«De Lorenzo se ha puesto nervioso porque hasta ahora había sido intocable»

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

OVIEDO

Ana Rivas, concejala del Ayuntamiento de Oviedo
Ana Rivas, concejala del Ayuntamiento de Oviedo Ayuntamiento de Oviedo

La concejala de Infraestucturas analiza la situación del Ejecutivo local. Reconoce diferencias en la puesta en escena con sus socios de gobierno pero destaca que casi todos los acuerdos se alcanzan por unanimidad

28 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ana Rivas es uno de los concejales con más experiencia en el Ayuntamiento de Oviedo. A sus ocho años en la oposición a Gabino de Lorenzo, se suman los dos como miembro del equipo de Gobierno. La responsable del área de Infraestucturas y Servicios Básicos reconoce diferencias puntuales con sus socios en el ejecutivo, aunque destaca que la inmensa mayoría de los acuerdos se alcanzan por unanimidad. «Ya hemos aguantado lo peor», afirma antes de dejar claro que «no hay motivo para romper ahora». La concejala también carga contra Gabino de Lorenzo, al que acusa de estar nervioso.  

-Los tres socios (PSOE, Somos e IU) llevan casi dos años gobernando en Oviedo. ¿En qué ha mejorado la ciudad?

-La ciudad ha cambiado en que está mucho más abierta a la ciudadanía y a las asociaciones de vecinos. Atendemos con una visión mucho más abierta que antes. No voy a negar que en los últimos años habían hecho algo, pero nuestra llegada ha sido una bomba para las relaciones con la ciudadanía. No hay más que ver el número asociaciones que se han creado, eso demuestra que la gente tiene esperanza de poder acercarse al ayuntamiento y que les escuchemos.

-Una de sus principales quejas es la falta de trabajadores en el ayuntamiento. ¿Tanto condiciona su día a día?

-Muchos servicios están privatizados y eso implica que no tienes control sobre ellos. Pero además, quienes deberían estar vigilantes desde el ayuntamiento para que se cumplan esos servicios y dirijan el trabajo de las empresas, no existen. Se han reducido. Eso tiene que ver con la política de personal municipal. Desde la entrada en 2012 del PP en el Gobierno central, con sus restricciones, se nos impide contratar al personal que necesitamos, ya que impuso la tasa de reposición. En Oviedo, a eso que afecta a todas administraciones se añade la política de De Lorenzo de no contratar personal. Quería una plantilla muy pequeña. Eso ha envejecido el grupo de funcionarios. Detrás de ello, con impedimento de reponer a los que se van, nos hemos encontrado con que no hemos podido reponer y tenemos un funcionariado cercano a la edad de jubilación y se ha reducido la plantilla todavía más que en otros territoritos. Esto nos afecta enormemente. No tenemos personal para hacer las funciones mínimas y eso condiciona toda la actividad municipal. Literalmente, sobrevivimos a esta situación.

-En las últimas semanas ha habido un cruce de declaraciones públicamente con Ana Taboada. ¿Cómo están las relaciones con su socio de gobierno?

-En las reuniones internas, aprobamos casi todo por unanimidad. El funcionamiento como equipo de gobierno es bueno, aunque de vez en cuando hay disfunciones. Disfunción no en la gestión, sino con la puesta en escena, en la exposición pública. Eso no tiene nada que ver con la gestión municipal. Yo soy más de gestión y me gusta que las cosas se hagan y a veces hay que salir en disposiciones que no me gustan porque no hay problemas internos. Es un problema de choque en la puesta de escena. Tenemos discusiones en el ámbito privado y diferencia de opiniones, pero de ahí salimos con acuerdos. Otra cosa es que públicamente se destaca cuando no hay acuerdos. Eso es normal, pero llegamos a acuerdos todos los viernes, casi siempre por unanimidad.

-¿Cómo encajan campañas como la del «Tramabús», con la que Podemos pretende desgastar a sus compañeros de partido en el ámbito regional?

-Distinguimos perfectamente, desde el principio. Una cosa es el gobierno, que tiene que funcionar como uno solo aunque seamos tres. De lo que hagamos tenemos que ser conscientes todos. Al ser partidos diferentes, en lo que no sea gestión municipal, cada uno tiene su visión. Eso es normal y no nos produce desazón. No nos gustan actuaciones como el «Tramabús», pero como gobierno, nada que decir, es un tema del grupo. Hay cosas de nuestros socios que no nos gustan, no es nuestra ideología y no va con nosotros, pero como gobierno no tiene que ver con nuestra gestión. Lo llevamos con mucha madurez.

-Son socios de gobierno pero a las elecciones volverán a presentarse por separado. ¿Teme que se tensen las relaciones en la última fase de la legislatura?

