Ni coalición, ni apertura de listas

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

CIUDADANOS

20 feb 2020 . Actualizado a las 09:37 h.

Este cronista solo es partidario de las coaliciones electorales en los casos de afinidad manifiesta entre dos o más fuerzas políticas o de busca de un objetivo de interés para el país, llámese España, comunidad autónoma o municipio. De no darse esas circunstancias, que cada palo aguante su vela. En política no está claro que dos y dos sumen cuatro. El diario La Vanguardia publicó recientemente una encuesta según la cual el Partido Popular y Ciudadanos sacarían más escaños por separado que juntos en coalición. Yo la creo. Si la suma se hace solo para obtener más votos, puede ocurrir que la tendencia a la caída de Ciudadanos contagie al PP y la mala imagen que tiene el PP en Cataluña contagie a Ciudadanos.

En el caso de Galicia está más claro todavía. Si las encuestas de intención de voto sitúan al señor Núñez Feijoo a las puertas de la cuarta mayoría absoluta, ¿por qué tiene que aceptar la oferta de Inés Arrimadas, cuyo partido por el momento no tiene ninguna representación en el Parlamento gallego, ni ningún gallego de Ciudadanos consiguió escaño en el Congreso de los Diputados? Es cierto que cualquier partido le puede restar votos a sus afines, pero son riesgos que hay que correr cuando el Partido Popular de Galicia tiene la implantación que tiene y un líder con una fuerza que nadie discute, ni aquí ni fuera de aquí.

En tales circunstancias, una alianza pensada exclusivamente para elevar el número de votos, transmitiría la imagen de estado de necesidad o de miedo del PP, que es la que transmite Ciudadanos cuando propone unirse como tabla de salvación ante una probable debacle electoral en las tres comunidades autónomas en que habrá elecciones este año. Inés Arrimadas necesita sumarse a alguien y asumir los riesgos. No puede llegar al próximo congreso de Ciudadanos con una imagen de perdedora que, además, sería injusta. Pero ni el PP ni nadie están en política para practicar ese tipo de caridad.

Este cronista no es siquiera partidario de abrir las listas, como generosamente ofreció Núñez Feijoo. Los nombres de esas listas hay que pactarlos. Para que arranquen votos, tienen que ser atractivos. Y si son atractivos, tienen que ocupar un lugar de salida segura el 5 de abril. Y, si ocupan un lugar de salida segura, habrá que sacrificar a candidatos del PP, con el consiguiente cabreo de la formación. Si son uno o dos, el partido los puede asumir sin quebranto interno. Pero si llegan a la media docena, el PP tendrá un problema interno. Las aspiraciones de quienes se ven como candidatos no se pueden defraudar para dejar sitio a quien antes era un competidor. Y una lista ganadora no es una goma que se puede estirar o encoger según el grado de necesidad del perdedor.