Donald Trump toma el mando como un caudillo del pueblo

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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Abre su presidencia con un alegato desafiante y nacionalista

21 ene 2017 . Actualizado a las 09:12 h.

Donald John Trump, nacido en Nueva York hace 70 años, ya es presidente de Estados Unidos. «Ciudadanos del mundo, gracias», arrancó en su primer discurso como mandatario número 45. Solo duro 16 minutos, uno de los más cortos de la historia.

Sus asesores habían prometido que mostraría su parte filosófica, pero lo que apareció fue el Trump de la campaña. Las escalinatas del Capitolio se llenaron de consignas populistas y nacionalistas y envites contra el establishment de Washington, saltándose así la tradicional llamada a la unidad de sus predecesores.

El multimillonario empresario novato en política se presentó como un caudillo cuya victoria es la del pueblo, dispuesto a salvarlo de «la carnicería» de políticos corruptos e insensatos que han supeditado los intereses del país a los propios y a los del mundo. «Esto va a cambiar empezando aquí y ahora mismo», amenazó. «Vamos a quitarle el poder a Washington y devolvéroslo a vosotros, el pueblo americano», añadió.

Bajo la lluvia, el neoyorquino juró su cargo ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, y sobre dos biblias: la que utilizó Abraham Lincoln hace 156 años y la que le regaló su madre en 1955. Previamente, Mike Pence, considerado como «el lado sensato del magnate», había hecho lo propio como el vicepresidente número 48 de la nación.

Trump apeló al «ciudadano olvidado» y prometió «hacer América grande otra vez». Lo hizo con los índices de aprobación más bajos que ha registrado un presidente estadounidense desde hace cuatro décadas. Buena muestra de ello fue el vacío que se vio en muchas zonas del National Mall, al que acudieron unas 200.000 personas, una cifra mucho menor de lo estimado inicialmente. El dato queda muy lejos del cerca del millón que apoyó a Barack Obama en el 2009.

«América primero», repitió una y otra vez con el puño en alto, desde el palco del Capitolio y bajo la atenta mirada de su familia y buena parte de la élite militar, judicial y política contra la que volvió a cargar. De testigos en primera fila, sus predecesores: Carter, Clinton, Bush y Obama.

Referencia a la frontera

«Durante muchas décadas hemos enriquecido la industria extranjera a costa de la estadounidense, subsidiado los ejércitos de otros países mientras permitíamos el triste agotamiento del nuestro. Hemos defendido otras fronteras mientras nos negábamos a defender la nuestra y hemos gastado billones y billones de dólares en ultramar, mientras nuestras infraestructuras caían en el deterioro y el declive». Fue esta referencia a la frontera la que se llevó el mayor aplauso. Sin embargo, no mencionó su promesa electoral: el muro en el linde con México. Ya en el almuerzo del Capitolio, lanzó un «gracias Hillary y Bill por estar aquí», antes de pedir diálogo bipartidista. Tras el ágape comenzó el tradicional desfile por la avenida Pensilvania, con parada en su hotel para saludar a sus seguidores, antes de llegar a la Casa Blanca

El neoyorquino ya firmó sus primeras órdenes ejecutivas, proclamando el Día del Patriotismo y rubricando las nominaciones de su Gabinete. Además, allanó el camino para que James Mattis, Perro Loco, sea confirmado como jefe del Pentágono, al anular la norma legislativa que prohibía a un militar retirado hace menos de 7 años liderar el Departamento de Defensa. «Pensé que era la ley sanitaria», bromeó en referencia al Obamacare. A pesar de que Trump intentará arrasar con el legado de su predecesor, ayer entre ambos solo hubo cordialidad. Empezando por los colores elegidos en sus respectivos atuendos: Trump vistió corbata roja y Obama corbata azul, como símbolo de unión del país y en un gesto que se hizo extensivo a la indumentaria de Melania y Michelle. La amabilidad entre ambas parejas fue protagonista desde el té que compartieron en la sala azul de la Casa Blanca, hasta el momento en el que los Trump despidieron desde la escalinata del Capitolio a los Obama.