Oviedo abre el Antiguo a las bicis

Raúl Álvarez OVIEDO

OVIEDO

Urbanismo ultima cambios en la señalización del centro histórico para permitir la convivencia de peatones, ciclistas y terrazas. El modelo se inspira en el de Vitoria y da prioridad a quien vaya a pie

28 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro de algunos meses, usar la bici para hacer la compra en El Fontán, acercarse a una exposición en el Museo de Bellas Artes o acudir a clase en el Conservatorio Superior de Música será una opción sencilla y respaldada por el Ayuntamiento para quienes deseen desechar el coche y moverse por Oviedo con libertad y sin problemas de aparcamiento. La Concejalía de Urbanismo prepara los últimos detalles para abrir a los ciclistas el casco antiguo de la ciudad y ha puesto los ojos en Vitoria, una de las ciudades españolas que más incentivan el uso de su vehículo, como fuente de inspiración para redactar su propia normativa. El equipo de gobierno aprovechará la reordenación del uso de los espacios del barrio histórico que, inevitablemente, habrá de acometer en cuanto acaben las negociaciones acerca de la modificación de la polémica ordenanza sobre las terrazas hosteleras heredada del PP para introducir cambios en la circulación que permitan a las bicicletas compartir esas calles. En todo caso, no se tratará de una revolución, sino de una reforma: las vías seguirán siendo peatonales y quienes las atraviesen a pie siempre tendrán la prioridad.

El equipo de Urbanismo es declaradamente probici y señala que, hasta ahora, esa opción nunca se ha tenido muy en cuenta en Oviedo. El concejal Ignacio Fernández del Páramo cree que ha llegado el momento de invertir la tendencia, aunque ha escogido el enfoque de la pedagogía y el diálogo para no contraponer a los ciclistas con los peatones o los conductores. «El objetivo es la movilidad sostenible, pero queremos trabajar en la mesa de evaluación y seguimiento [de la ordenanza sobre terrazas] para alcanzar acuerdos aceptables para todos», señala. En ese foro, además de los representantes municipales, coinciden los vecinos, comerciantes y hosteleros de la zona y miembros de colectivos de discapacitados. Además de conciliar los intereses y las prioridades de esos colectivos, la intervención del Ayuntamiento debe integrar también las exigencias de las normativas supramunicipales que acotan su margen de maniobra: la legislación estatal que fija las condiciones básicas para las terrazas y la autonómica de protección de los numerosos bienes culturales censados en el Antiguo.

Es una labor de engarce delicada pero factible. Vitoria, que ha diseñado un anillo ciclista de 154 kilómetros de longitud a través de su malla urbana y ya tiene en servicio casi 120 kilómetros, es el modelo para Oviedo. Una de sus disposiciones también permite el paso de bicis por el casco viejo en calles de uso compartido con los peatones, aunque marca restricciones horarias, periodos del día durante los que los ciclistas deben apearse para poder acceder a esas calles. En la capital asturiana, aún no se ha avanzado tanto como para que ese detalle esté ya decidido. Lo cierto es que el Ayuntamiento admitirá en el Antiguo dos tipos de vehículos: las furgonetas de reparto que, como hasta ahora, podrán aprovisionar a las tiendas y los bares del barrio hasta media mañana y las bicicletas. No habrá carriles bici específicos, pero sí cambios en la señalización para admitir su paso y recordar que los peatones siguen teniendo la prioridad en todos los casos.

La referencia a Vitoria es ambiciosa porque la ciudad vasca se ha marcado el objetivo de que el 95% de su población viva a menos de 250 metros (o un minuto con un ritmo pausado de pedalada) de un acceso a su anillo ciclista. En algunas calles, quienes van a pedales incluso tienen autorización para usar los carriles reservados a los autobuses y el tranvía. Oviedo, por el momento, se plantea un problema de menor escala pero no fácil de resolver en todos los casos: cómo lograr que en alguna de las estrechas calles y plazuelas del Antiguo puedan convivir en armonía los peatones, las bicis y unas terrazas que, para cumplir la ley, deben estar al menos a metro y medio de la fachada más cercana. Para empezar a abordarlo, Urbanismo propone limitar las terrazas con cortavientos que indiquen claramente dónde acaban y disuadan a los clientes de rebasar los espacios reservados. El consumo de bebidas fuera de las áreas habilitadas ya está prohibido con la normativa actual.

El proceso seguirá en la mesa de negociación. Fernández del Páramo asegura que el equipo de gobierno no aprobará nada hasta contar con una solución admisible para todos los intereses en conflicto.