdos comerciales

¿Paraíso fiscal? May planea que el Reino Unido abandone el mercado único europeo y forje en cambio un «ambicioso acuerdo de libre comercio» con el bloque. Es la médula de la posición británica. Cada mes, los 27 venden productos por unos 9.000 millones de euros más al Reino Unido que los que compran procedentes de las industrias y servicios británicos. España, por ejemplo, se beneficia de ese comercio con un superávit anual de ingresos de unos 10.000 millones. El Reino Unido es el mayor destino de inversiones españolas en el extranjero. Los partidarios del brexit han citado a menudo el ejemplo de fabricantes alemanes de coches o de bodegas francesas para avalar su opinión de que habrá voces en la UE que pedirán a los Gobiernos que actúen por el interés mutuo y no por otras versiones de la política. Citan también el daño que podría sufrir el sistema financiero europeo si corta abruptamente sus lazos con la City.

Un segundo referendo para Escocia es ahora más probable

La disconformidad con el discurso de May y su plan de salida del mercado común, hizo que la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, reconociese que es ahora más probable un segundo referendo sobre la independencia. Sturgeon criticó a May por perseguir un brexit duro y tener una agenda divisiva, «que nos amenaza con una catástrofe económica». Además, cree que el anunciado plan va en contra los intereses de Escocia y plantea cuestiones fundamentales sobre el tipo de país en el que se convertirá el Reino Unido.

Igual de tajante fue el líder laborista, Jeremy Corbyn, quien acusó a la primera ministra de querer convertir el Reino Unido en un «paraíso fiscal a orillas de Europa». Advirtió que las prioridades de May pueden suponer «una amenaza para los empleos de los británicos, los servicios y los estándares de vida» en suelo británico. En las palabras de la premier, Corbyn ve implícita «la amenaza de que en algún momento, si su optimismo sobre un acuerdo con la UE no funcione, la economía vaya a pasar a un modelo basado en las gangas y la baja fiscalidad».

En el caso del líder del partido liberaldemócrata, Tim Farron, lamentó que May opte por un brexit duro en un discurso que definió como «una mezcla de fantasías vagas y amenazas a nuestros vecinos más cercanos», además de reconocer que con su decisión puede «dañar enormemente la economía británica».

Alegría en el bando «out»

El defensor del brexit, Nigel Farage, denunció que May pronunció ayer las mismas frases y palabras utilizadas durante meses por su partido, el eurófobo UKIP. En un solo tuit, Farage resumió la alegría entre los partidarios del brexit, que defienden por activa y pasiva un control de fronteras y aplaudió que la primera ministra haya hecho «un progreso real».

El Gobierno irlandés celebró el afán de May de mantener «un comercio sin fricciones» con la UE y, por tanto, con Irlanda, lo que evitaría una frontera. Pero Dublín confirmó que ya ha pedido las sedes europeas que están ahora en Reino Unido.

Después del discurso de Theresa May, la libra esterlina subió más de un 2,8 % frente al dólar, su mayor ascenso en un día desde diciembre del 2008.