-No lo sé. Al menos nosotros no estamos en ello. Entendemos que el gobierno tiene que gestionar, el objetivo es mejorar la calidad de vida y el compromiso es por cuatro años y seguiremos remando en esa dirección. No nos planteamos que alguien tense la situación. Gestionaremos como gobierno en las mejores condiciones, buscando acuerdos en el ámbito municipal y demostrando que se puede trabajar juntos y que no pasa nada. Es más complicado, lleva más tiempo pero la democracia es eso y sales reforzado. Las cosas no son blancas ni negras, hay una gama de grises importante. Nos une un marco ideológico conjunto en el que lo complicado es encajar el engranaje, pero tenemos la base.

-Decían que no iban a durar ni seis meses y llevan dos años…

-Llevamos dos años. Algunos están sorprendidos y nosotros estamos mucho más asentados. Hemos aguantado lo peor, saber hasta dónde estaba dispuesto cada uno, así que no hay motivo para romper ahora. Por nuestra parte no va a quedar.

-Gabino de Lorenzo amenaza con llevarles a los tribunales. ¿Qué le parece su actitud?

-Se ha puesto nervioso porque hasta ahora había sido intocable. En sus 21 años de gestión municipal, era como «yo soy intocable». Muchas de las cosas que ahora se denuncian y se consideran indebidas, ya no digo delito, las hemos vivido en este ayuntamiento. Yo he estado 8 años en la oposición y allí ya lo denunciamos. «Qué más dará que falte un popelín», decía en los plenos. La persona que consideraba que los procesos no eran importantes, no puede escudarse ahora en eso. Eres o no eres responsable. Ahora se ha puesto nervioso.

-En gobiernos, tanto locales como regionales, en los que el PP gobernó durante varios años, como fue el caso de Oviedo, se están destapando casos de corrupción. ¿Cree que aquí pudo pasar algo parecido?

-Siempre hemos denunciado lo que estaba mal hecho, fuera o no ilegal. Muchas veces no podemos demostrarlo, pero poníamos en evidencia lo que eran, al menos, malas gestiones. Cuando hemos encontrado indicios de irregularidades, los hemos denunciado a la fiscalía o en los tribunales. Nadie nos ha pedido buscar más. Nunca se debe denunciar un delito sin pruebas, porque eso es un delito en sí mismo. Pero sí poner en evidencia la mala gestión, eso sí se puede decir. No sé si es delito Villa Magdalena, pero es una mala gestión clarísima y él podrá decir lo que sea, pero es responsable. Él confunde delito con una actuación indebida desde el punto de vista administrativo. Si alguien cree que él no era responsable, que levante el dedo. Era su manera de actuar y suyas eran todas sus decisiones. Estos días ha salido a luz el tema la parcela de Olloniego, que hemos denunciado nosotros. La fiscalía no lo quiso investigar y a la tercera vez encontraron algo y ahora se va a abrir juicio oral. Es una cuestión no de saber que hay irregularidades si no de saber demostrarlas. Desde la oposición es más difícil ponerlo en evidencia. No sé si hay delitos, pero sí irregularidades en la gestión.

-¿Qué parte le toca a su concejalía del remanente de tesorería?

-Nos tocan casi todas las obras públicas. La idea inicial puede salir de otra área pero acaba cayendo aquí toda la parte de inversiones. También otras que no son inversión y otras que, siendo inversión, no son obras. Este año es todavía más complicado al no haber presupuestos del estado. Hay que separar los remanentes en varias fases y dependiendo de que se aprueben los presupuestos habrá más remanente o no. Si se aprueban, tenemos una segunda tanda prevista. El remanente de 2016, por poner un ejemplo claro, nos sirvió para tramitar todas las obras, quedó solo un porcentaje del 1% sin hacer. Solo nos dejamos dos por no llegar en plazo, y se están ejecutando ahora, y otra porque no conseguimos toda la documentación. El resto, las no ejecutadas en 20016, ya están. Tuvimos que volcarnos en el remanente. El presupuesto principal se ralentiza y tenemos que quedarnos con los remanentes. Es difícil de gestionar.

-¿Considera que la ciudadanía no percibe el trabajo del equipo de gobierno?

-El primer año no se vio el trabajo que estábamos haciendo, era mucho trabajo de fontanería porque los proyectos que quieres sacar tienes que elaborarlos y te encuentras trabas, pero al final, una vez que se van pasando procesos, se va viendo. Hemos tenido 30 obras simultáneamente en Oviedo. Se consiguieron proyectos y ahora se está empezando a ver lo que hacemos. Ahora ya está todo más escalonado, pero seguimos con las limitaciones económicas y las que marcan desde el Estado. Estamos haciendo una renovación importante de las instalaciones. El personal está haciendo malabarismos para llegar a todas partes, pero se está haciendo. Tenemos todo encarrilado, pero hay que reconocer que los marrones de la herencia recibida han condicionado mucho.

