Pepe Zorita culmina con éxito la vuelta a España en un Mini Morris

Manolo Calleja REDACCIÓN

MOTOR

El taxista fue recibido en Valdesoto por amigos y familiares tras recorrer en solitario casi 7.000 kilómetros

24 ago 2016 . Actualizado a las 14:27 h.

Pepe Zorita, el taxista de Valdesoto que el pasado día 12 inició la vuelta a España en un Mini Morris, llegó a la localidad sierense feliz y contento después de lograr su reto personal tras recorrer en solitario casi 7.000 kilómetros y pasar por 47 capitales españolas al volante de un Mini del año 1973. Amigos y familiares le esperaban en el campo de fútbol de Villarea a donde Zorita llegó con puntualidad inglesa, a las 13.00 horas, después de dejar atrás Lugo y León. Ni un atisbo de cansancio en el piloto, ni una sensación de fatiga en el viejo pero eficiente Mini Morris, aunque sí una visible herida de guerra: su brazo izquierdo, absolutamente quemado por el sol, fruto de llevarlo apoyado en la ventanilla durante todo el viaje.

Mientras recibía las felicitaciones de rigor, un emocionado Zorita explicó a La Voz sentirse orgulloso. «Era una apuesta personal, un desafío para el coche y un objetivo que, al final, se ha cumplido», dijo el taxista, que pasó en la gasolinera de Cerdeño, en Oviedo, el último control del duro recorrido que terminó dos días antes de lo previsto en su hoja de ruta.

Sobre su hazaña, le resta importancia al aspecto físico ya que por su profesión está acostumbrado a pasar muchas horas al volante. «Nunca me sentí cansado excepto por el calor, pero sí aburrido, por eso decidí hacer dos etapas seguidas y adelantar la llegada», manifestó. Su máxima preocupación antes y durante el largo viaje era que el coche aguantara, después de estar cuatro años prácticamente parado. «El Mini se mostró muy fiable y los pocos problemas que me dio, como la rotura de un taco motor y un rodamiento, creo que pudieron estar relacionados con haber estado tanto tiempo parado», dijo.

Otro valor añadido en la aventura que este aficionado al automovilismo acaba de finalizar es que la mayoría del recorrido lo hizo por carreteras nacionales salvo «cuando no le quedaba otro remedio que hacerlo por autovías». Destacó, además, que nunca se sintió solo. «El apoyo en las redes sociales de gente de toda España y los amigos que me enviaban mensajes de ánimo me servían para darme cuenta de lo que estaba haciendo», aunque no dudó en afirmar, en un acto de humildad, que «ésto lo puede hacer cualquiera, el éxito fue del coche».

Aunque nunca se puso nervioso, ni siquiera cuando tuvo problemas para encontrar el rodamiento en Córdoba, ni cuando se quedó con la palanca de cambios en la mano en Puebla de Sanabria, sí reconoció algo. Cuando atravesaba ayer A Coruña, a pocos kilómetros de casa, pensaba: «¿mira que si se para el coche ahora cuando me quedan 400 kilómetros para llegar a casa...? Bueno, pues no me quité del pensamiento esa idea hasta que avisté el campo de fútbol de Valdesoto», aseguró el taxista.

En líneas generales, Pepe Zorita mostró su alegría por haber alcanzado su objetivo, aunque no siempre fue un camino de rosas porque «hubo cosas para olvidar y hasta pasó miedo». El taxista explicó que comenzó el recorrido con un problema eléctrico en los pilotos traseros que fue imposible de subsanar. «Me limitó mucho porque no podía circular de noche ni de madrugada», cuenta Zorita, que destacó otros momentos complicados, como por ejemplo cuando tuvo que dormir tres noches en el coche al no encontrar alojamiento. «La peor fue en el Desierto de las Tabernas, en Almería, estaba solo en una gasolinera apartada y pasaban cosas muy extrañas. Llegaba un coche, apagaba las luces y, al cabo de un rato, llegaba otro y algo hablaban o se intercambiaban. Luego marchaba el primero y el segundo se quedaba un tiempo y así, sucesivamente, durante más de dos horas. No dormí nada, pasé miedo. Fue lo peor del viaje», relata Pepe Zorita. «Ahora quiero descansar en mi cama y volver a la vida normal», concluyó el sierense.