-¿Presenta el Tartiere, tal y como denuncia De Lorenzo, problemas de seguridad?

-Ha habido una falta de memoria importante por parte de quien quiere utilizarlo indebidamente. La denuncia fue en un momento inapropiado y la persona que lo hace también, porque es el responsable. Cuando llegamos, en diciembre de 2014, el equipo anterior había firmado un contrato con el Real Oviedo, porque hasta ese momento el mantenimiento era responsabilidad del club. En ese momento, para apoyarles y que no se ahogaran, decidieron hacerlo de otra manera. Ellos mantenimiento la limpieza y costes salvo lo estrictamente deportivo. Cuando lleguen a primera, se harán cargo ellos. Cuando llegamos, estaba así. Nos pusimos en contacto con el club para ver sus necesidades y conocer los problemas. Los funcionarios analizan la situación del campo, se contrata un estudio de la estructura, los problemas de placas, en el campo, en los banquillos, en la tornillería… el estudio plantea qué medidas son urgentes, fija otras para realizar en un año y otras para cinco años. Hay una planificación de actuaciones en el Tartiere en cuanto estructura que dice qué tenemos que hacer.

-¿Está controlado quién tiene acceso a cada local?

-Hay instalaciones ocupadas por entidades que nada tiene que ver con el club, algunas ni con el deporte, cedidos por Gabino de Lorenzo. Alguna sin documentación. Cuando llegamos, quisimos hacer una reorganización, ver quién está y tener control de quién está en cada local. Se cambian las cerraduras, se llama a los responsables de las organizaciones y se les dan dos llaves a cambio de un documento firmado por el que se hacen responsables del uso del local. Todo el mundo lo vio normal. Me extraña que ahora sea un problema cuando nosotros lo controlamos. Nos denuncia por algo que no se hacía en su etapa. Estamos haciendo todo lo necesario para que las instalaciones estén correctamente. Se cambiaron hasta los mandos del parking. Al hacer este control, que te digan que hay descontrol… El descontrol era antes.

-¿Cuál es el problema con la sectorización?

-Miramos la legislación y solo encontramos que hay que separar a la afición visitante. Eso está hecho, se hizo en 2015. Preguntamos al Real Oviedo y dice que hay que separar para poner precios diferentes. Preguntamos en qué podemos basarnos, nos dicen que lo decide la federación. Hablamos con ellos, nos dicen que eso era elección del club… Pedimos un documento que nos diga en qué podemos basarnos para sectorizar. Preguntamos al arquitecto… No tenemos a nadie que nos oriente en qué consiste. Tenemos un informe del año 2015 en el que nos dicen que no se puede sectorizar, que lo dice el arquitecto. Se lo explicamos, pero pedimos más información y más opiniones. Buscamos quién puede asesorarnos pero nadie consigue decir dónde preguntar. Hablamos con el colegio de arquitectos, contratamos un proyecto que analice si se puede o no y hasta dónde se puede. Llegamos a la conclusión de que es decisión del club para mejorar su organización. Entendemos el planteamiento, quieren separar por precios de entradas. Ahora que nos digan si se puede y hasta donde. Contratamos un estudio para que nos digan qué podemos hacer, que tendríamos que hacer y cuánto nos puede costar. No hay ninguna normativa que explique exactamente en qué consiste esa sectorización. Seguimos buscando una solución, no tenemos inconveniente en que se haga.

-Algunas asociaciones se quejan por la limpieza de la ciudad. ¿Qué han hecho en esa materia?

-Hay que diferenciar la limpieza de las calles de las pintadas. Lo que hemos hecho en materia de limpieza, se ve. Hemos fregado las calles. Hicimos una limpieza a fondo de todos los barrios que se habían abandonado. Estamos haciendo una campaña, que todavía no terminamos, con tres máquinas a todo trapo. Luego seguiremos con un mantenimiento permanente.

-Y en el tema de los grafitis?

- El grafiti es una expresión artística callejera, lo que hay en la mayoría de los casos en Oviedo son pintadas. El problema, no solo en Oviedo, son los pintarrajeadores. Ese sí es un problema diferente. Hemos empezado, y ya se percibe, la limpieza por zonas y control en las zonas limpiadas. Hemos hecho una coordinación mayor con la policía. En algunas zonas se desesperan porque empiezan a limpiar, y en cuanto se limpia, a la mañana siguiente, otra vez está sucia. Es desesperante. Estamos buscando otras alternativas, intentando hacer planes específicos porque no basta con limpiar. Hay que ir más allá. Vamos a empezar en el Casco Antiguo, que es donde el problema se acumula de hace más tiempo porque no se puede limpiar con máquinas, con limpiafachadas. Ahí está haciéndose un plan específico, con un tratamiento diferente al resto de la ciudad.